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27/12/2017: Eduardo Vila Echagüe: Vendedor a la fuerza

[Capítulo 22 de La Informática y yo]
Vendedor a la fuerza

El paso de Ingeniero de Sistemas a Vendedor es bastante traumático. Por lo pronto el sueldo, que aunque nominalmente es mayor, solo te pagan el 60% y el resto depende de las ventas. Como en el hemisferio Sur nadie compra nada en los primeros meses del año, con ese 60% había que sobrevivir. En realidad en IBM casi todas las ventas se concentraban en los últimos dos meses. Creo que es parte de nuestra forma de ser latinoamericana. No hagas hoy lo que puedes dejar para mañana. En Chile se renuevan los permisos de circulación en el mes de Marzo. Si vas 3 días antes del vencimiento, no hay nadie en los mesones, pero si vas el último día, las colas llegan hasta la calle. Supongo que no es una costumbre exclusiva de los chilenos.

El trauma se agrava cuando uno descubre que dejó de hacer algo apasionante para ingresar a un nuevo mundo bastante incomprensible. En vez de aplicar nuestro talento en resolver intrincados problemas lógicos, ahora tendríamos que usarlo para calcular cuánta plata recibiríamos a fin de mes. Se nos medía por dos conceptos: ventas e instalaciones. Una venta era un contrato que firmaba un cliente para que IBM le trajera equipos que él se comprometía a instalar cuando llegasen. ¿Comprometía? ¡En absoluto! El cliente no pagaba nada al firmar el contrato y si después no quería instalar el equipo, su único castigo era soportar las llamadas insistentes de una serie de gerentes de IBM. A poco andar descubrí que algunos contratos habían sido firmados a fin de año por el cariño que el cliente tenía por el vendedor anterior, pero sin ninguna seguridad de querer instalarlos. Cuando el equipo estaba a punto de salir de la fábrica te llegaba la cartita del cliente diciendo que se desistía, y el resultado era que en lugar de vender algo, lo habías desvendido, es decir, se restaban puntos a tu cumplimiento, acompañado de un tirón de orejas de tu Gerente. Lo único que uno podía hacer con eso era tratar de ganarse el cariño del cliente para que a fin de año también te firmara a tí este tipo de contratos optimistas, y ojalá que te cambiaran de territorio.

Con las instalaciones la cosa era un poco mejor. Los equipos se vendían o se arrendaban. En el primer caso no había vuelta atrás, pero cuando los arrendaban te los podían devolver en cualquier momento, pagando una multa en los contratos de plazo fijo y sólo con un preaviso de 30 días en los de plazo indefinido. O sea, aquí también podías ir para atrás. Se parecía al cuento de la ranita en el fondo del pozo que subía durante el día y bajaba algo menos durante la noche, sólo que la ranita terminaba llegando al borde del pozo en tanto que uno no siempre alcanzaba a salir de él.

En el frente doméstico la familia crecía. Mis hijas Sofía y Camila disfrutaban del pequeño jardín y sobre todo de tener una plaza a media cuadra de distancia, con amigos de barrio incluidos, algo que hubiera sido muy difícil viviendo en un departamento en Buenos Aires. Esperábamos otra hija para Marzo. Digo hija porque así nos los decían todas las agoreras que se juntan para estas ocasiones. Hasta que de pronto llegó la tecnología. A mi mujer por primera vez le hicieron un escáner y allí se vieron cosas que contradecían todos los augurios. Al salir mi mujer recorrió las calles de Santiago tocando la bocina y gritando: — ¡Es un varón! — en medio de la sorpresa de los transeúntes. Como sólo habíamos pensado en nombres femeninos, cuando nació se nos había agotado la imaginación y le pusimos Eduardo como su orgulloso padre. Hasta el día de hoy me llaman desde los bancos preguntando por mí y al rato me doy cuenta de que se trata de mi hijo. Parte de la confusión es que en Chile se usa el apellido materno detrás del paterno, y para seguir siendo Vila Echagüe igual que mi papá, tuve que poner un guión en el medio, guión que no es aceptado por la mayoría de los sistemas computacionales. Además tuve que declarar una apellido materno que no figuraba en ninguno de mis documentos argentinos. O sea, todo un lío que mis hijos heredarán por no sé cuántas generaciones. Si no están convencidos, les cuento que en un tiempo las boletas para pagar los impuestos de mi casa me llegaban a nombre de un tal Eduardo José Birichahue Cossio.

No había pasado una semana desde el nacimiento de mi hijo cuando comenzó la guerra de las Malvinas. Fueron momentos difíciles para los que estábamos en Chile. Aunque en general los chilenos fueron muy respetuosos, era obvio que muchos estaban a favor de los ingleses. No era fácil para mí que tenía que poner mi mejor cara frente a algunos clientes. Pero también tuvimos otros motivos de preocupación menos dramáticos pero más inmediatos.


Las callecitas de Vitacura, en junio del 82
En junio de 1982 llovió como nunca. Desde la ventana de arriba de mi casa se veía la cancha de golf del vecino club Sport Francés. Poco a poco vimos que los fairways se iban cubriendo de agua y finalmente sólo quedaron los arbolitos en medio del mar. ¿Qué había pasado? Se había desbordado el río Mapocho, que recorre todo Santiago. La calle que pasaba por la esquina de mi casa se había convertido en un torrente, inundando las casas que daban a ella. El motivo del desborde era la construcción de un nuevo puente río abajo que había estrechado el cauce. El agua cubrió una vasta zona de Vitacura, dando razón al nombre de la teleserie en boga en ese momento: Los ricos también lloran. Me salvé por poco, porque yo había estado a punto de comprar una casa en esa zona, la que había sido cubierta por casi dos metros de agua. ¡Por suerte yo no era tan rico!

¿Cómo era mi actividad como vendedor? Se me había asignado un territorio y tenía una cuota que cumplir. El cómo se calculaba la cuota lo dejo para un capítulo posterior. El territorio era un conjunto de clientes intermedios, donde mayoritariamente tenían sistemas /370 4331, los que se suponía que yo debía hacer crecer. En mi primera ronda con los clientes me percaté de que la cosa no sería tan fácil. Algunos como Nestlé eran filiales de empresas extranjeras desde donde ya les habían advertido que la arquitectura /370 era sólo para países grandes y que debían migrar a arquitecturas más sencillas. En otros los ejecutivos provenían de la Universidad Católica donde IBM nunca había logrado colocar sus equipos. Tenían experiencia en DEC y estaban tentados de cambiar de proveedor. Por último estaban los que no tenían mucha estima por los argentinos, a los que consideraban sobrados y prepotentes. ¿Sería cierto? Con ellos yo trataba de hacerme el humilde, pero no sé si me salía bien. Las cosas cambiaron con los años, cuando el gran desarrollo de Chile hizo que sus ejecutivos salieran a los países vecinos. Recuerdo un chiste que se contaba en Bolivia, donde se decía que los profesionales chilenos eran tan prepotentes como los argentinos... ¡pero peor vestidos!

Ser vendedor tenía algunas ventajas. Pude ver los principales partidos del Mundial del 82 en las instalaciones de mi cliente Caja Bancaria de Pensiones. En realidad a la Argentina le fue regular, con Maradona y todo, pero a Chile mucho peor, con tres derrotas en otros tantos partidos. La Caja era el único organismo de la antigua previsión que no estaba fundido, pero su existencia ya no tenía sentido con la aparición de las Administradoras de Fondos de Pensiónes (AFP). Inició un proceso de transformación a proveedor de seguros de salud (ISAPRE), el que incluyó la incorporación de nuevos ejecutivos de la Católica que al poco tiempo reemplazaron los equipos IBM por DEC, pero afortunadamente para entonces yo ya tenía otro territorio. ¡Perdió mi sucesor!


El Sistema IBM /38
El único éxito profesional de ese año fue la venta de un Sistema IBM /38 en la Caja de Compensación la Araucana. Yo no entendía gran cosa de este sistema. ¿Será ese el motivo de mi éxito? Sólo sabía que el /38 tenía incorporada por hardware una base de datos relacional donde se guardaba toda la información. El sistema operativo administraba todo el almacenamiento en forma automática, sin hacer distinción entre la memoria principal y los medios magnéticos, tarea que en los sistemas /370 con DOS/VSE consumía gran parte del tiempo de los administradores humanos. Esta arquitectura terminó siendo muy exitosa e IBM la continuó en las familias AS/400, iSeries, etc., siempre manteniendo la compatibilidad con las anteriores. Con esto el cliente puede conservar por tiempo indefinido su inversión en los Aplicativos, que a la larga es el principal aporte de la informática al funcionamiento de su empresa.

Por tratarse de una cuenta nueva ganada a la competencia, fui felicitado calurosamente por la Gerencia, aunque sospecho que el principal motivo de mi éxito fue que nuestro Gerente General, después de salir de la Marina había trabajado a las órdenes del Gerente General de la Caja, motivo por el cual éste le tenía gran confianza. ¿Ven que me estoy poniendo humilde? Ayudó a mi humildad el no haber cumplido la cuota, por lo que sólo cobré parte del 40% variable de mi sueldo. Pero la Gerencia pensó que eso se debía a mi falta de experiencia y que el en el futuro lo haría mejor como vendedor, manteniendo mi condición de tal para el próximo año, ¡justamente el año en que la crisis mundial llegó también a Chile!

Salté de la sartén argentina para caer en el fuego chileno, pero al menos este último se apagó en un par de años, en tanto que a mi querida patria le faltaba y aún le falta mucho camino por recorrer.

11/12/2017: Homenaje a Rebeca Guber - Rosana: ¡Digna y fiel sucesora!


Pasaron muchos pero muchos años pero llegó el momento tan merecido. Ayer, 11 de diciembre de 2017, se realizó un homenaje a Rebeca Cherep de Guber. La reunión para celebrarlo se realizó en el Instituto de Cálculo -¿dónde más iba a ser?- y el grupo sumó unas treinta personas. Estaba Rosana Guber, la hija, si quieren comenzar a conocerla allí van algunas de las cosas que encontré en la red de la premiada antropóloga. ¡Digna y fiel sucesora! Estaba Sol, la nieta, la estudiante de Física. Estaban un montón de amigos y gente que la conoció a ella o a su familia.


Rosana Guber tomado de Internet

Era mi primera visita al Pabellón 2 de la Ciudad Universitaria, o sea Ciencias Exactas. Me enteré que pronto pasará a estar en un nuevo edificio que se llamará Cero + Infinito.

En el camino al piso 2 me encontré con los tradicionales carteles de proclamas colgando de todos lados. Debo reconocer que, a diferencia del mamarracho que eran en mis épocas de Ingeniería en Paseo Colón, encontré arte y gracia en el conjunto. Vaya una imagen del que más me llamó la atención, a todas luces diseño de una de Las estudiantes de Exactas.



Cuando llegué la encontré, luego de casi 50 años, ¡Mimí García! Tiempos vividos en Hospital Escuela, 1970, yo en IBM, ella parte de un grupo en el que también estaba Liana Lew. Por supuesto que la reté:

–¿Cómo puede ser que nunca hayas venido hasta ahora a los encuentros de Dinos y Dinas en Club Palermo?

Juan Carlos Fränkel, Liana Lew, Rosana Guber, Jorge Ardoino y Mimí García
Foto de la familia: Rosana a la derecha, la nieta Sol al centro
Más fotos del acto
En cumplimiento de mi nuevo oficio, o sea cronista, me animé a abordarla a Rosana para el reportaje de rigor. Me presenté como el cronista del Blog Dinos y Dinas de la Informática en la Argentina.

–¿Qué es eso?
–Es sobre los Dinosaurios de la Informática, lo encontrás fácil en Internet. Hay muchas menciones sobre Rebeca que están allí.
–Ella nunca usó Internet.

El dato me sorprendió, pero no se lo dije.

–Yo era un gran admirador del libro que escribió tu madre. Bueno el de Sadosky - Guber pero dicen que tu mamá fue la que más trabajó en él. Soy ingeniero y cuando estudiaba mi carrera para mí ese libro era un placer comparable al placer que me da jugar al ajedrez.
–El marido de mi mamá en esa época, mi papá, también era ingeniero. Él fue de los primeros en entrenarse con esos ejercicios.
–Contame tus emociones del momento. Este es un homenaje algo tardío, me parece.
Gracias Liana por la foto
–No, está bien, se hace cuando se puede. Con reciprocidad. Mi mamá no quería ningún homenaje. 
–Era realmente muy modesta.
–No le gustaba, le daba como vergüenza. Es una reciprocidad en el tiempo, uno les va dando a ellos parte de lo que nos dieron, y así la cadena.
–Yo no sabía que todavía vivía. Tan famosa y tan oculta.

Pablo Jacovkis, ex Decano, dio comienzo al acto. El primero en hablar, motor y organizador del mismo, fue Guillermo Durán: "... Este es un homenaje necesario, está bueno hacerlo en vida. Aunque no está del todo bien de salud y no pudo venir, por lo menos puede enterarse de que esto está existiendo. Muchas veces intenté antes, varios intentamos, hacerle una entrevista, pero siempre decía, “Yo no tengo demasiado para contar. Para qué. Busquen otro”. Algo absurdo, en una entrevista de ciencia, quién podía tener más que contar que Rebeca. Ese siempre fue su estilo, de una humildad a veces exagerada. Esto había que hacerlo, lo hablamos muchos y con Rosana y con Sol, y aquí estamos".

Siguió Liana, emocionada en extremo, y Juan Carlos a continuación. Encuentran los discursos allí abajo.


Mensajes para Rebeca Cherep de Guber texto recibido de Liana Lew

En el video, Liana lee su mensaje, muy emocionada.





Habló luego Juana Carrizo, que compartió con Rebeca sus últimos años en el Indec. Estaba en la oficina de al lado cuando tuvo la entrevista final, de despedida, con el nuevo Subdirector: "–Y, Rebe, ¿cómo te fue? –Beba, yo te digo una cosa. Para levantar una institución se precisan muchos años y mucho esfuerzo. Pero para tirarla, es suficiente un minuto". Leyó también un mensaje de Gladys Massé: "más allá de mi admiración por su trabajo, conocí a una mujer muy solidaria, siempre preocupada por el otro...".

Pablo el anfitrión recordó el rol de Rebeca en ACT, primera empresa privada dedicada a Modelos Matemáticos, fundada por Manuel, Rebeca, Juan Chamero y su padre, David. Recordó en especial los modelos desarrollados para la Cuenca del Plata, a fines de los sesenta. "Una cosa realmente novedosa para la época". 

Hugo Scolnik hizo su aporte entretenido, contando la visita al Instituto de Cálculo de Pedro Zadunaisky, el famoso astrónomo. "Nadie sabía quién era, hubo que explicarle a la gente que era un especialista en Mecánica Celeste... Búsquelo en Ezeiza, tráigalo, trátelo bien, me dijo Sadosky... Aguanté como pude las tres horas de curso sobre el cometa Halley... ya no daba más... Le pedí a Rebeca si lo podía recibir un rato y se lo dejé... liberado... A los dos minutos escuché gritos de los dos y fui a buscarlo... Se habían agarrado de los pelos por algún tema de órbitas... ¿Quién es ésta?, me preguntó Zadunaisky... Pero después se amigaron. Menos mal que no fue Ministra de Relaciones Exteriores".

Irene Loiseau: "... el Instituto de Cálculo, la ESLAI y muchas otras cosas, no hubieran sido lo mismo sin Rebeca. Varias generaciones teníamos una deuda de hacer este homenaje. Por suerte, aunque sea tarde, lo estamos haciendo".

Julián Dunayevich: "Hoy está la familia aquí. Para mí era la Bobe, aunque no soy tan joven. Era la Bobe, es la Bobe. Con una rigurosidad en el trabajo de la que mucho aprendí, y que hoy sufren los que dependen de mí... Cuando me traen algo escrito, hasta que no esté perfecto, ¡no sale! Así era Guber".

Mario Albornoz, que fue compañero y jefe,: "Además de compartir lo que dijeron todos, lo que más destaco de ella es que fue muy buena amiga. Generosa e incondicional".

El director del acto, Guillermo Durán, le dio la palabra a Rosana. La escuchan en el video. Palabras que me impactaron. ¡Digna y fiel sucesora!



"Para estar en el vagón y a veces para manejar la locomotora hace falta no, no caerse, hace falta levantarse... La decisión y el amor por lo que hacía, yo creo que era inmensamente superior al amor que me tenía a mí [se ríe y escucha risas]."

Creo que fue Mario Albornoz el que dijo luego que en el período en que trabajó con ella, por 1991-1992, había un tema que la apasionaba a Rebeca todavía más que su trabajo: su nieta Sol. No paraba de hablar de ella. No estoy seguro si escuchar esto sirvió de consuelo para la hija.

A continuación llegó el momento de descubrir la placa, cosa que hicieron Rosana y Sol, quien no podía contener las lágrimas.

Cuando leyó la placa, Rosana no pudo dejar de notar un desliz en la escritura y lo puso en evidencia. ¡Digna y fiel sucesora!

El video registra el momento de la lectura, que matiza con algunos comentarios añadidos.


"No se preocupen", dijo luego Jacovkis, cuando nos mudemos a Cero Infinito, la placa viene con nosotros.

Después del acto fuimos premiados con un festín de aquellos.

¡Felicitaciones Rebeca, Felicitaciones Sol! 

¡Gracias Organizador Guillermo Durán, Gracias Pablo Jacovkis, Gracias actual Decano, Juan Carlos Reboreda, Gracias Liana,... Gracias Todos!

¡Felicitación especial para Rosana, digna y fiel sucesora!

Hernán Huergo

08/12/2017: Eduardo Vila Echagüe: Último año como Ingeniero de Sistemas

[Capítulo 21 de La Informática y yo]
Último año como Ingeniero de Sistemas

Al cruzar la Cordillera mi preocupación era qué me dirían del tamaño artefacto que llevaba en mi auto, más parecido a un enorme cañón que a lo que realmente era. No nos olvidemos que los dos países habían estado a punto de ir a la guerra algunos meses atrás. Pasé la aduana argentina sin ningún problema, pero al llegar a la chilena, sucedió lo que me temía. El aduanero me espetó: — ¿Qué lleva ahí? — Contesté con voz finita: — Un telescopio —. Durante unos largos segundos me quedó mirando, quizás tratando de ver si el aparato era un riesgo para los ecosistemas chilenos. Finalmente me preguntó: — ¿Cuál es su profesión? — Mi respuesta fue igualmente veraz: — Ingeniero — Transcurrieron unos segundos y finalmente me dijo, con voz amable: — Claro, lo necesita para su trabajo, pase no más — Y así fue como volví a entrar a Chile. Ya saben, mis queridos colegas, ¡cuando viajen no se olviden de sus telescopios!

Viña y Vzalparaíso vistos desde Reñaca
Desde allí me fui directo a Viña del Mar, donde me esperaba mi familia. Habíamos arrendado por enero una casa en Reñaca, un balneario a pocos kilómetros de distancia, para pasar mis últimas vacaciones como empleado de IBM Argentina. Hice un viaje a Santiago para ver cuál sería mi próximo trabajo. Les conté que era experto en Terminales Industriales y sistemas IBM 8100, pero me comunicaron que no se habían anunciado ni se anunciarían en Chile. Me dijeron que me incorporarían a una nueva gerencia responsable por las aplicaciones en los sistemas /370. Me gustó la idea; era volver un poco a lo que yo había vivido en mis primeros años en IBM, cuando los Ingenieros de Sistemas nos involucrábamos en la programación de los clientes, incluso escribiendo código como recuerdan conté en los primeros capítulos de este libro. Esto se hacía como parte del costo de los equipos, pero a principios de los 70 un dictamen de la Comisión Antimonopolios de EEUU nos obligó a cobrar por separado estos servicios, al igual que por nuestro software de sistemas. Muy pocos los contrataron y como consecuencia IBM se empezó a alejar del núcleo del negocio de sus clientes, el que quedaba plasmado en el diseño de sus principales aplicaciones. Por ese motivo los Ingenieros de Sistemas nos fuimos convirtiendo en tan sólo expertos en la configuración e instalación de nuestros productos, cada vez más lejanos de la programación.

Pero yo tenía un problema más inmediato que resolver. El 1 de febrero tenía que entrar a trabajar en las oficinas de IBM en Santiago y aún no teníamos casa donde alojar. Decidí que mientras tanto íbamos a arrendar algo en el centro de Viña y yo viajaría todos los días. No fue fácil conseguirlo, porque febrero es el mes de veraneo preferido por los chilenos. En Argentina es más bien enero y, aunque no sé el motivo, les cuento lo que decía un amigo con el que veraneábamos juntos en Punta del Este. Según él, convenía ir en enero porque las hijas de los abogados eran más lindas que las hijas de los comerciantes. Es que enero en Argentina es el mes de la feria judicial, en tanto que en febrero toma vacaciones el comercio. Como finalmente me casé con una hija de marino que conocí en pleno invierno, no tengo opinión al respecto.

Finalmente conseguimos un departamento tan pequeño que tuvimos que poner la cunita de la beba dentro de un closet, al que llamábamos cariñosamente 'cárcel del pueblo'. Yo me levantaba a la madrugada para tomar el bus de las 7:15, el que afortunadamente pasaba por la esquina. Haciendo transbordo en el Metro (Subte en argentino) alcanzaba a llegar a las 9 a la oficina. Allí me presenté a mi nuevo jefe, quién me explicó en líneas generales la composición de su grupo. Si mal no recuerdo éramos ocho, de los cuales dos estaban destinados a soportar el SAFE/3600. Para los que no lo saben, este software para la banca fue la principal contribución de IBM Latinoamérica en materia de aplicaciones. Inspirándose en un proyecto pionero de IBM Venezuela de mediados de los 60, en 1975 IBM formó un grupo de trabajo con profesionales de Brasil, Venezuela y México, los que diseñaron un producto que permitió el funcionamiento en línea de nuestros bancos. Me siento idiota tratando de explicar a la generación de mis hijos algo que para ellos es totalmente evidente, el que hoy depositas en cualquier sucursal o cajero automático e instantáneamente el depósito queda disponible para retiros o transferencias desde cualquier parte del mundo. Seguramente me digan: — Papá, ¿en qué mundo vivías? ¡eras un cavernícola! — y otras bromas de idéntico calibre. Lo cierto es que Chile había empezado a salir de la caverna en 1978, con la instalación del SAFE en el Banco de Crédito e Inversiones. Para Argentina la luz llegaría años más tarde.

Terminal financiera IBM 3604
Le pregunté a mi nuevo jefe: — ¿y qué haremos los otros seis? Bueno, — me dijo. — ¿para qué crees que hemos traído un Ingeniero de Sistemas Senior desde Argentina. ¡Espero que tú me lo digas! No me atreví a recordarle que había sido degradado de Senior a Advisor en la pasada; me pareció más diplomático pedir algo de tiempo para pensarlo. Y también necesitaba más tranquilidad de espíritu, porque en ese momento casi mi única preocupación era conseguir casa para traer a mi familia a Santiago.

La idea que teníamos era comprar una casa en un barrio residencial. A diferencia de lo que ocurre en Buenos Aires, esos barrios estaban entonces solo a unos 20 minutos en auto del centro. Con mi señora veníamos los fines de semana a ver casas. Finalmente seleccionamos una en una urbanización nueva en Vitacura, en un área muy tranquila sin edificación en altura. Tenía un jardincito adelante donde se podría hacer una pequeña piscina, y otro atrás donde jugarían mis hijos durante el día y el papá buscaría asteroides en la noche. Todo muy bonito excepto el precio. Descubrí que juntando lo que había obtenido con la venta de mi departamento y mi estacionamiento, más algunos ahorros, sólo llegaba al 75% del valor. Pero resultó que esto que hubiera sido un problema insalvable en Argentina, no lo era en Chile. ¡Existía el financiamiento hipotecario a largo plazo! Podías elegir entre 6, 12 o 20 años, si no eras demasiado viejo. El crédito se otorga en una moneda virtual llamada Unidades de Fomento (UF) que se reajusta todos los días según la variación del IPC del mes anterior. Se había inventado en la década de los 60 para protegerse de la alta inflación, pero ésta en 1981 era muy baja, entre otras cosas debido a la fijación del precio del dólar. Ahí estuvo mi error. Debería haber aprendido de mi experiencia en Argentina. Compré la casa, al poco tiempo el dólar tuvo una primera devaluación, tres o cuatro años más tarde valía 5 veces más y mi casa en dólares la tercera parte de lo que me había costado, en tanto que yo tendría que seguir pagando mi hipoteca por unos montón de años más. ¡Oh, si hubiera guardado los dólares y arrendado en lugar de comprar...!

Habiendo resuelto no muy astutamente el tema inmobiliario, me concentré en el trabajo. Me junté con mis nuevos compañeros, dos de los cuales eran Ingenieros de Sistemas veteranos de los pocos que habían permanecido en Chile durante la Unidad Popular y tres eran jóvenes en cuyo entrenamiento yo había participado en mi anterior estadía. Conversando con ellos detectamos que los IBM 370 medianos y chicos prácticamente no tenían aplicaciones interactivas. Los terminales IBM 3270 eran utilizados sólo por los programadores y operadores de los sistemas. Los usuarios finales seguían interactuando con el sistema enviando formularios y planillas y recibiendo de vuelta listados. A lo más se habían reemplazado las viejas máquinas perforadoras por grabadoras de disquetes o en algunos casos por una aplicación en el mainframe que emulaba en los nuevos terminales las funciones de aquellas. El ingreso de datos seguía a cargo de las mismas que antes perforaban y verificaban tarjetas. Un compañero me contó que años más tarde en una de las divisiones de CODELCO, la empresa de extracción de cobre estatal de Chile, había visto una sala llena de señoras que tejían mientras conversaban animadamente. Cuando preguntó quiénes eran, le dijeron que eran las antiguas perfo-verificadoras que ya no tenían trabajo, pero que seguían ahí porque el sindicato no permitía que se las desvinculara. ¿Conocen situaciones parecidas?

Lo curioso es que esto no ocurría en los sistemas más chicos que ofrecía IBM, los Sistemas /34 y /36, los que normalmente se instalaban en empresas que recién se estaban iniciando en el tema de la computación y nunca habían pasado por la etapa de las tarjetas perforadas. No tengo mayor conocimiento de estos sistemas, pero aparentemente el sistema operativo no hacía diferencia entre procesos en lotes y procesos interactivos, en tanto que el compilador más usado, el RPG II, tenía facilidades especiales para la programación de las entradas y salidas por pantalla. En el mundo de los Sistemas /370 el sistema operativo había nacido para el proceso en lotes y el subsistema para el procesamiento interactivo, el CICS, era un injerto posterior. La programación CICS era compleja y requería de programadores caros que las empresas medianas no estaban dispuestas a pagar. Ese era el problema que tendríamos que subsanar.

Nuestro objetivo era lograr que este tipo de clientes pudieran al menos generar sencillas aplicaciones de entrada, visualización y modificación de datos, operadas por los mismos usuarios. Algo similar a lo que hoy hacemos diariamente en nuestras planillas de cálculo, pero en un ambiente de multi-tarea donde muchos usuarios podrían estar trabajando sobre el mismo archivo. Tomamos la decisión de usar el software DMS (Development Management System) que había sido anunciado años atrás por IBM pero que no se usaba mayormente. Este programa usaba plantillas similares a las del RPG para diseñar lo que queríamos ver en la pantallas, describir el formato de los archivos y especificar los movimientos de datos entre unos y otros. El programa de trabajo consistía en solicitar a los clientes interesados que asignaran un par de personas durante 3 meses y aportaran el archivo sobre el que querrían trabajar. El ciclo empezaba con un breve módulo de entrenamiento sobre el uso de los productos y después se le asignaba uno de los Ingenieros de Sistemas del Grupo para que los asesorara. Bautizamos el programa con el pretencioso título de DIAL (Desarrollo Interactivo de Aplicaciones en Línea) y se lo anunciamos a los vendedores.

En lo que quedaba del año alcanzamos a hacer un par de ciclos, con lo que dejamos una docena de clientes con las herramientas básicas para empezar a integrar a sus usuarios en la operación de las aplicaciones. Fue tan exitoso el programa que al terminar el año a los cuatro más jóvenes (yo no tanto) nos pasaron a Ventas. Claramente una mano negra se estaba encargando de encontrar mi nivel de incompetencia, tal como les contaré en el próximo capítulo.