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28/04/2018: Conversando con Ida Bianchi: Parte 1. La primera mujer de Burroughs

Ida Bianchi
Foto de su legajo en Burroughs

Ida Bianchi (23 de septiembre de 1937, Gallarate, Italia) se mudó unos kilómetros al norte a los cinco años, a Sesto Calende. Pagos de la empresa Savoia Marchetti, muy renombrada por sus famosísimos hidroaviones.

Sesto Calende sorge nel punto esatto in cui il Ticino esce
dal Lago Maggiore per riprendere il suo cammino verso il Po. 
–¿Cómo fue que te viniste a la Argentina, Ida? 
–Al terminar la segunda guerra mundial mis padres quedaron muy sensibilizados, con mucho temor a una tercera guerra. Perón estaba buscando especialistas aeronáuticos. Mi papá trabajaba como matricero y mi mamá como tornera en la Savoia Marchetti , pionera en hidroaviones. 

En tiempos de guerra: el padre Giuseppe, Ida con una prima,
la madre Celestina  
(izquierda) en la fabrica Savoia Marchetti 

Mi última foto familiar en Italia
despidiéndonos de los abuelos maternos. 

Los padres tenían ofertas de Cuba y de Argentina. Eligieron Argentina, contratados por la Marina. Llegaron en el Entre Rios, uno de los cuatro Victory comprados por la Argentina y utilizados para trasladar inmigrantes luego de la guerra. Estuvieron tres días en el viejo Hotel de Inmigrantes antes de conseguir transporte para Puerto Belgrano. Era junio de 1947. Ella tenía entonces casi 10 años.
Barco Entre Ríos, uno de los Victory
Mi cuarto grado. Asomo tímidamente
escondida entre las chicas arrodilladas. 
 
–Inmediatamente fui al colegio y entré a 3er grado viniendo de 3er grado de Italia o sea que salteé un año. La maestra nos dibujaba las letras nuevas para nosotros, la "y" la "x" , la "k", la "ñ", para las recién llegadas. Fue un año largo para mí, duró desde octubre a mayo en Italia y de agosto a noviembre en Argentina, pero me permitió ganar un año ya que aceptaron saltear el Primero Superior que no existía en Italia. 
Me recibí de maestra normal nacional a los 16 años. El último año lo hice en Buenos Aires, donde nos mudamos ya que aquí vivían parientes de mi mamá.  
1958- Maestra de grado- Estoy en el centro de la
fila del medio, apenas más alta que mis alumnos

Inmediatamente de recibida de maestra saqué la ciudadanía argentina y empecé a trabajar al frente de un grado y al mismo tiempo empecé a estudiar Medicina.
  
–¿Por qué Medicina?  
–Creo que fue porque me gustaba mucho el contacto con los chicos. Aún siendo alumna practicante sentía que los estaba ayudando y quise extender esas sensaciones con su gente sus familias, sus amigos y todo el que me necesitara. Y lo lograría como médica.
En Medicina todo fue bien hasta tercer año, cuando la carrera empezó a exigirme demasiado. Vivía en Bella Vista, trabajaba en escuelas de San Miguel, José C. Paz, etc., y estudiaba en la UBA. Se me hizo complicado porque en Medicina empezaban las prácticas y no podía hacerlas y además trabajar. Dejé Medicina. Tenía 19 años. Entonces hice los primeros cursos en Bull, los equipos de registro unitario, el primero fue de perfoverificadora.
–¿Cómo fue, quién te invitó?
Bull en aquel momento, 1958, tenía un grupo grande de italianos. Recuerdo a Guerrini, el número uno. Boldrini era nuestro amigo, Porreca era el instructor, eran muchos. A través de amigos en común me ofrecieron el curso de perfoverificadora, luego de operadora y después  hice el curso de tablerista. El instructor de todos esos cursos fue Leo Porreca. 

 

Fines del año 1959, en el Banco Francés e
Italiano para la América del Sud (hoy Sudameris)
En seguida del primer curso empecé a trabajar en el Banco Francés e Italiano para la América del Sud y a los pocos meses dejé el trabajo de maestra, que a esa altura trabajaba en turno noche para adultos. 
Ya trabajando en el Banco, en 1961, un pariente mío me pregunta si no quería hacer un curso en IBM para tener la oportunidad luego de empezar a trabajar como programadora en Molinos Río de la Plata. 
O sea que no tenías la seguridad de entrar a Molinos después del curso.
Decidí tomar el riesgo y dejé el banco. Hice el curso de SPS, 1401. Trabajé seis años en Molinos, donde conocí a mi marido. 
Grupo de Analistas y Programadores. 
Estoy entre mi compañera y el que luego
sería mi esposo, Héctor Luis Román

Un día dimos la gran sorpresa y anunciamos que nos casábamos.  Él, Hector Luis Román, era el Jefe de Analistas, o sea mi jefe. 
La primera decisión importante en común fue comprar un auto. Nos casamos con una misa un martes a la mañana, almorzamos con las respectivas familiares y alrededor de las 3 de la tarde apuntamos para la Panamericana sin rumbo definido. 
Ida Bianchi y Héctor Román
Recuerdo que a la altura de Campana hubo una gran tormenta que nos obligó a refugiarnos en la Comisaría y allí nos consiguieron un hotel modesto pero nuevo y muy simpático. Sin duda eso marcó nuestras vacaciones de allí en más, ya que siempre las hemos disfrutado recorriendo miles de kilómetros y sin planificación previa, no importa dónde estuviéramos. 
¿Tu jefe pasó a ser tu marido? 
–Por poco tiempo. Mi esposo dejó Molinos y fue como Gerente de Sistemas para un Laboratorio de zona norte, que quería un nuevo equipo y que debía ser seleccionado, configurado y puesto en marcha con migración incluida. Resultó ser un IBM/360.  
Yo continué trabajando un par de años más hasta que acepté una oferta de la empresa Standard Electric para el puesto de Jefe de Programación de un IBM 1440.  El equipo estaba instalado en su fábrica de San Isidro y el viaje resultó ser bastante largo, vivíamos en Congreso. 
Al mismo tiempo estuve trabajando free-lance para Administrative Advisors, un estudio que daba Service, que estaba implementando un sistema  Financiero-Contable muy ambicioso para un equipo NCR Century 200 con lenguaje Neat/3. Superpuse un poco las dos cosas. 
–¿Por qué dejaste Molinos? 
Había pasado de Programadora a Analista y ahí me quedé. 
En marzo/abril del 71 me llamó la atención un aviso chiquito en un diario: “el único defecto que tienen es enchufarse”. Era de Burroughs, que buscaba analistas. Para mí trabajar en un proveedos era un sueño lejano. Me presenté en Burroughs y lo que más les gustó fueron los conocimientos que tenía de IBM, de 1401 y de 1440. Me entrevistó el presidente de la compañía, una personalidad excelente, un señor. Un americano que estaba aquí desde varios años, se había casado con una argentina. 
–¿Te acordás el nombre?
Wise. Era alto, con prestancia. Me dice: 
-Vas a tener que pasar una entrevista con dos analistas de aquí de Burroughs. Las condiciones son, si ellos te aprueban, te hago un ofrecimiento pero con una condición. 
-Bueno, ¿cuál es la condición? 
-Serías la primera mujer de Burroughs, te pondríamos a prueba seis meses para ver si los clientes aceptan que una mujer los asesore. Si los clientes aceptan, si los operadores y programadores con los que vas a tener  que trabajar también te aceptan y si los gerentes con los que vas a tener que discutir los temas también, entonces te confirmamos. 
La oferta económica era un 10% menos que lo que ganaba en ese momento y tomé la decisión de aceptar. Los analistas eran Enrique Pena y Alfredo Pérez. Establecimos la entrevista, con horario y todo y después no sé qué pasó, no aparecieron ninguno de los dos. Wise confió en mí, y me dijo “Sí, entrá”. Yo aguanté la prueba. Estaba en un proveedor, era mi sueño.  
–¡Qué bueno! ¿Como fue tu carrera en Burroughs? 
Tuve muy buena recepción de los cuatro analistas que trabajaban en Burroughs entonces, yo era la quinta. Elsa, la secretara de Gerencia General, estuvo todo un mes acompañándome a almorzar para que yo me sintiera cómoda, no sé si espontánea o mandada por Wise. Al mes ya estaba integrada.   
El entrenamiento fue especial. Me dieron un manual de Assembler de B300/B500, un bloc de notas para mis apuntes, y los otros analistas me aclaraban las dudas cuando lo necesitaba. 
Al mes me llamaron: “En diez días empieza un curso de B300”. Respiré aliviada, por fin me van a dar un curso. “Estamos pensando en tales días y tales horas, ¿te viene bien?”. Me asombró la pregunta, ”¿Depende de mí, el curso?”. “Sí porque lo vas a dar vos”. 
Burroughs B300 Console
Recurrí al equipo y me dediqué con todo. Aprendí las instrucciones una por una. Al curso iban personas importantes, como el Gerente de Sistemas de Ford y también el Gerente de Sistemas de un Service importante, Bairesco. Salió muy bien, fue un gran éxito para mí. Una prueba de fuego que pude superar. 
–Una prueba de fuego detrás de otra. 

–Uno de los equipos que estaba en el Centro de Cómputos era un B500, equipo con el que tuve poco contacto, solo debí dictar un par de cursos. 
El equipo más grande era un B3500 con la típica configuración necesaria para un Banco.
Burroughs B3500
Fui conociendo este equipo al lado de Alfredo Pérez que estaba trabajando en la conversión del Banco Provincia dónde se estaban reemplazando 2 IBM 1401 por 2 B3500 con Cobol. Ante cualquier traba o duda en el funcionamiento del programa convertido, yo debía interpretar el código de la 1401 para que Alfredo pudiera analizar, corregir el inconveniente y seguir adelante.   
Después de eso empecé a asesorar algunos bancos que usaban la B300 y que utilizaban los Reader Sorters. 
No conocí el Sorter, ¿qué era? 
Maqueta de Sorter (Foto tomada por Ida)  
El Sorter es un lector de cheques de alta velocidad, leía desde 600 documentos por minuto y podía llegar a 1625 por minuto. El programa decidía que hacer con cada cheque y a cuál de los doce bolsillos enviarlo. En paralelo se imprimían en impresoras de hasta seis tiras cada una, las tiras sincronizadas con los bolsillos.
 En agosto de 1974 nació mi hijo Sergio y en agosto de 1975 nació mi hija Adriana. Fueron dos años un poco complicados pero en ambos casos pude trabajar hasta el ultimo día del embarazo.  
Asistí durante bastante tiempo a la Cámara Compensadora del Banco Central que hacía el clearing de todo el país. También Banco Francés, Banco Londres, Banco Boston. Otros fueron Banco Mendoza, Banco Israelita de Buenos Aires, el Banco San Juan, el Córdoba, el Israelita de Rosario, Entre Ríos. 
En el Banco Italia y Río de la Plata empecé a incursionar en Comunicaciones, implementando un sistema de respuesta de saldos en tiempo real. Estuve a cargo del proyecto de Time Sharing Comercial de Burroughs. Se implementó con éxito en Della Zoppa y en BGH.  
–¿El amor con COBOL cuándo empezó? 
Cuando comencé a trabajar con los Sistemas Medios (B3500 hasta 4900 y luego series V900). Fueron equipos diseñados para el lenguaje COBOL. Después de mi etapa de bancos fui a apoyar clientes como Ford, Autolatina. Droguerías del Sur, Droguería Suizo Argentina, Bairesco. 
–¿Qué experiencias tuviste siendo muchas veces la única mujer?
Tuve muchas anécdotas siendo mujer. En varios bancos del interior no habían previsto baños para damas, en Ejército no podía usar el ascensor de oficiales aunque fuera a ver al Teniente Coronel, no podía ir en pantalones. Tenían una estructura muy rara. El Jefe del Centro de Cómputos debía ser Capitán, los Analistas y Programadores debían ser Oficiales, los Operadores debían ser Suboficiales. 
Pero en general fueron anécdotas positivas, hice muchos amigos.
Con cajeros automáticos instalé el primero en el Banco Israelita de Rosario, le siguió el Banco Mayo, el Banco de Mendoza, el Banco de la Provincia de Buenos Aires que estaba iniciando el proyecto BAPRO I y bancos de Uruguay. 
Cada banco eligió como implementar su red de cajeros. Algunos pidieron que fuera llave en mano, el Banco Mayo solicitó el armado de todo el esquema administrativo y operativo pero quiso que le entrenara una persona para que los programara. El Banco Provincia seleccionó cuatro personas de su oficina de Organización y Métodos para armar un grupo de trabajo especializado pero programar el cajero propiamente dicho fue una de mis tareas.  
–Una verdadera experta en Bancos, por lo que contás.  
Posteriormente estuve asesorando y apoyando a clientes que requerían del armado de redes de comunicación de datos. 
Fue en esos años que conocí a Enrique Draier, nos vimos en varias charlas y presentaciones. Nos encontramos también "compitiendo" en alguna  propuesta. Al tiempo de dejar yo Burroughs, nos reencontramos en un espacio político en Vicente López compartiendo reuniones, charlas y proyectos en un partido vecinal. Allí se concretó una amistad que continuó luego en el ámbito profesional y personal. 
¿Cuánto tiempo trabajaste en Burroughs? 
Fueron 18 años.  
En 1988 pasé a Bagley que recién había reemplazado un NCR 315 por dos B2700, luego B3700 y finalmente migró a serie A. Allí trabajé como Jefe del Centro de Cómputos y Jefe del Área Técnica hasta mi retiro, en 1997.  
Al poco tiempo de comenzar yo en Bagley, mi esposo sufrió un infarto que lo mantuvo mas de un año sin trabajar. Decidió comenzar algo nuevo que no fuera muy exigente para su salud y consultó con los hijos si querían ayudarlo. Rápidamente se pusieron a trabajar y a pesar de que ninguno de los dos llegaba a los veinte años asumieron tareas claves para el proyecto que era desarrollo de un sistema de Liquidaciones y RRHH generalizado.  
Mi hijo se dedicó al desarrollo propiamente dicho, ya sabía Cobol y Assembler, aprendió LINC y Base de datos.  
Mi hija se sintió cómoda en el trato con los clientes, en presentaciones y reuniones con el personal de sistemas, relevamientos con los usuarios, implementación y puesta en marcha.  
Trabajaron casi diez años junto al padre, hoy mi hijo se dedica a la docencia y mi hija está a cargo del área financiera en una empresa multinacional de juguetes. 
 Continúa en Parte 2

27/04/2018: Daniel Bronstein: Nos visitó un Dino, residente en Lucca, Toscana

Este año el Dino Claudio Di Véroli, actualmente residente en Lucca, Toscana, pudo pisar suelo argentino recién en abril, ya pasado el encuentro Dínico.

Imposible volver el calendario para atrás para encontrar  y reencontrarse con todos los Dinos.
Mini encuentro en Croque Madame,
lunes 09/04/2018
La opción fue un mini encuentro con algunos Dinos, cosa que ocurrió le lunes 9 de abril en Croque Madame de Callao cerca de Las Heras.

En la ocasión los presentes pudieron brindarle a Claudio una muestra cabal del espíritu Dino.

Aquí están las fotos para compartir con todos, junto con el cálido abrazo que nos deja Claudio ya de regreso en su hogar en Lucca.

Se pueden ver, sentados en sentido horario: Claudio Di Véroli (en la cabecera contra la ventana), Enrique Simón, Héctor Monteverde, Hernán Huergo, Daniel Bronstein (en la otra cabecera), Antonio Martino, Miguel Kurlat, Alfredo Pérez y Lidia Seratti.





25/04/2018: Conversando con Conrado Estol: 2. Todas las neuronas encendidas


No me lo comentó él en estas conversaciones pero es bueno
compartir con los lectores el siguiente dato que conozco, otra satisfacción que obtuvo por su trayectoria en la CNIE y sus demás éxitos. En 1970 Conrado cumplía 39 años y confirmaba que era una celebridad. Fue elegido joven sobresaliente por la Cámara Júnior de Buenos Aires. 
Tenemos que hablar de los momentos gatillos de tu vida. ¿Cuál es el proceso por el cual llegás a Price Waterhouse? 
Una cuñada mía, la hermana más joven de Lilina, Kiki, que estuvo trabajando un tiempo como recepcionista en Price, allá por el sesenta y pico, me dijo, entusiasmada: “¡Vos tenés que estar acá! ¡Hay trabajos que se hacen que podrías hacer vos! ¡Hay gente muy interesante!”. 
La idea quedó dormida en la mente de nuestro amigo por unos años y despertó en 1972, cuando leyó el aviso en el diario. Price Waterhouse pedía un experto en EDP. 

Vaya que nuestra profesión ha tenido nombres que fueron cambiando con el tiempo, desde Computación en los orígenes hasta el nombre actual, Informática. Palabra inventada por los franceses, allá en 1962, impuesta en todo el mundo a lo largo de la década, excepto claro está en los países de habla inglesa, que si bien aceptan la palabra como un casi sinónimo, se resisten a cambiar su término preferido, Computer Sciences. De todas las denominaciones, EDP, Electronic Data Processing, siempre me pareció la más desafortunada.

Conrado escribió su carta y fue recibido por el Gerente a cargo del tema EDP en Price Waterhouse Sudamérica, un norteamericano residente en San Pablo.
Me entrevistó en Buenos Aires y nos caímos mutuamente muy bien. Cuando le dije que había implementado en sistema de búsquedas en Executives me dijo: “Yo implementé un sistema muy parecido…” y empezó a preguntarme detalles de mi sistema, realmente interesado.
Fue el elegido, ya se lo imaginan. Entró como Gerente en Consultoría, especialista en EDP para los proyectos que lo requerían, y prontamente convertido en consultor de amplio espectro, no sólo de Informática.
–¿Cómo fue tu experiencia que entraste como ingeniero aeronáutico especializado en Computación en una empresa de contadores? 
Por empezar, unos manuales blancos que había en Price de Contabilidad, las "Normas contables generalmente aceptadas", referencia de todos los contadores, me los estudié casi de memoria. Me podían hablar de amortización, de estados contables, de plan de cuentas, estaba preparado para todo. Al principio me sentía sapo de otro pozo. Pero por suerte me integré rápido. 
Cuando Conrado Estol se convirtió en Socio, cuatro años después, 1976, todos se sorprendían cuando recitaba con fluidez de contador párrafos completos de las famosas normas generalmente aceptadas. 

Por lo que vi en su curriculum, eso de estudiar Contabilidad lo llevó a mayores logros. Desde 1991 es Doctor en Ciencias de la Administración (Universidad de Belgrano).

Desde 1983 comandó el Departamento de Consultoría hasta su retiro, 1991. Los negocios no pararon de crecer en todos los rubros, muy en especial en los informáticos.

Yo, que ya lo conocía de años, lo conocí de mucho más cerca cuando en  1983 decidió incorporarme a Price Waterhouse como Gerente. Fui un nuevo sapo de otro pozo en la empresa de contadores, segundo ingeniero devenido en Socio de la firma argentina. Gracias a Conrado. Como él, estuve 19 años en esta firma de mis amores.
¿Cómo siguió tu vida cuando saliste de Price?
De pronto me sentí un viejo.
Nunca le creo cuando me dice estas cosas.
Héctor Masoero (2018)
Pero lo que me ayudó mucho fue una llamada. Héctor Masoero, hombre de Techint, entonces uno de los Directores de Telefónica. Yo acababa de salir de Price. "Conrado, necesito que me ayudes un mes, un poco más. ¿Podés acompañarme a una primera reunión mañana a las dos de la tarde?”. 
Allí estuve. Había gente de Techint, del City, de Telefónica Argentina y de Telefónica de España, cuatro culturas fuertes y bien distintas. La reunión terminó a  las dos de la mañana.  
Lo que iba a ser poco más de un mes, se extendió por años. Ahí lo conocí a Naren Bali, Director de Sistemas de Telefónica. Un Físico, fue profesor en California, hablaba inglés perfectamente. Una gran persona. Nos caímos muy bien el uno al otro. 
¿A quién no le cae bien Conrado Estol?
–Lo conocí a Naren Bali, un tipo muy capaz, muy interesante. Le perdí la pista. 
–Estuve siete años trabajando para él, una persona excelente. 
–Vos fuiste docente en EE.UU., en la Universidad de New York ¿Cuando retomaste la docencia en la Argentina? 
–En la Fuerza Aérea fui Profesor en la Escuela de Comando, de 1965 a 1974. Dictaba los Cursos Básicos (Capitanes) y Superior (Vice-Comodoros)  Las materias eran Investigación Operativa, Proyectiles Autopropulsados y Procesamiento de Datos. 
A nivel universitario, de 1972 a 1974, fui Profesor de "Investigación Operativa I" e "Investigación Operativa II" para la Carrera de Posgrado de Administración y Organización de Empresas en la Universidad del Salvador.  
Relatar todas las actividades docentes que comenzó luego de su retiro es tarea ciclópea, prefiero que lo averigüen de su curriculum:


Las gentes más comunes hemos descubierto en él el significado de la palabra multilingual. Se defiende más que bien con el alemán y el francés. En el caso del inglés es capaz de reconocer y pronunciar los acentos más variados, mientras los demás nativos de esta tierra luchamos por intentar una pronunciación que no nos delate como hispanics. Ya sabemos que estudió ruso para traducir abstracts. Empezó a estudiar chino hace más de diez años. "Son 50.000 pictogramas para aprender y saber pronunciar", me dijo entonces. Me olvidé preguntarle cuántos lleva aprendidos.


Sin embargo, Conrado dice que el único idioma que habla bien es el castellano. Estaría tentado de pensar que es falsa modestia si no lo conociera como creo conocerlo. Sucede que el amigo es un auténtico modesto, de pies a cabeza, un socrático de esos que dicen en serio "Sólo sé que no sé nada". 
Tenés muchas pasiones, hobbies, cosas que te atraen. La informática, la docencia, la ciencia, la literatura. Te encantan Arturo Pérez Reverte, Ian McEwan, Vladimir Nabokov, Humberto Eco y seguro que muchos más. La música, los idiomas, el ajedrez. ¿Cómo hacés para convivir con todos estos mundos paralelos? 
Quizás es un defecto dedicarse a tantas cosas. Si te dedicás a una sola cosa podés ser bueno en ella. Si estás en muchas te desperdigás.
–No creo que sea tu caso. ¿Cuáles de todas estas cosas te gustan más? 
La música me sigue encantando. El ajedrez me gusta mucho aunque yo no le gusto tanto al ajedrez. 
Hay realidades que demuelen esta última modestia. Arturo Pomar y muchos ajedrecistas creídos han sido sus víctimas en ese juego que me apasiona. Lo digo por experiencia propia.

Bach, Beethoven y Brahms, las tres Bs de la música clásica

Doy fe que la música fluye por sus venas. Tiene devoción por las tres B, Bach, Beethoven y Brahms, pero no duda en preferir a este último, sobre todo la música de cámara. De los austriacos habla de Mozart como un genio y cuanto más escucha a Schubert más se maravilla. Pero no se limita a admirar la música de viejos siglos y continentes. Colecciona las sinfonías de Philip Glass (Baltimore, 1937), admira el humor ingenioso de las canciones especiales de Tom Lehrer (New York, 1928), y puede apreciar el arte no convencional de un violinista que no se parece a nadie, Gilles Apap (Argelia, 1963).

No me lo cuenta en la entrevista pero lo sé: nuestro amigo es un investigador de todos los temas. No puedo imaginar de dónde saca el tiempo para leer tantas cosas, elaborarlas y compartirlas. Recibe y lee información de una cantidad sorprendente de orígenes, como ACMNew ScientistThe EconomistReuters NewsHarvard Business Review y muchos más. Calculo que lee cientos de artículos por semana. Encuentra el tiempo además para mandarnos a los amigos las cosas más variadas, interesantes e insospechadas. 

Tiene tres hijos y siete nietos -los trillizos de Andrea y los cuatro hijos de Conrad. Va foto de Conrado, Lilina y prole:

Conrado, Lilina y toda la prole en las
Bodas de Diamante (i.e. 60 años!)


En el ADN de los Estol, ya desde los tiempos de Horacio, creo que el gen de la celebridad siempre está presente.

Cierro con una anécdota que me regaló Claudio Schicht, un amigo común, quien es Director de la carrera de Posgrado CEIS (de Especialización en Ingeniería de Software) que se dicta en la UCA. Carrera de la cual Conrado fue docente por muchos años.  
Claudio Schicht

Ocurrió en 2016. Claudio se reunió con él para comentarle, con mucha pena, que la UCA había decidido interrumpir la relación laboral porque el Reglamento no permitía docentes con más de 70 años (Conrado estaba a punto de cumplir 85!).

Conrado, que venía de una clase de chino y sabía perfectamente el motivo de la reunión, le cortó el chorro diciendo:
Sí, ya sé, me pegan una patada por jovato. Tengo poco tiempo porque debo ir a jugar una final de ajedrez con un muchacho de poco más de 20 años. Me va a hacer pelota, pero le voy a dar trabajo. 
No supo si le ganaste o no. Eso es lo de menos. Lo de más es que, a tus 87 años cumplidos, tenés todas las neuronas encendidas, y la energía para demostrarlo día a día.

Gracias y Felicitaciones, Conrado!
Felicitaciones y Gracias, amigo!!

19/04/2018: Eduardo Vila Echagüe: El caso de precios

[Capítulo 25 de La Informática y yo]

El caso de precios

De vuelta en Chile me integré inmediatamente al grupo de Product Marketing. Yo quedé a cargo de los sistemas /370, otro tenía los sistemas /36 y /38 y un tercero se ocupaba de los periféricos como terminales y modems. Estábamos en una situación complicada. En pocos años Chile había pasado de ser una economía cerrada con altas barreras de importación a una abierta donde se podía importar de todo pagando sólo un 15% de derechos aduaneros. Con el esquema de precios que practicaba IBM habíamos quedado totalmente fuera de mercado y estábamos perdiendo participación a un ritmo alarmante.

Camioneta Ford F-100
Los productos IBM tenían un precio de lista en EEUU y en los demás países se comercializaban a un precio mayor. El incremento de precio en cada país se llamaba uplift, y en el caso de Chile era del orden del 60%, creo que uniforme para todos los productos. Este mayor precio se justificaba por la menor eficiencia que tiene una organización más chica. Recuerdo que cuando trabajaba en Ford Argentina, comparaban nuestra productividad con países como Nueva Zelanda. Por nuestra línea de montaje pasaban unos 120 vehículos por día, autos, station wagons, camionetas y camiones en cualquier orden. A cada obrero en la línea yo le tenía que asignar más de 5 minutos de tareas diferentes según el tipo vehículo que le llegara, un verdadero hombre orquesta. Esto no se podía comparar con una planta en EEUU o Europa donde había líneas de montaje separadas, por las que pasaban varios cientos de vehículos del mismo tipo al día. Allí cada obrero no trabajaba más de dos minutos por vehículo, haciendo siempre lo mismo. ¿Recuerdan Tiempos Modernos de Carlitos Chaplin? Obviamente nuestra productividad era mucho menor que la de ellos por lo que nuestros autos resultaban más caros. Esto no era problema porque la importación de autos pagaba derechos exorbitantes. En Chile la cosa era aún peor. En la localidad de San Felipe había una planta que armaba Peugeots a razón de 500 vehículos por mes. Eran tan pocos que ni siquiera tenían línea de montaje. Cuando se abrieron las importaciones tuvieron que cerrar. Hoy en Chile todos los automóviles son importados y nos resultan mucho más baratos y posiblemente de mejor calidad que los que aún se arman en Argentina o Brasil.

En el caso de IBM, las barreras arancelarias nos favorecían mucho. Es que IBM pagaba derechos no por el precio final sino por el llamado intercompany, el valor que las plantas facturaban a IBM de Chile y que representaba tan solo el costo de fabricación. Éste solía ser menos del 40% del precio de lista en EEUU, que era sobre el que tendría que pagar derechos un cliente que quisiera hacer una importación directa desde ese país. Esto fue una ventaja mientras los derechos aduaneros para estos equipos eran del orden del 100%, pero con el 15% de Chile parejo para todos los productos, ésta desapareció.

Aprovecho para contarles algo que me pasó algunos años después, cuando me enviaron al President's Class. Éste era un curso de un par de semanas en Nueva York donde iban los empleados jóvenes con potencial de alta gerencia. En realidad yo ya no era tan joven ni tampoco tenía mucho potencial, por lo que creo que mi misión era más bien cuidar de un par de muchachos que iban conmigo y que sí reunían esas características. Allí escuchamos charlas de alto nivel por parte de los pesos pesados de IBM. Uno de ellos nos hizo una presentación del compromiso de IBM con la libertad de comercio y sus innumerables ventajas para la sociedad. En ese momento yo levanté la mano y le dije que aunque en principio estaba de acuerdo, no siempre resultaba tan beneficioso para IBM, poniendo como ejemplo los casos de Argentina y Perú, donde con economías muy cerradas IBM mantenía participaciones del mercado de más del 70%, en tanto que con la economía abierta de Chile no llegábamos al 30%. Me miró furibundo, balbuceó una respuesta, y seguramente al salir pidió que hicieran una anotación en mi hoja de vida. ¿Habrá impactado en mi potencial de alta gerencia?

Mis compañeros de Product Marketing y yo trabajamos día y parte de la noche para armar un esquema de precios que dejara a nuestros productos razonablemente competitivos. El criterio era que en los productos con un alto valor agregado, en especial los mainframes, mantendríamos un uplift elevado, mientras que donde no existía ese valor, como en las terminales y los modems, trataríamos de que nos aprobaran venderlos al mismo precio de EEUU, con uplift 0%, algo impensable fuera de dicho país. Para estos últimos productos existían equipos compatibles que eran incluso más baratos allá que los nuestros, por lo que para ser realmente competitivos hubiéramos necesitado un uplift negativo, pero no íbamos a arruinar el caso con un pedido tan inaudito.

Armamos el caso de precios y se lo entregamos a la gerencia, para que fuera a defenderlo a Nueva York. Nuestro gerente retrucó entregándonos nuestros objetivos de evaluación de desempeño. El esquema de evaluaciones de IBM era: si te ponían un 1 eras un superdotado, un 2 significaba que eras bueno, un 3, aceptable, con un 4 eras más bien malito y un 5 quería decir que estabas en el pasillo de los condenados, no a la muerte, sino tan sólo a la calle Agustinas. Nuestros objetivos consistían en una matriz de evaluación según la cual si el caso se aprobaba en la fecha objetivo y sin modificaciones, nos ponían un 1. Si se retrasaba una semana o sufría una modificación, un 2. Si se daban ambas condiciones, o si se retrasaba 2 semanas o tenía 2 modificaciones, un 3. Y los números subían y subían a medida que aumentaban las semanas o las modificaciones.

Las negociaciones no fueron fáciles, porque era la primera vez que un país, o más bien un paisito en la mirada de los gringos, osaba cuestionar el esquema de precios de la Corporación. Pero finalmente lo aprobaron, quizás porque pensaron que al ser un país chico el daño no sería mayor, aunque lo hicieron con muchas semanas de retraso y con unas cuantas modificaciones. Recibimos abundantes felicitaciones, pero estábamos inquietos sobre cómo serían nuestras evaluaciones porque, según la matriz, estaríamos en el rango de los dos dígitos. Pero como decían Les Luthiers, lo mejor es “eludir el problema, cambiando de tema”. En este caso no cambiaron de tema sino que nos cambiaron al Gerente, poniendo en su lugar un caballero mucho más razonable que tomó la famosa matriz y la tiró al basurero, evaluándonos a todos bastante bien, creo.

Los alemanes son insistentes. ¿Ya lo sabían? Yo también, mi mujer es 50% alemana. El caso es que para 1985 nuevamente hicieron una invitación al laboratorio de IBM en Boblingen. ¿Adivinaron? ¡Me tocó otra vez a mí! Pero esta vez planifiqué la parte turística de manera diferente. En un SwissAir iría hasta Zurich. Desde allí por tren a Stuttgart. Y después del evento pasaría unos días en París. ¿Ustedes se preguntan por qué amo a los IBM 4361?

Llegué a Zurich de madrugada. Como tenía tiempo hasta la tarde para tomar el tren tomé un tour en un barquito que recorre el lago contiguo a la ciudad. Un panorama espectacular, casi tan lindo como el Nahuel Huapí argentino o el Lago de Todos los Santos chileno. El barquito iba parando en distintos puertos donde bajaban y subían grupos de turistas. De pronto sentí un olor extraño. Cuando paré la oreja, tuve la explicación. El nuevo grupo hablaba en francés. ¡Tenía que ir acostumbrándome para cuando estuviera en París!

Balneario de Baden-Baden
Además de las charlas técnicas, los alemanes nos tenían preparado un paseo diferente. Esta vez fuimos a Baden Baden, el balneario de moda de Europa durante la Belle Epoque. En el camino cruzamos la famosa Selva Negra, donde hicimos un alto para almorzar. Cuando pedimos la cuenta descubrimos que la bella alemana que nos atendía no sabía una papa de inglés. Por suerte nuestro compañero peruano chapurreaba algo de alemán y atinó a pedirle la Rechnung. Si no, todavía estaríamos allí.

De París sólo puedo decirles que es más lindo que Buenos Aires. Anduve como dos días sumergido en el Louvre, es decir en Sumeria, Egipto, Grecia y la Francia Napoleónica. ¡Fantástico! 

De vuelta en Santiago había mucho trabajo. Los /370 competían contra los Unisys pero sobre todo contra el downsizing. Más tarde aparecerían los Hitachi y los Fujitsu compatibles. Los /36 y /38 competían contra los superminis DEC de Sonda, los Wang de Systeco, los HP y los NCR. Las pantallas contra las Telex, los modems no me acuerdo y en cuanto a los PC, no eran parte de nuestra responsabilidad. Ya aparecerán más adelante.