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29/03/2019: Eduardo Vila Echagüe: Exilio

[Capítulo 37 de La Informática y yo]

Exilio

En julio de 1994 finalmente sucedió lo que estaba esperando. Me llamó el Gerente General a quien entonces yo reportaba y me contó que estaba creando la Gerencia de Marketing. La idea era que todos los productos de menor valor se vendieran a través de distribuidores, como ya se hacía con los PC. Para desarrollar los nuevos canales de venta se necesitaría alguien más joven y dinámico, preferentemente Ingeniero Comercial. ¿Y qué pasaría conmigo? En la Edad Media me hubieran enviado a un monasterio o quizás a las galeras, pero como eso ya no se hacía en IBM, lo que entonces me ofreció fue algo que nunca hubiera imaginado, la Gerencia de Planning en el sector Finanzas. Los Comerciales siempre habían mirado a los de Finanzas con desconfianza, y ahora yo sería uno de ellos. Obviamente acepté, ¿acaso tenía alternativa?

Planning reportaba al Director de Finanzas. Este era un caballero norteamericano muy agradable que había llegado hacía poco y que no hablaba ni una palabra de castellano. Yo en aquella época le pegaba bastante al inglés, por lo que supongo que mi elección para el puesto tenía algo que ver con eso. Él era un hombre netamente de Finanzas para los cuales todos los Comerciales son unos pícaros, en lo cual tienen bastante razón. Mis funciones incluían dos áreas: planificación de productos y control de gastos. Finanzas contaba además con las áreas de Tesorería y Contabilidad que eran mucho más grandes que la mía.

La Cordillera desde el edificio IBM
Me dieron una oficina en el piso más alto del edificio, mirando al Sur. En ese mes la cordillera estaba toda nevada y la vista era maravillosa. La otra ventaja es que nunca pegaba el sol; yo venía de una oficina con vista al poniente donde me cocinaba en las tardes de verano. Tendría dos personas a mi cargo, una me ayudaría con la planificación y el otro era quien veía los gastos. Cuando me nombraron me dijeron que también tendría responsabilidad por la planificación de productos de todo el Grupo Andino, pero éste ya se estaba muriendo y en la práctica supongo que eso sólo sirvió para que no me bajaran el sueldo. 

En mi primera reunión con mi nuevo gerente él me dijo que lo más urgente era completar y enviar los 'Data Sets'. Éstos eran unos enormes archivos de texto donde había que poner la cantidad de cada tipo y modelo de hardware que IBM Chile pensaba instalar en cada trimestre del siguiente año. Con los archivos recibidos de todos los países IBM planificaría la producción de sus plantas. ¡Qué confianza en nuestra capacidad predictiva! Me hizo acordar al modelo soviético donde todas las 'repúblicas' debían informar al Ministerio de Planificación la cantidad, tamaño y tipo de zapatos que los ciudadanos usarían en los próximos 5 años.

Aunque yo no tenía ni idea de cuánto se iba a instalar de cada producto, mis años de estudios en Estudios (valga la redundancia) me permitían proyectar el crecimiento de los distintos sectores de mercado (procesadores grandes, medianos, almacenamiento, impresoras, etc) y postular una participación de IBM compatible con lo que seguramente nos iban a pedir. La distribución por trimestre era fácil. En el primero instalábamos sólo lo que llegó tarde del año anterior, en el segundo y tercero poco y en el cuarto todo el resto. Armamos una planilla de cálculo con los totales por sector y por trimestre. Dentro de cada celda pusimos porcentajes para cada producto similares a lo que llevábamos instalando. Multiplicando los porcentajes por los totales teníamos la cantidad planeada de cada producto. El resultado no era nada exacto a nivel de celdas, pero seguramente era mejor que preguntarle a cada Sucursal de Ventas, las que a su vez le pedirían los datos a cada vendedor, los que no tendrían la menor idea. Causaríamos una enorme burocracia para generar algo incluso peor que lo que nosotros habíamos hecho.

Para finalizar convertimos los valores de la planilla al formato de los famosos 'Data Sets' y trabajo terminado. Justo en ese momento me llamó mi gerente para manifestarme su preocupación. ¿Por qué? Porque no había visto que estuviera liquidando el costo de las pizzas. — ¿Qué pizzas? — pregunté. Es que él suponía que estábamos trabajando día y noche en el asunto. Me contó que en la casa matriz se encerraban dos semanas casi sin dormir para el ciclo de Planning. Cuando le conté que en Chile eso lo hacíamos sin pizzas, sin un miserable 'Barros Jarpa', quedó de lo más sorprendido con nuestra forma de hacer las cosas. Parece que ésta hizo escuela en IBM. Muchos años después un amigo me contó que trabajando un arduo tema financiero con la señora que había estado conmigo en Planning, ésta le propuso: — ¿por qué no usamos el método Vila Echagüe? — ¿Y cuál es ése? — dijo mi amigo. Su respuesta fue: — 'quick and dirty.' — Si mi jefe gringo lo hubiera sabido, me mata. ¡Eso es lo que pasa cuando meten a comerciales a trabajar en Finanzas!

¿No todos mis lectores saben qué es un 'Barros Jarpa'? Pues es un sándwich de queso fundido y jamón caliente en pan amasado, popularizado por un político chileno de ese nombre a principios del siglo XX. También existe el exquisito 'Barros Luco', otro político de la misma época, donde en vez de jamón se pone carne. ¡Y dicen que los políticos no sirven para nada!

Después de este paréntesis culinario, volvamos a lo nuestro. El año 1994 fue muy complicado para el negocio de IBM Chile. Pronto se vio que la única meta financiera que quizás pudiera cumplirse era la de no excedernos en Gastos, la cual estaba bajo mi tutela. Nuestro muy gringo Director estaba desesperado porque veía que no llegábamos, por más que yo le manifestara mi confianza basado en lo que me decía mi especialista, aunque yo tampoco entendía mucho del asunto. Nos pidió una presentación para justificarnos y mi muchacho empezó a contarnos en un inglés bastante básico cómo haríamos para no pasarnos en gastos. El secreto era que había que matar los 'chanchitos'. — What that means? — exclamó nuestro gringo azorado. — 'Small pigs', — fue la obvia respuesta. Nos miró como si estuviéramos locos, hasta que se le explicó que los famosos chanchitos eran partidas que se ponían en el presupuesto de gastos con nombres rimbombantes que nadie entendía ni cuestionaba, pero que no correspondían a gastos reales. Cuando las papas quemaban, se mataban los chanchitos y estábamos salvados.

Club Militar en Lo Curro
Chanchitos o no, resultó que nuestro Director sí tenía presupuesto para celebrar el fin de año con su Departamento. Una de las empleadas de Tesorería, hija de un general, propuso que lo celebráramos en 'La pequeña casa en la pradera', donde ella podía conseguir un muy buen precio. Ése era el nombre popular para la monumental residencia presidencial que Pinochet había mandado construir a comienzos de los 80. Emplazada en el elegante barrio Lo Curro, en las laderas del cerro Manquehue, se podía ver desde casi todo Santiago. Es de destacar que en Chile no hay Casa Blanca ni Quinta de Olivos. Los presidentes hasta entonces siempre habían vivido en su casa y lo siguieron haciendo después del retorno de la democracia.

Cuando el terremoto de Santiago de 1985 y con la situación política deteriorándose, la casa nunca fue usada como residencia del Presidente y finalmente fue cedida al Ejército para sede del Club Militar. Cuando la Alta Gerencia supo donde iríamos puso mala cara, pero a nuestro gringo le importaban más los gastos que la complicada política chilena. Pasamos un rato muy agradable contemplando la ciudad a nuestros pies. Los empleados nos entretuvieron mostrándonos las fastuosas habitaciones destinadas a su Excelencia y a la Primera Dama. ¿Quién dormirá en ellas ahora?

17/03/2019: Club Palermo 15/03/2019: Otra vez la fiesta!



Fuimos 31 para nuestro primer encuentro dínico 2019. Nada mal. Trabajo impresionante de nuestro Organizador, el Master Jorge Hofmann. Mis felicitaciones, Jorge!! Aunque sé que no quedaste contento con el servicio. A la hora de los postres hubo varios P4 que esperaron demasiado, algunos incluso puede que se hayan ido sin recibirlo. Ya nos pediste a todos que te avisemos si vuelve a pasar. Pero estas fiestas son lo que son gracias a tu esfuerzo, que se suma al trabajo de nuestro Dinobedel y no me olvido de nuestro Tesorero, Don Luca Repossi. Gracias a los tres!

Antes que nada, disculpen los que no salen en las fotos, mis omisiones. En particular, no encuentro fotos de Arturo Regueiro, Hugo Strachan, Juan Carlos Cattáneo y Juan Sabalain. Puede que me falten otras celebridades.

Naldo Cofler, 91, no Dino, llegó 12:30 PM
Estábamos ya casi acomodados en la tradicional mesa en U, a punto de comenzar las ceremonias oficiales cuando lo descubrí allí parado, mirándonos. Yo sabía que Lidia había invitado al papá de una gran amiga, gran amigo de ella. "Se llama Arnaldo, tiene 91 años, no es un Dino", me había informado. El tema es que un hombre que parecía ser él nos miraba y Lidia, casi la una, no llegaba. Así que fui a rescatarlo y le pregunté. "Sí, soy Naldo Cofler, como el chocolate", me dijo, aliviado de que alguien le hablara. Justo llegaba Liana así que ligó una de mis
primeras fotos. Naldo terminó sentándose en mi barrio, a mi izquierda. 

Lidia llegaría a la una y cuarto, pero Naldo ya disfrutaba el almuerzo como si fuera un Dino más.
Clic en cualquier foto para ampliarla.

Adriana Shottlender me avisó del libro que va a presentar su madre el 5 de abril a las 19:30, el quinto de su pluna, en la Sociedad Argentina de Escritores. La escuchan con más detalles en la grabación adjunta. Felicitaciones!



Arrancamos con las palabras de Jorge pidiendo un minuto de silencio por dos Dinos extraordinarios que perdimos hace poco, nada menos que Hugo Castro y Benjamìn del Sastre. Minuto que siguió con un brindis "por los buenos tiempos", puede que cada vez más lejanos y difíciles de recordar, al menos en mi caso.  

El Premio Dino del evento fue para el ilustre Dino Antonio Castro Lechtaler. Las palabras pronunciadas por Carlos Tomassino en la entrega las encuentran en el video preparado por nuestro artista especializado, Adolfo Drogué, cuyas producciones enriquecen estas crónicas. 



Antonio estaba sorprendido y emocionado por este premio. No sé si todos conocen su trayectoria. Se trata de un profesional con mayúsculas, Ingeniero en Electrónica, Master en Informática/ Universidad Politécnica de Madrid, un súper experto en Telecomunicaciones, libro de 834 páginas publicado (Teleinformática para Ingenieros en Sistemas de Información). 

Estaba sentado frente a mí y conversamos un buen rato. Lleva 53 años como docente, en múltiples universidades, UBA, UNDEF (Defensa Nacional), UTN, Tandil,  etc., etc., incluyendo la Universiad Nacional de Chilecito, en la Rioja. Es Investigador de numerosos proyectos y actualmente Director de Investigaciones en la UNDEF. Este año cumple 80 y, a pedido de la mujer, que espera disfruten más cosas juntos, ya comenzó a renunciar a sus actividades docentes, algo que le cuesta mucho. 

"Ya presenté mi renuncia en la UBA. Me la recibieron pero quieren que la retire".
"En Defensa Nacional, en la Escuela de Guerra Conjunta, no puedo dejar por ahora. Estoy a cargo de proyectos de investigación con subsidios asignados que ya fueron entregados a mi nombre".


Con Carlos Tomassino los une una larga relación de trabajo y respeto mutuo. "Fue uno de los Dinos que en lo personal ha influido mucho en mi vida", dijo nuestro Dinobedel. Carlos fue alumno de Antonio y en su momento lo llamó para ocupar posiciones docentes en la UTN.

¡Felicitaciones, Antonio, premio merecido!

Al lado de Antonio estaba un amigo de muchos años de él, Juan Carlos Chervatín. A mi izquierda, Ricardo Rivas con el forastero, Arnaldo Cofler. Entre todos lloramos un poco por los momentos duros que estamos viviendo en la Argentina.


Pepe López de Lagar estaba a mi derecha. Un placer conocer de él su vocación de servicio. A diario va a ayudar a un Hogar de chicos carenciados -no recuerdo el nombre exacto con que lo llamó-, y me contó algunas anécdotas que confieso me estremecieron un poco. Es profesor de mil cosas, prácticamente de todas las materias que se les ocurra, hasta de Inglés. Me di cuenta que los chicos lo aman tanto como él a ellos. Muy bueno, Pepe, Dino, cantante y ahora esta nueva faceta!

Bueno, van algunas fotos más.







Muchas gracias, Adolfo, por el video que preparaste para este evento. Espectacular!

Un placer, gracias todos!

Abrazos!

Hernán

08/03/2019: Eduardo Vila Echagüe: ¡Fuera los viejos!

[Capítulo 36 de La Informática y yo]

¡Fuera los viejos!

Al llegar el año 1993 yo ya no era tan joven, pero tampoco me sentía particularmente viejo. Cumpliría 50 años en el mes de noviembre, es decir, aún me creía en la flor de la edad. Como mis hijos ya estaban más grandes habíamos cambiado de vivienda, para que cada uno pudiera tener un dormitorio propio. Compramos una casa vieja y la refaccionamos completamente. En el piso de arriba quedó el matrimonio y en el de abajo los chicos. Cuando pequeños procuramos que los hijos estén lo más cerca de nosotros (en realidad de la mamá) pero cuando más grandes queremos (y ellos también) que tengan más independencia. Una de las gracias de Santiago era que uno podía y aún puede vivir en un barrio sin edificios y estar a sólo 20 minutos de la oficina.

Ocaso visto desde mi casa en Santiago
Estaba listo para mis siguientes 10 o 15 años en IBM, tal como veía a muchos de mis compañeros mayores que yo. Pero de pronto todo eso cambió y quedé convertido en el segundo empleado más viejo de la compañía. El cómo sucedió se los contaré ahora.

Claramente el negocio no era el de la década del 70. Ya no éramos un virtual monopolio sino que los precios los fijaba el mercado. Si queríamos mantener la rentabilidad de nuestras acciones no había más remedio que bajar el nivel de gastos. Se habían tomado algunas medidas, como que los viajes a EEUU ya no serían en business sino en clase turista. Aunque ayudaba, no era suficiente, por lo que finalmente se llegó a lo que en IBM nunca habíamos pensado, reducir el costo del personal, algo que se contraponía a la política de pleno empleo que databa de los comienzos de la compañía.

¿Por dónde empezar? ¿Por arriba o por abajo? Nuestro nuevo Gerente General aún no cumplía los 40 años de edad. Él veía a su alrededor mucha gente mayor con altos sueldos heredados de la época de oro, con creciente dificultad para adaptarse a las nuevas tecnologías. Ya hemos visto los problemas que algunos tuvieron con el correo electrónico, otros sufrían con las fórmulas de las planillas electrónicas y con los procesadores de palabras, ahora que ya no contaban con una secretaria para ayudarlos con la redacción. Se tenía claro entonces por dónde había que empezar a cortar, pero faltaba el cómo.

Hasta entonces los empleados que llegaban a la edad de al menos 55 años se podían retirar recibiendo una jubilación de IBM por el resto de su vida, por una fracción del valor del último sueldo en la compañía. Para forzar el retiro IBM dispuso terminar con ese beneficio para todos los empleados que aún no cumplían 50 años al 30 de junio de 1993, depositando el dinero aprovisionado para ese efecto en la cuenta de ahorro previsional (AFP) de cada empleado. Los mayores de 50 podrían conservar la posibilidad de mantener la jubilación IBM a partir de los 55 años, siempre que renunciaran de inmediato a la compañía. De lo contrario se quedarían sin el pan y sin las tortas. Demás está decir que todos renunciaron y así quedé como el segundo más viejo y el único que reportaba al Gerente General siendo mucho mayor que él. Y ustedes seguramente saben la historia de qué pasa con los consejeros del viejo rey cuando éste muere y lo sucede su hijo. A nadie le gusta que le recuerden: — tu padre lo hubiera hecho de otra manera—. Poco duraban y poco duré, pero ese es tema del próximo capítulo.

La otra cuestión que preocupaba a la alta gerencia era tratar de mejorar la ubicación de IBM Chile dentro de la organización de IBM mundial. En aquel momento formábamos parte del Grupo Andino, que incluía a Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú (con Bolivia) y nosotros. Todos teníamos volúmenes de negocio parecidos, salvo Ecuador que era bastante menor. A ninguno le sobraban recursos, por lo que la posibilidad de ayudarnos en caso de algún negocio de mayor envergadura era muy limitada. En resumen, cada país operaba por su cuenta y la existencia del Grupo sólo añadía entropía a la operación.

Hotel Oro Verde - Guayaquil
Para peor, la gerencia del Grupo residía en Venezuela, en el otro extremo de Sudamérica. Llegar de Santiago a Caracas era una verdadera odisea. Sólo había un vuelo directo los días viernes a la noche. Los demás días teníamos que hacer escala en Guayaquil o Bogotá, con cambio de avión. Una vez tomé un vuelo que decía hacer escala en Santo Domingo. — ¡Qué ruta tan rara! — pensé. Pero al final resultó ser un pueblo perdido en la frontera entre Colombia y Venezuela, con una pista en medio de la jungla, donde los curtidos pasajeros que subían parecían salidos de la serie Pantanal. ¿La recuerdan?

Donde me fue realmente mal fue en un viaje de regreso con escala en Guayaquil. Teníamos que hacer una escala de un par de horas hasta que llegara el avión de Ladeco que venía del norte. Nos encontramos con dos sorpresas: el Ladeco tenía 12 horas de atraso y el aire acondicionado del aeropuerto estaba descompuesto. ¿Conocen Guayaquil? ¡Un infierno de calor y de humedad! Finalmente los pasajeros hicimos un malón sobre el mesón de Ladeco y logramos que nos trasladaran al hotel Oro Verde, uno de los mejores de la ciudad, que ya conocía de un viaje anterior. Ahí disfrutamos del aire acondicionado como hasta las 4 de la mañana, en que un ómnibus nos vino a buscar para llevarnos al aeropuerto.

Mientras contaba las dificultades de viajar por el Grupo Andino recordé otro vuelo muchos años atrás que hacía escala en la Paz en medio de la noche. Fue una escala corta y el avión, un trirreactor, se dirigió a la cabecera de la pista para retomar el vuelo. Debido a la poca densidad del aire a los 4.000 metros de altura, antes de partir tenía que lanzar cada motor a su máxima potencia. Sentimos bramar el de la derecha, después el del medio, pero cuando le tocó al de la izquierda, éste se chupó a los pocos segundos. Nos informaron que había un problema técnico y el avión regresó al edificio del aeropuerto. Entretanto un pasajero que se sentía morir por la falta de aire tuvo que ser auxiliado por una azafata con un tubo de oxígeno. Al rato volvimos a la cabecera de la pista y nuevamente se repitió la rutina, incluyendo la chupada del izquierdo. Para ese entonces el pasajero ya estaba frenético y para peor se había agotado la reserva de oxígeno. Nuevo regreso al edificio y otra vez volver a la cabecera. Esta vez los 3 motores bramaban y como al cabo de algunos segundos no hubo chupada, el piloto decidió partir, impulsado más por las oraciones de los pasajeros que por su fe en los técnicos bolivianos. Si estás leyendo estas líneas significa que el vuelo llegó a destino sin más percances.

¿Les quedó claro por qué Chile quería salirse del Grupo Andino? La idea de la gerencia era que Chile pasara a formar parte de la organización de IBM Sur, que estaba integrada por Argentina, Paraguay y Uruguay. Su volumen de negocio era más del doble de Chile y claramente contaban con especialistas de mayor nivel que todo lo que pudieran ofrecer los países andinos. Se reconocía también que había una mayor afinidad cultural (¡para bien o para mal!) y, por supuesto, los vuelos a Buenos Aires salían a toda hora e incluso se podía ir y volver en el día.

En cuanto a mí, estaba la ventaja adicional de frecuentes viajes a Buenos Aires donde vería a mi familia y a los muchos amigos que tenía y aún tengo en aquella ciudad. Pero lo que yo ni nadie hubiera podido sospechar entonces era que ese cambio era salir de la sartén para caer al fuego...