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27/05/2019: Conversando con Irene Loiseau. Parte 3 Testimonios


Llegamos al momento del cierre de este Conversando con Irene Loiseau. La entrevista con ella más el intercambio que tuve luego de conversaciones telefónicas, de mails y de whatsapps fueron para mí fuente de descubrimientos y sorpresas, que realmente disfruté.

Me propuse dar el broche final para esta saga con testimonios de gente que la ha conocido de cerca y que pueden aportar su pensamiento sobre ella enriqueciendo lo escrito.

Comienzo por decir que la idea de realizar un Conversando con Irene surgió en otro Conversando, el que realicé con Hugo Scolnik, el padre de sus hijos.

Fue en una parte inédita de esa conversación cuando le hice la pregunta:
-Hugo, en este plan de entrevistas, que puede dar lugar a un libro, me gustaría entrevistar a algunas Dinas. Te quiero pedir tu opinión de quién vale la pena entrevistar en la Argentina.
-Bueno, pienso que Irene es una, porque hizo mucho por las competencias internacionales de programación, fue Directora del Departamento de Computación y movió mucho a los chicos para que compitan en el mundo, eso me parece un aporte muy interesante de ella. 
Este es el primer testimonio, que ahora, a mi pedido, Hugo completó con las siguientes palabras:

       Hugo Scolnik        
Irene, más allá de sus conocimientos e investigaciones en Matemática, tiene una gran capacidad como organizadora. Esto se reflejó en la excelente tarea que hizo como directora del Departamento de Computación (FCEN-UBA) y en todo lo referente a los concursos internacionales de Programación. Es una excelente profesora, tal como se refleja en las encuestas, y ha dirigido numerosas tesis. Su trabajo más citado es An Ant Colony Algorithm for the Capacitated Vehicle Routing. 

Muchas gracias por tu testimonio, Hugo, sin duda muy valioso.

Siguen otros testimonios, aportados por personas que la han conocido por razones personales y/o profesionales.

¡Muchas gracias todos!


           Raúl Carnota          
Acerca de Irene

Nos conocimos con Irene en la Facultad de Ciencias Exactas allá por 1968 (¡más de 50 años, impresionante!). Ella venía de Perú, adonde había emigrado su familia luego de que la dictadura de Onganía dejara cesante a su padre que era profesor en Córdoba. Al principio estábamos a la misma altura de la carrera, pero sólo al principio, ya que ella se recibió mucho antes. Así fue como mi primera experiencia docente como ayudante alumno fue en un curso de Geometría donde Irene era la docente a cargo. De ahí recuerdo su solidez conceptual y su respeto por los estudiantes. En las tumultuosas pero muy creativas épocas del 73/74, Irene participó en forma activa de las propuestas renovadoras de la enseñanza de las matemáticas. Nunca lo hizo desde una actitud de un entusiasmo irreflexivo, sino por convicciones arazonadas. Nos perdimos de vista cuando se fue a Bariloche y luego con los exilios forzados. Con el retorno de la democracia nos reencontramos y compartimos la participación como graduados en la facultad y vacaciones con hijes en Villa Gessel.  Desde entonces nos vemos regularmente, compartimos reuniones, salidas sociales matizadas con discusiones de arte, política o historia y a veces acompañadas de comidas caseras, circunstancias en las que la calidad de Irene como cocinera se hace notar. Irene es una amiga leal, “de fierro”, con perfil bajo, que ella eligió, pero siempre presente. Y es una persona muy comprometida con aquello en lo que cree.  Lo demuestra su rol fundamental en la construcción del Departamento de Computación de Exacta o su participación durante varios periodos en el Consejo Directivo de la facultad. Este compromiso con lo colectivo le consumió mucha energía entre los 40 y 50 años, época clave para la producción académica.  Sin embargo, esta dedicación no fue adecuadamente reconocida por una parte de los jóvenes docentes e investigadores del DC en ocasión de que el jurado de su último concurso propuso su promoción a profesora titular. Si  bien este  “desaire” le dolió, siguió trabajando y colaborando en el DC y, en especial, con las Olimpiadas de Computación lo que es representativo de sus valores en los que la construcción colectiva tiene mas peso que el cultivo del ego.


Pablo Jacovkis
Sobre Irene Loiseau

Quiero referirme especialmente a la gestión de Irene como directora del Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, porque su labor en ese cargo fue particularmente sobresaliente. Irene dirigió el Departamento entre 1991 y 1999 y luego entre 2005 y 2007, y su gestión fue clave para el desarrollo del Departamento, y para que el mismo se convirtiera en una unidad académica dinámica, muy productiva, y con el mismo nivel que otros departamentos de la facultad con mucha mayor antigüedad y tradición. Irene, aparte de su intensa actividad de gestión, de llevar a cabo sus tareas de docencia e investigación y de dirigir numerosas tesis de grado, así como tesis de doctorado y becarios, asumió personalmente la dirección del FOMEC (Fondo de Mejoramiento de la Calidad Universitaria) de computación, proyecto de más de un millón y medio de dólares que Irene aprovechó con enorme eficiencia, aumentando el equipamiento del departamento, apoyando el doctorado, ofreciendo becas mixtas y abiertas, realizando ingentes compras bibliográficas y de hemeroteca e invitando a profesores visitantes de alto nivel. Su actividad fue incansable, y estaba (y está) siempre preocupada hasta por los menores detalles. El trabajo de Irene fue crucial para convertir al Departamento de Computación de un departamento pequeño, sin doctorados, prácticamente sin investigación, sin masa crítica, en un Departamento que, para quienes buscan salida profesional después de recibirse, forma graduados competentes y de gran cultura informática y, por otro lado, en un Departamento con numerosos grupos de investigación, una planta docente de excelente nivel, y merecido prestigio académico.
 

     Carlos Tomassino     
A Irene la conocí en los 80, no recuerdo bien si en las reuniones de Sadio o de Usuaria, pero siempre me fue referente de la facultad de Exactas de la UBA. Cuando a inicios de los 90 accedí al cargo de decano en la Universidad de Belgrano, tuve la suerte de conocer a su padre, un inteligentísimo matemático que era allí profesor  titular de Análisis Matematico, y con quien tuve una linda relación. Quizás por ello, cuando empezamos a armar el primer listado que hicimos con Jorge España y Rodolfo Ratto para constituir el entonces "Bit 25", pusimos su nombre y su teléfono que le pedí a Carlos, su papá... (en aquel entonces no teníamos correo electrónico...). Hasta diría que fue del grupo inicial de las Dinas aunque en ese entonces no era muy concurrente a las actividades nocturnas... Se sumaba al grupo de invitadas toda vez que podía. En 1995 ambos nos incorporamos a otro hermoso emprendimiento: ella por la UBA y yo por la UB y la UTN, formamos parte del grupo conductor de la Olimpiada Informática Argentna (OIA) que formaba parte del Comité Mundial y que comandaba (hasta relativamente hace poco) el Ing. Rogelio García Llano de la UNSAM, y a quien le gustaba reunir a su comité en el restaurante Rodizio de Costanera para conseguir auspicios y comentar resultados de las reuniones que durante más de 20 años se hicieron en diversos países de todo el mundo, incluidas las nacionales que se desarrollaban Buenos Aires. No viajamos nosotros  por el mundo como varios de ellos, pero les aseguro, charlábamos, comentábamos nuestras vidas académicas y sobre todo... comíamos muy bien..!! Así que "entre Rodizios y Arnoldos" (y luego "Clubes Belgrano"), mantuvimos una cordial relación de la que rescato su fidelidad y compromiso con su querida Facultad, y el interés que siempre puso para aportarle a la disciplina y a la investigación un ámbito en el que los estudiantes tuviesen oportunidades y perspectivas de desarrollo. En fin, un aporte contundente y apasionado a la informática como el de tantas de nuestras Dinas actuales.


      Liana Lew     
Mi testimonio sobre Irene

Conozco  a Irene hace muchos años y siempre sentí mucho respeto de  su parte por mi generación, que fue la anterior a la de ella. Descubrí en este relato la cantidad de trabajo dedicado por Irene a nuestra carrera, al Instituto del Cálculo y al Departamento de Computación.
Su dedicación a la enseñanza y a seducir a nuestros jóvenes por nuestra disciplina es imposible de medir, pero es excelente y ojalá muchos podamos imitarla. También su trabajo en la Fundación Bariloche me parece  destacable. Más aun su trayectoria para  recibir el título de Doctora y sus peripecias para ser Profesora Consulta, auspiciada por sus alumnos, que son quienes deben calificarnos como docentes. Es para decir “Muy bien, Irene Loiseau”, me alegro de saber esto ahora.

Así recuerdo que trabajé activamente contigo para recordar los 50 años de Clementina, y en algunos Congresos de la Sadio. Y además compartimos el cariño a un grande de todos los Informáticos como es Julián Araoz, como investigador, docente y amigo.

Así las cosas, disfruté de tu testimonio, amiga Irene. Franca y modesta!!!!!, pero inteligente y gran mujer!!!!!  Seremos más amigas, ahora.


     Santiago Figueira     

Irene fue mi maestra. Fue mi maestra porque me enseñó computación, pero también fue mi maestra porque me enseñó a “hacer gestión”. En nuestra Facultad, “hacer gestión” quiere decir dedicarse a la administración de algo, de alguna parte de la Facultad. Es una actividad a la que los científicos en general le escapan, porque es difícil, porque a veces hay que discutir con alguien, y, sobre todo, porque no es tan redituable como publicar papers. Irene fue directora del Departamento de Computación de la FCEN muchas veces y durante muchos años. Durante su última dirección, yo la ayudé con algunas cosas, y ahí aprendí a hacer gestión. Ahora soy yo el director y me doy cuenta de lo difícil que es. Pero también me doy cuenta de que antes, cuando Irene empezó a dirigir el departamento, todo debió haber sido mucho más cuesta arriba. No solo tuvo que dirigir, tuvo que construir, o más bien tuvo que dirigir construyendo. Gracias a ella, el departamento creció bien, se desarrolló y se hizo fuerte. Irene es una persona muy generosa. La quiero y la admiro.


¡Bravo, Irene! ¡Excelentes testimonios!
¡Suerte en tus proyectos presentes y futuros!

Hernán Huergo

24/05/2019: Conversando con Irene Loiseau. Parte 2: Modesta, Reservada y Fundacional


En 1992 se produce un hecho trascendente en la vida profesional de Irene. El comienzo de una etapa de su carrera que la convertiría, en mi opinión, en un pilar del desarrollo de la Computación en la Argentina. Veamos cómo fue.
-Terminaste en el INTI en 1992. ¿Qué pasó?
Pablo Jacovkis
-En 1991, Pablo Jacovkis, que era Director del Instituto de Cálculo, me invitó a ser profesora del Instituto de Cálculo. A la facultad ya había vuelto desde 1986, con un cargo docente con dedicación parcial del Departamento de Computación. A partir de esta invitación pasé a tener dedicación exclusiva con esos cargos y a partir de fines de 1991 fui Directora del Departamento de Computación. Le dediqué bastante tiempo, y no estoy para nada arrepentida de haber sido Directora de este Departamento.   
-Dicen que tuviste un rol fundacional en el Departamento de Computación de Exactas. Bueno, vos misma lo decís, pero no sos la única que lo dice. Dicen que puede haber sido lo más importante de toda tu actuación. Comentame.
-Como experiencia fue muy buena, porque había mucho para hacer. Había un grupo con muchas ganas de laburar, pocos con dedicación exclusiva. Este departamento, entre finales de los 80 y comienzos de los 90, se construyó con gran participación de los alumnos. Los alumnos colaboraban mucho con todo, también los docentes jóvenes, había mucha onda de hacer crecer. Mejorar la docencia. Hicimos un plan de estudio nuevo para la carrera, que fuera lo suficientemente flexible como para incorporar los temas nuevos que van surgiendo constantemente. Es el que hay ahora.
-¿Esta es una actuación tuya, con mucho protagonismo tuyo, el Plan de Estudios para la carrera? 
-No, lo hizo un grupo de profesores. Yo no tenía la formación para hacer eso. Rosita Wachenchauzer coordinó el tema. 
-Sin embargo, sentís que la creación de un Plan de Estudios nuevo fue parte de tu rol fundacional en el Departamento.
-Sí, en el sentido de que mi gestión fue la de impulsar el tema. Yo participaba pero mi rol era gestionar el tema, empujar para que se realizara y hacer una presentación, como antes te dije, amplia y flexible para que se puedan ir actualizando los contenidos. 
Otra cosa importante que hicimos fue tratar de conseguir cargos para que hubiera profesores full time. En 1994 había sólo cuatro. Entonces no había investigación, casi.
La otra cosa muy importante fue iniciar en 1992 el Doctorado en 
En 1992 se inició el Doctorado
en Ciencias de Computación

Computación con, por tomar un ejemplo, veinte años de atraso con respecto a Brasil.
-Así que el Doctorado fue uno de tus logros.  
-Pablo Jacovkis colaboró bastante en la etapa inicial, y el “profe” Jorge Aguirre también. El Doctorado era una necesidad para un Departamento de Computación que pertenecía a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Pero también para el país.
También organicé durante muchos años las ECI (Escuela de Ciencias Informáticas) que se hacen desde hace 32 años en nuestro departamento. a fines de julio. Fueron muy importantes sobretodo al principio para nuestro crecimiento.
-¿Te sentiste reconocida por ese rol fundacional que tuviste? Reconocimiento de gente importante, ¿del rector, de colegas, de amigos? 
-Del rector no necesariamente, porque las facultades de la UBA funcionan bastante como unidades separadas. Sí lo tuve del Decano de esa época. Y sí tuve el reconocimiento de la gente de mi departamento. Había un ambiente de querer crecer. Por ejemplo, ahora esto que me vinieron a decir los chicos [habla de Santiago Figueira y Paula Zabala] de que van a pedir mi designación como Profesor Consulto, lo firmaron todos los profesores del Departamento. Dicen que ni uno solo dejó de firmar. Todavía hay que ver si sale. Reconocimiento dentro de la facultad y del Departamento lo tuve. Y a nivel latinoamericano también, en el área nuestra.
-Veo por tu curriculum [clic en la palabra para conocerlo] que has sido Profesora Asociada por 27 años. ¿Por qué no sos Profesora Titular?
-Porque en el último concurso no me ascendieron.
-¿Se equivocaron?
-Sí, creo que sí. El Jurado, compuesto por Pablo Jacovkis y dos profesores brasileños de mi área, propuso que me ascendieran y el Consejo Directivo no lo aprobó.
-¿Por qué creés que no te ascendieron?
-No está claro, se necesitan 11 votos y faltó uno sólo para que lo aprobaran. Supongo que porque no tengo tantas publicaciones como ellos esperaban en una facultad de Ciencias. En buena parte de mi carrera di prioridad a la actividad de gestión que me tocó. 10 años Directora del Departamento, 12 años Consejera en el Consejo Directivo, etc. Como te dije, no me arrepiento de eso.
-Pero tu curriculum muestra muchísimas publicaciones.
-Quizás, aunque no son tantas para lo que es un CV de acá. El Jurado opinó que yo tenía que ser Titular. Pero el Consejo Directivo opinó otra cosa y fue lo que decidió el Consejo Superior.
-¿Esa decisión puede cambiarse?
-Me jubilo este año. Pero como te dije me van a proponer como Profesor Consulto. Algo que me permitiría venir acá y seguir haciendo algunas tareas con alumnos, ad honorem. 
Andrés Weintraub, Irene y Nelson Maculan
-¡Felicitaciones por eso, Irene!
-Todavía no. Falta mucho.
-Contame de la ALIO, que aparece muchísimas veces en tu curriculum.
-ALIO es la Asociación Latinoiberoamericana de Investigación Operativa. Fue fundada en 1982 a iniciativa de mi director de tesis, Nelson Maculan, un

 

profesor chileno Andrés Winetraub, Hugo y dos profesores españoles.  El objetivo fue claro, promover la disciplina en América Latina. Allí he tenido actuación y mucho contacto con gente de otras universidades de todos lados. 
ALIO INFORMS 2010
Cada dos años se hace un congreso (CLAIO)  en diferentes países y también se hacen todos los años las ELAVIO (Escuela Latinoamericana de Verano de Investigación Operativa).  Yo organicé dos de los CLAIO, uno en 2010 en conjunto con INFORMS (www.informs.org), y tuve participación en otros. También organizamos dos de las ELAVIO´s, en Bariloche y en Córdoba. 
-Leí en tu curriculum que fuiste presidenta de la ALIO, 1996-1998. También Vicepresidente de SADIO, 2000-2001. Y que has presentado multitud de trabajos y dado conferencias en las JAIIO. 

-Fui secretaria y presidenta de ALIO y vicepresidenta de IFORS 
(International Federation of Operations Research Society) en representación de ALIO. 
También he tenido y tengo participación en SADIO y he organizado simposios dentro de las JAIIO.
-Todas estas actividades CLAIO, ALIO, IFORS, las JAIIO, me imagino que significaron montones de viajes para vos. 
-Sí, claro. Y viajé mucho por las competencias de ACM [Association for Computing Machinery]. Yo coordino la sede Argentina y algunos años me toca coordinar la región Sudamérica/Sur.
-Sí, comentame eso, que aparece como muy importante en tu curriculum.  

 

-Hay una competencia de programación de alumnos universitarios que se hace a nivel internacional todos los años. Ahora, por ejemplo, fuimos a Oporto. Es como la Olimpiada de la secundaria, pero para la universidad. Nosotros empezamos a participar en 1997.
Las organiza la Universidad de Baylor, hasta  el año pasado con el apoyo de ACM y de IBM. Es una competencia súper importante. Nosotros organizamos una competencia regional, a través de la cual se determina qué equipos van a la final. Algo como el mundial de fútbol. Como resultado de esa competencia regional este año se eligieron 20 equipos  latinoamericanos (el año pasado fueron 17) que fueron a la final. La competencia consiste en 10 problemas que los alumnos tienen que resolver en un tiempo establecido, 5 horas. Son equipos de 3 personas. Nosotros somos una de las sedes de la competencia regional. Acá participan equipos de Argentina, Uruguay y Paraguay.  
Competencia Internacional de Programación ACM.
Final realizada en Oporto
, 31 de marzo al 5 de abril de 2019.
Se hace en forma sincronizada con otras sedes, no me acuerdo cuantas, en Cuba, en México, en Panamá, en Venezuela, en Colombia, en Brasil, en Chile, en Bolivia, en Perú… La prueba se hace on line, en tiempo real, sincronizada. Incluso la corrección es on line, ahora el juzgamiento, que antes era regional, pasó a ser global. Los primeros equipos de cada subregión clasifican para la final. No pueden ir más de uno de cada universidad.
-¿Quién financia todos los gastos para estas competencias?
-Los gastos para la competencia en nuestra sede no son muchos, conseguimos siempre algún sponsor. Lo que sí hay que conseguir cada año es plata de sponsors o del estado para llevar los equipos a la final, algo que nos toca casi siempre. Y los gastos de la competencia internacional los financian empresas de primer nivel en general. Hasta el año pasado era IBM.
-¿Cómo les va a los argentinos en la final?
-La mitad de las veces salieron campeones latinoamericanos en la final. Curiosamente en las regionales gana casi siempre un equipo brasileño.
-¿Y dentro del mundial?
Una sola vez sacaron medalla, sacaron el puesto 10. Este año de 130 equipos salieron en el puesto 41 y campeones latinoamericanos. Los cordobeses. Es la primera vez que llevamos cuatro equipos, Universidad de Córdoba, la Universidad Nacional de Rosario, la UTN Santa Fe y la UBA. 
Ocuparme de esta competencia es una cosa que me gusta hacer. Mientras hubo Ministerio de Ciencia y Tecnología, Lino [Barañao] apoyaba fervientemente esta competencia y nos asignaba los fondos para el viaje de los equipos y los administraba la Fundación Ciencias Exactas. Este año, le mandé el pedido a él y él lo mandó a la Secretaría de Políticas Universitarias. Con mucha demora salió la resolución de la SPU otorgando los fondos pero el trámite demora. Por ejemplo, los chicos de la UBA pusieron la plata de su bolsillo y todavía no se la reintegraron. Nosotros, dos o tres de los organizadores y jurados, también solemos ir. .
-Ahora que vas a jubilarte, ¿vas a continuar organizando la competencia ACM?
-Supongo que un par de  años más sí.
-Hiciste un Doctorado en París, año 2005. ¿Cómo fue que surgió? 
            Nelson Maculan             

 

-Mi director de tesis de cuando era joven, Nelson Maculan, de Brasil, con el cual siempre estuve en contacto y habíamos hecho algunos trabajos, decidió que debía doctorarme. Estando él trabajando en Francia durante un par de años, me dijo, “Sí o sí te tenés que doctorar”. Y me organizó los trámites para que me aceptaran en la Universidad de Paris XIII. En Europa no necesariamente tenés que hacer cursos en el Doctorado. Depende de tu curriculum y de los temas elegidos para doctorarte. Me reconocieron los cursos que había hecho en Río y mi CV en general, trabajé un año y medio en mi tesis, y fui y la defendí.
-Es decir que fue un Doctorado sin presencia en París.
-Sí, en París estuve poco tiempo.
-¡Felicitaciones, Doctora! En tu curriculum hay una parte que que habla de que fuiste Coordinadora de Recursos Humanos del proyecto FOMEC. ¿Qué quiere decir eso?
-El proyecto FOMEC [Fondo para el mejoramiento de la calidad universitaria] nos permitió iniciar el Doctorado en Exactas y en otras universidades del país. En la mitad de los 90, en la época de Menem, cuando estaba Juan Carlos del Bello como Secretario de Políticas Universitarias [1993/1996] y luego Secretario de Ciencia y Tecnología [1996-1999], el gobierno asignó, a través de un préstamo del exterior, plata para financiar proyectos de formación de recursos humanos, de posgrado y otros. Recursos que duraron varios años, de 1996 al 2003 o una cosa así. 
Irene fue la Coordinadora 
del proyecto FOMEC
Nosotros presentamos un proyecto para financiar el Doctorado en Computación. El proyecto FOMEC permitió a todas las universidades, a nosotros, a La Plata, a 
Bahía Blanca, a Tandil y a San Luis, que se hicieran los doctorados en computación.  Hubo bastante colaboración entre las universidades. Nuestros intentos anteriores para conseguir  apoyo del CONICET habían fracasado y el FOMEC fue la solución para comenzar. El CONICET abrió la Comisión de Computación en el 2003.
Parte de los fondos que recibimos del FOMEC los aplicamos para becas locales, becas mixtas -el alumno podía ir unos meses a otro lado pero tenía que volver acá- y profesores visitantes. Tuvimos unos ochenta profesores visitantes. La Directora del proyecto en nuestro departamento era yo. Acá se doctoraron casi todos los profesores con dedicación exclusiva y semi, entre 25 y 55 años, salvo yo [se ríe]. Pensé que si era la Directora no debía presentarme. También hubo recursos para equipamiento.
-Una cosa que impresiona en tu curriculum  es la cantidad de trabajo en dirección de tesis que has hecho. ¿Cómo es esa parte de tu vida?
-Alguno de los que no quiso nombrarme Profesora Titular dijo que yo no había trabajado en formación de recursos humanos [se ríe]!!.
-¿En serio? Debería revisarse esa historia.
-En la época del concurso eran todavía casi todas tesis de Licenciatura. Tenían que ser tesis de Doctorado. Con respecto a tu pregunta, ser directora de tesis forma parte del trabajo, una parte que a mí me gusta. 
-Decime las tres cosas de las que te enorgullecés más de tu carrera. 
-No sé si enorgullecer es la palabra. Me gustaron varias cosas de lo que me tocó en mi trabajo. Una es la de haber hecho el trabajo del Departamento. Otra es la de dirigir tesis y la docencia en general.  Otra importante es haber participado de las actividades de ALIO. 
Y también fue importante lo de coordinar la regional de la competencia de ACM. Es algo lindo, que funciona gracias a los alumnos. Fueron ellos los que trajeron la idea. Siendo yo Directora vinieron dos alumnos: “Hay esta competencia en Campinas, queremos ir”. Los mandamos a Campinas ese año y el siguiente a San Pablo. Al tercer año decidimos que era más barato tener nuestra propia sede. Y ahora son sobretodo los alumnos o docentes jóvenes, ex competidores en general los que la hacen funcionar. Ellos entrenan a los equipos de chicos más jóvenes, organizan cursos de entrenamiento, consiguen a veces sponsors, etc.
Almuerzo Bit 40 en Club Palermo,
 21/04/2017, con Ana Piccin

-¿Cómo te vinculaste al grupo de Bit 25, luego llamado Bit 40 y ahora DINAS y DINOS?
-A algunos de los que están ahí los conozco porque han sido profesores de acá o participan en  SADIO. 

Carlos Tomassino era el Decano de la Facultad de  Tecnología de la Universidad de Belgrano en una de las épocas en las que di clases allí.
Carlos Tomassino
Pero además los dos fuimos miembros de la Comisión de la Olimpiada Informática Argentina de la secundaria. Él fue quien me invitó a sumarme al grupo.
-Fuera de estas actividades profesionales, ¿tenés hobbies? 
"Me gusta cocinar"
-La verdad que no tengo ningún hobby específico… Me gusta cocinar. Cada vez que viajo me compro un libro de cocina del lugar del mundo en que estoy. Me gusta cocinar cosas nuevas, leer recetas.
-Está lleno de programas de televisión. Incluso hay programas de televisión con concursos en vivo.
-Sí, Master Chef. Mi hermano, que es arquitecto, reformó y en este momento está coordinando el local de Master Chef en Madrid. Mi hermano y mi hermana los dos viven en Madrid. Ella es astrónoma y trabaja en la Agencia Espacial Europea. Controlan los satélites, asignan turnos para investigación. 
-Me falta preguntarte, ¿cuáles son las siete ciudades de tu vida? 
-Buenos Aires, Mendoza, San Juan, Córdoba, Lima, Bariloche, Río de Janeiro.
-Otra cosa. ¿Ya encontraste los tres adjetivos para definirte a vos misma? 
-No. 
La madre, Alma Volterina Lazarte, en primer plano, rodeada por sus hijos Andrés, Nora, sus nietos Marina y Fernando, con su novia Flor, y su hija Irene 

Me lo imaginaba, típico de la modestia que la caracteriza. Bueno, quedó en deuda en esto pero no esperaba otra cosa de Irene, sinónimo de modesta, reservada y fundacional. Bueno, ¡acabo de encontrar tres adjetivos!
-Antes de que te vayas te quiero mostrar algo.
Y me muestra desde Pabellón 1 el nuevo pabellón Cero + Infinito que se está terminando de construir allí muy cercano.

Edificio Cero + Infinito [diseñado por Rafael Viñoly]
(Render)
-Va a ser la nueva sede del Departamento de Computación y del Instituto de Cálculo -me comenta, más que orgullosa.
¡Impresionante, espectacular, como es de esperar de un proyecto de Rafael Viñoly, un aquitecto top a nivel mundial! 
-Muchas gracias, Irene. Fue un placer conversar con vos y descubrirte. ¡Felicitaciones por tus muchos logros! 


Siguen fotos del álbum de la familia.



Continúa en Parte 3

21/05/2019: Conversando con Irene Loiseau. Parte 1: Matemática en los genes y San Juan en el alma


La entrevista la tuvimos en Exactas, en el Pabellón 1 de la Ciudad Universitaria. Para mí, primera vez que iba a ese edificio, me resultó un laberinto intrincado. Una de cada dos personas a las que le preguntaba cómo encontrarla la conocían. “La va a encontrar arriba de todo, siga un corredor largo. Ella trabaja siempre con la puerta bien abierta”. 

Finalmente la encontré. Su despacho parecía tener en las paredes fotos y recortes con la historia de su vida profesional. 

Empecé con una pregunta.
-¿Este es tu segundo hogar?, ¿o el primero? Una parte importantísima de tu vida la hacés acá. 
-Sí, por ahora sí. Tengo el trámite de jubilación en curso, pero mientras no me jubile… 
De pronto me lo dice:
-La verdad que no sé, hoy le decía a mi hija, no sé qué interés puede haber en entrevistarme a mí… Me da un poco de vergüenza. 
-Justamente se me ocurría preguntarte tres adjetivos para que te definieras vos. Uno puede ser que seas un poco modesta, pero te los pediría a vos, si te animás. 
-No sé, no estoy acostumbrada a ese tipo de cosas. 
-Bueno, ya te voy a volver a preguntar. Empecemos por el principio. Sé cuándo naciste, el 26 de julio de 1949. Decime dónde. 
-Yo nací acá en Buenos Aires. Después, a mis dos años y medio, nos fuimos a vivir a Mendoza. Después, a los seis años, yo estaba en primer grado, nos fuimos a San Juan. Mayormente mi infancia pasó en San Juan. Si alguien me pregunta yo digo que soy sanjuanina, sólo para molestar a los porteños [se ríe]. 
-¿Por qué tantos cambios? 
-En general, por trabajos de mi papá. 
-¿En qué trabajaba tu padre? 
Irene con sus padres, Carlos Loiseau y Alma
Volterina Lazarte, foto 
2007. El padre falleció en 
2009, a los 87 años, la madre tiene hoy 96.
-Era profesor universitario de Matemáticas. 
Cuando comienza a hablar de su padre percibo en sus palabras todo el amor y admiración que siente por él. 
-Él era Agrimensor pero siempre dio clases de Matemáticas. Estudió Agrimensura en Rosario y después, cuando se vino a Buenos Aires, quiso entrar en esta facultad pero no lo dejaron, decían que su título no era de bachiller. Burocracias de la época. Mi mamá también terminó la carrera de Agrimensura, y casi se recibe de ingeniera, pero nunca trabajó en esa profesión.  
Mi papá fue a Mendoza en 1952 a trabajar  en el Instituto de Matemáticas del DIC de la Universidad Nacional de Cuyo que había sido creado en esa época por el rector de esa universidad, Irineo Cruz. 
Breve historia sobre el DIC. La encuentran en
EL DR ANTONIO MONTEIRO EN LA ARGENTINA.
CLIC EN LA IMAGEN PARA AMPLIAR
En dicho instituto no había exigencias políticas como en otras instituciones del país. No era necesario estar afiliado al partido gobernante y eso era excepcional para ese momento y esa era una de las razones por las que se habían juntado un grupo de los mejores matemáticos del país. Trabajaron ahí Antonio Monteiro, Mischa Cotlar, Oscar Varsavsky,  -sigue buscando en su memoria-, Rodolfo Ricabarra, Eduardo Zarantonello, Orlando Villamayor, Gregorio Klimovsky y otros. 
Mischa Cotlar (1913-2007), Oscar Varsavsky (1920-1976),
Antonio Monteiro (1907-1980)
-¿De qué año estamos hablando? 
Testimonio de un alumno especial de Carlos Loiseau

-Era 1952 o 1953. Nunca le pregunté a mi papá, ahora que me doy cuenta, pero la imagen que tengo es que él fue a hacer lo que hoy sería un posgrado. Ese instituto duró muy poco, el gobierno de Aramburu lo cerró en 1956  
Nosotros igual nos fuimos a San Juan, en 1955. Ahí Oscar Varsavsky daba clases y le pasó, entre comillas, el cargo de profesor a mi papá. 
-¿Oscar Varsavsky? 
-Oscar era compañero de trabajo de mi padre, acá en Buenos Aires. En teoría era mi padrino, mi partida de nacimiento está firmada por él. Pero nunca tuve la oportunidad de tratarlo. 
-¿Tu apellido Loiseau es de origen francés? 
-El apellido es francés pero mi bisabuelo Loiseau era belga, de la parte de Bélgica donde se habla francés. Mis abuelos eran todos argentinos. En mi ascendencia arriba de mis abuelos hay también franceses, vascos, italianos, suizos e indios comechingones. 
-¿Tenés hermanos? 
-Soy la mayor de tres, tengo una hermana, Nora, y un hermano, Andrés. 
-¿Y después de San Juan adonde fueron? 
IMAF (Facultad de Matemática, Astronomía,
Física y Computación), UNC, creado en 1956
-Nos mudamos a Córdoba cuando yo ya había terminado primer año de secundaria, no tengo muy claro por qué, pero creo que era porque surgió una mejor oportunidad de trabajo para mi papá. Yo viví en siete ciudades en mi vida, demasiado. En Córdoba él fue profesor de lo que era en esa época el IMAF [Instituto de Matemáticas, Astronomía y Física], hoy el FAMAF [Facultad de Matemáticas, Astronomía y Física].  
-¿Por qué te fuiste a estudiar a Perú? 
-Porque en el 66, cuando fue la Noche de los Bastones Largos, mi papá y sus colegas decidieron no renunciar, pero él participaba del movimiento que había en esa época en defensa de la universidad. En Córdoba había mucho kilombo. No sé si te acordás, en los 60, todos los kilombos políticos empezaban en Córdoba. Lo suspendieron por dos años, o lo echaron. A partir de la intervención a las universidades en esa época de otros países sudamericanos (Chile, Perú, Venezuela) vinieron a buscar a la Argentina estos profesores renunciantes o echados. Nos fuimos a vivir a Lima. Fue un grupo importante de profesores, de Córdoba y de Buenos Aires también, a la Universidad Nacional de Ingeniería. Yo entré en esa universidad, a la carrera de Matemáticas, hice los dos primeros años allí. 
-¿Cómo fue tu vocación? ¿Tuvo que ver mucho con tu padre? 
-Yo siempre digo que fue una decisión en automático…, lo poco que conocía…,en algún momento pensé que me hubiera gustado estudiar Medicina pero no me animé… Ahora mi hija es médica [le encanta decirlo, se nota] Yo tenía mucha facilidad para las Matemáticas, cosa que no era común para un alumno secundario en esa época. El ambiente que había en el IMAF también me gustaba… mi papá compartía mucho su vida de profesor con nosotros… En el colegio, el Agustín Garzón Agulla, cuando tuve una reunión de orientación me preguntaron que quería seguir. Cuando dije Matemáticas lo único que me dijeron fue: “No una Licenciatura, que no es para mujeres, siga un Profesorado”. 
-Sí, recuerdo esa época. A una hermana mía le deben haber dicho la misma cosa porque también tenía gran facilidad para las Matemáticas y siguió el Profesorado. 
-Era lo normal que te dijeran eso pero no les di bola. Incluso en esa época ya había un buen porcentaje de mujeres que estudiaban Matemáticas. Cuando yo entré acá éramos casi mitad y mitad. Venían los profesores europeos a Buenos Aires y no lo podían creer. Ahora hay menos mujeres que varones. 
-Eso era en Matemáticas. ¿Y en Computación? 
-Computación era entonces carrera de mujeres. Hasta mitad de los ochenta. Ya siendo Profesora de acá, en el Censo de la UBA del 88 eran mitad y mitad. Después siguió bajando. 
-¿Hoy qué será? 
-Yo en este momento doy una materia optativa, Investigación Operativa. Tengo 1 alumna y 16 alumnos. En las obligatorias pueden ser 6/7 mujeres y 50 hombres.  
Enzo Gentile (1928-1991),
Matemático famoso y Profesor,
Premio Konex 1983


Después de mis dos años universitarios en Lima me vine para acá, me fue bien con las equivalencias, me ayudó Gentile.  
A Enzo, profesor en ese momento en la facultad, lo conocía desde chica. Venía a San Juan a dar clase y venía a mi casa. Nos divertía mucho a los chicos.  
A mí no me habían reconocido en primera instancia la equivalencia de las materias de Algebra que las dictaba un argentino en Perú y creo que influyó para rever esa decisión que ese profesor había sido alumno y colega suyo. 
En dos años y medio más me recibí. Nos hacían jurar en la sala de reuniones privadas del Decanato, en la calle Perú. El decano en esa época no quería hacer juras públicas, época de Lanusse. Nos hacía jurar en grupos chiquitos.
"Esta foto es de cuando nos entregaron el título" (1971)

En ese momento entran dos chicos al despacho de Irene. Los llamo chicos por la edad, pero cuando Irene me los presenta me dice que son Santiago Figueira, Director del Departamento, y Paula Zabala, Secretaria Académica. Le pido a Santiago que nos saqué fotos. Nadie mejor, me entero que es considerado como “el fotógrafo de la facultad”.

Pero antes mueren por contarle algo importante a Irene. “Creemos que va a salir”, dice Figueira. Su cara tiene una sonrisa de éxito por el logro. 
-Estos chicos han sido todos alumnos míos -me comenta Irene cuando ya se han ido, orgullosa.
-Desde antes de recibirte te dedicaste a la docencia. Hiciste una carrera docente muy extendida. Veo en tu currículum que empezaste como Ayudante de segunda en 1970 y de primera con dedicación simple del Departamento de Matemática en Análisis I, Álgebra , Análisis III y Geometría I. 
-Ser docente era lo natural en esa época y sigue siendo para un Licenciado en Matemáticas. Cuando recién me recibí, en 1971, empecé a dar clases en la UADE. Hablando con un amigo, me dice, “Ponete una pollera y andá a dar clases de Análisis I a la noche”. Nosotras a veces usábamos pantalones acá, pero en general en otros lados no se podía. 
-Fuiste Profesora en la UADE a los 23 años. 
-No sé cómo contrataban una chica de mi edad [se ríe]. Estuve poco
ahí, un año, y después estuve como Profesora en el CAECE, un cuatrimestre o dos, no recuerdo. En 1973 empecé a tener acá dedicación exclusiva. Como muchos profesores se habían ido, nosotros nos hacíamos cargo de todo. Yo a veces daba teóricas. 
En septiembre de 1974, con la Misión Ivanissevich, nos echaron a todos, de Leloir para abajo. Después empezaron a reincorporar a los profesores más viejos que les merecían confianza. Para que reincorporaran a una Ayudante de 1ra. un profesor debía hacerse responsable por ella, asegurar que no iba a adherir a paros, ni ir a asambleas… Yo no tenía militancia política partidaria pero sí militancia en las cuestiones de la facultad. 
En esos años 1973-1974, en que muchos profesores se habían ido nosotros le dábamos mucha importancia a la docencia. Pusimos métodos nuevos para enseñar, métodos grupales, algo que se llamó las "Mesas y Sillas", y en general cosas que no eran tradicionales sobre  formas de dar clases. Eso también molestó a las autoridades y fue un motivo más para echarnos.
-Te quedaste sin trabajo acá.
Julián Aráoz (foto 1984)
-Sí, sin trabajo. Anduve buscando, fui a San Luis, fui al INTI, y Julián Aráoz, que había vuelto a la Argentina y trabajaba ahí, me consiguió un cargo, pero el día que tenía que empezar intervinieron el INTI.
-¿Eras soltera entonces?
-Totalmente soltera. Nunca me casé, si es eso lo que querés saber. Viví con Hugo [Scolnik], él era divorciado, nunca nos casamos. No me importó tampoco, no soy religiosa, ni muy formal burocráticamente. Ni mi familia tampoco. Eso no fue un trastorno.
-Estamos en el 74 y te quedaste sin trabajo.
-Ese cuatrimestre me dediqué a dar clases particulares. A grupos de estudiantes a los que ayudábamos a que aprobaran las materias que debían rendir a fin de año. Porque ese segundo cuatrimestre de 1974 no sólo echaron mucha gente sino que suspendieron todas las clases en nuestra facultad. Los alumnos sólo pudieron rendir libre a fin de año. Daba mis clases en casa de mis padres, todavía vivía con ellos. De todas maneras ganaba más que lo que ganaba antes [se ríe].
-Creo que estamos llegando al momento en el que te enganchás con Fundación Bariloche. 
-Sí. Anduve buscando trabajo y a la Fundación Bariloche fueron algunos amigos míos primero, como una pareja muy amiga, Mario Martínez y Ana Friedlander, sería fines de 1974 o comienzos del 75. A mí me tomaron como parte de un grupo que fue después, no recuerdo cuántos, a comienzos del 75, por marzo/abril. Hugo se había vuelto a Buenos Aires, pero seguía trabajando para la Fundación. Él fue el que hizo todo el reclutamiento de los que fuimos para allá al Departamento de Matemáticas de la Fundación.
Mis amigos Ana y Mario, fueron a vivir a la casa que Hugo tenía allá, en el km 23, y Hugo vino a vivir a un departamento que ellos tenían acá en Belgrano. Yo me fui a vivir con los Martínez cuando llegué a Bariloche.
- O sea que terminaste viviendo en la que era la casa de Hugo.
-Sí, dos o tres meses, después me fui a vivir a un departamentito con una amiga.
-¿A Hugo lo conocías de antes?
-Lo conocía de vista pero muy poco. Nos quedamos en Bariloche hasta julio/agosto del 76. Trabajábamos en el Modelo Bariloche.
-¿Qué pasó entonces?
-El gobierno cortó los  fondos para la Fundación. El trabajo que se había hecho con el Modelo Bariloche y algunas otros temas que se trabajaban en la Fundación no les gustaban. La situación estaba bastante fea. Quedaron pocos departamentos, la Camerata y pocos más… De todas maneras, ya antes de que cerraran estos grupos  había gente que se quería ir. 
-¿Vos fuiste parte del grupo que trabajaba en el Modelo Mundial Latinoamericano?
-No en la primera versión, sí en versiones posteriores.
-Fue el momento en que lo conociste más de cerca a Hugo. Dentro de ese período, marzo del 75 a agosto del 76, te convertiste en pareja de Hugo, ¿cuándo fue?
-Bastante al final, fue de a poco. Los últimos cuatro o cinco meses habrá sido. No vivíamos juntos.
-Y en agosto del 76 ¿qué pasó?
-Nos fuimos a vivir a Brasil muchos de los que trabajábamos en el Modelo. Hugo se fue primero. Consiguió seguir teniendo subsidios de organismos internacionales  para  continuar con el desarrollo del Modelo y  consiguió también que nos hicieran un lugar en una Universidad privada de Río, la Candido Mendes. Allí fuimos no sólo matemáticos sino sociólogos y otra gente, seríamos unos trece o catorce, para seguir desarrollando el Modelo. Éramos unos cuantos que fuimos a Río pero también tuve ex compañeros de facultad que fueron a San Pablo. Muchos argentinos terminamos en Brasil en esa época. Otra cosa fue que nosotros, Ana, Mario y yo, nos anotamos en el Doctorado de la Universidad de Río. Yo no lo terminé, sólo completé los cursos, ellos sí.
-En Brasil eras pareja de Hugo. ¿Cuándo nacieron tus hijos?
Fernando y Marina Scolnik (foto 2018)
-Marina nació en 1979, en Brasil.  Nos volvimos a Buenos Aires a mediados de ese año. Fernando nació acá en 1981.
-El Modelo Bariloche ¿qué significó para vos como proyecto?
-A mí me gustaba, me resultó un trabajo muy interesante y desafiante. Yo empezaba a trabajar en este tipo de temas. Me gusta el trabajo interdisciplinario. Trabajar en problemas reales. Es mi trabajo en general.
-¿Qué cosas tenía por las que era resistido por el gobierno?
Referencia de las cuestiones ambientales (Unicen)
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-Desde que empezó, antes de que yo entrara, cuando estaban Hugo y Amílcar Herrera, que eran los que lo dirigían, lo principal  era  contestar un modelo de Estados Unidos que decía cómo había que restringir la natalidad y otras cosas para que los recursos alcancen para todo el mundo. Nuestro Modelo trataba de demostrar que en realidad se podía hacer una distribución de recursos mejor con  políticas más igualitarias. El objetivo era satisfacer  las necesidades básicas de la gente. La función objetivo que teníamos para optimizar juntando todas las partes del modelo era la esperanza de vida al nacer.
-Vos ¿qué función tenías en el grupo?
-Nosotros la función que teníamos cuando fuimos a Bariloche era de pinches [se ríe], programar y esas cosas. Amílcar ya no estaba cuando fuimos y lo dirigía Hugo.
Cuando volvimos de Brasil, tuve tres años que me dediqué a ser madre. 
Estuvo en la UB cuando Tomassino era Decano

 

Daba clases en la Universidad de Belgrano, en forma parcial, como única tarea. Yo estuve como Profesora allí cuando Carlos Tomassino era el Decano. Después, en el 84, empecé a trabajar en INTI. 
-¿Cuándo dejaste de ser pareja de Hugo?
En 1989. 
-¿Has trabajado fuera de Docencia e Investigación, como consultora o en alguna empresa privada?  
Trabajó de 1984 a 1992
-Trabajé como consultora desde aquí, y trabajé como consultora en el INTI, unos ocho años, desde 1984 hasta 1992. En el INTI trabajábamos para empresas o para otros centros del INTI. Por ejemplo, me acuerdo haber trabajado para el Centro de la Carne, en un proyecto e optimización de embutidos. Hicimos un programa para AGFA para minimizar  el desperdicio en los cortes de material y otro con el mismo objetivo para Massuh. Acá por ejemplo hicimos un programa de planificación para una empresa que se llama Amanco, hicimos para Tecnologística hace cinco/seis años un programa para optimizar los recorridos de camiones cuando hay que repartir pedidos, también un programa para Autotrol de optimización de señales de tráfico, que finalmente no fue aplicado porque la Municipalidad tenía que instalar unos sensores para que funcionara. 
Continúa en Parte 2