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05/08/2019: Pablo Di Marco: Voy a darme a conocer un poco entre los dinos

Pablo Di Marco, 2016, iniciando un curso
sobre cine en Fundación Copaipa, Salta
Hay muchos que no me conocen, tampoco yo conozco a muchos de los dinos y no he tenido participación dentro del grupo. El motivo principal de esto es, posiblemente, que toda mi carrera profesional se desarrolló principalmente en España y en el interior del país.

Les cuento: mi nombre es Adolfo Pablo Di Marco, pero con el tiempo fui perdiendo el Adolfo y me convertí en Pablo, sólo los compañeros de facultad y los amigos de hace mucho tiempo me recuerdan como Adolfo. Nací el 26 de enero de 1946.

Boris Spivacow (imagen Wikipedia)
Entré a Ciencias Exactas en 1963, si mal no recuerdo, pensando en seguir la Lic. En Matemáticas, pero rápidamente me pasé a Computación Científica. En el curso de ingreso tuve la suerte y el honor de tener como profesor a Boris Spivacov, maravillosa persona y profesor.

En 2015 en la hostería de Molinos,
en Salta con los Scolnik
También en esos años tuvo el gusto de conocer a Hugo Scolnik, no recuerdo si él era JTP en el Ingreso o si lo conocí al año siguiente haciendo Análisis I. Lo cierto es que todavía no se había recibido, era un flaco (sí, flaco) que tenia locas a todas mis compañeras y felizmente tuve la oportunidad de conocerlo bastante y de seguir manteniendo después de  más de 50 años una excelente amistad y es la persona (él y Graciela, su esposa) a quien siempre vemos cada vez que viajamos a Buenos Aires.

Otro profesor de quien guardo un excelente recuerdo es el polémico Enzo Gentile, profe de Algebra y muy odiado por muchos de mis compañeros de esas épocas. Yo aprendí mucho con él y con un libro que siempre recomendaba y que todavía recuerdo: “Fundamental Structures of Algebra”, de Mostow, Sampson y Meyer, libro que todavía conservo. Además de ser un gran profesor era un buen cantante aficionado de ópera y eso ya era un punto a favor para mí.

De mis compañeros recuerdo muchos, especialmente Juanjo Mazzoleni y Pablo Perl, formábamos un trío temible. A Mercedes López Cosntanzó, recuerdo viajes en el 226 (creo que era ese el número) que era el único bondi que llegaba a Ciudad Universitaria, con ella y el querido Hugo Castro (gran tipo y excelente profe). Recuerdo a Maju Mengual, quien vive en USA desde hace ya muchos años, Marta Rojas, compañera en más de una materia, con quien las vueltas de la vida nos volvieron a juntar profesionalmente muy lejos de Buenos Aires, Adriana Wikowsky con quien coincidí en Ford Argentina, Luis Schor y muchos más de quienes nunca volví a saber. El marido de Marta Rojas, a quien conocí en Bariloche es Luis Talavera, gran ser humano y gran profesional.

Les cuento brevemente mis vueltas profesionales:

En 1970 tuve mi primer trabajo en el área de Sistemas en Ford, en Pacheco

donde ingresé como Analista de Sistemas JR (¿ya no existe más ese puesto, no?). En el 72 más que nada por motivos personales, divorcio conflictivo mediante, me fui a trabajar a Bariloche, a la Fundación Bariloche, al Depto. d
e Matemáticas donde, quién trabajaba? el Dr. Hugo Scolnik, que se convirtió en mi jefe. Tuve la suerte de tenerlo como capo y él tuvo la suerte de tenerme a su cargo (era suerte o desgracia?, no me acuerdo, habría que preguntarle a Huguito, pero seguro que va a contestar que yo fui el afortunado y él quien sufrió la desgracia). Felizmente en mi misma oficina estaba otro grande, como ser humano y como profesional (a quien siempre estoy a punto de visitar en Chile, pero nunca lo hago) y a su esposa, nada menos que mi muy querida compañerita de facu Marta Rojas.

Agosto 1974: muy jovencito en Bariloche,
con mi primera hija
En el 74, cuando estaba harto de la situación argentina que ya estaba llegando a Bariloche, me surgió la posibilidad de ir a trabajar a Ford España, con quien había sido mi gerente en Pacheco.

1975, mi credencial en Ford España. Cuando
la veo sigo preguntándome: ¿Cómo me
dejaron entrar en España con esa facha?
Por supuesto acepté y allá tuve la mejor experiencia profesional de mi vida. Lanzamos el Depto. de Procesamiento de Datos desde cero. En el lugar donde iba a estar montada la planta de Ford lo único que había era un edificio en construcción donde se iba a ubicar el centro de cómputos. Fue un trabajo duro, apasionante y realmente desafiante, pero tuve la suerte de saber que cuando me volví a Argentina nuestro departamento era el tercero en importancia en Ford Europa, después de Alemania e Inglaterra. Nunca terminé de arrepentirme de haberme vuelto y de no haber sacado la ciudadanía.

De nuevo en Argentina en 1982, en Metcon, subsidiaria de Ford Argentina, hice más o menos el mismo trabajo que en España pero a una escala mucho menor

En el 86 dejé los autos y me fui a los cigarrillos. Empecé a trabajar en Salta (que se convirtió en mi lugar en el mundo) a cargo de los centros de cómputos de Nobleza Piccardo en todo el norte tabacalero del país. Cinco centros en cinco provincias diferentes, totalmente desconectados entre sí, con variedad de computadoras incompatibles entre sí, con programas diferentes en los distintos centros para hacer la misma cosa, por supuesto sin red. Otro desafío grande pero funcionó y todo quedó integrado e intercomunicado en unos años de trabajo fuerte. Por los problemas habituales de empresa que se vende a otra que viene del extranjero con su propia gente me encontré sin trabajo en Salta a los 54 en una ciudad que te ofrecía pocas oportunidades

Así que de vuelta a Buenos Aires, después de muchos años, entré a trabajar en ABB en proyectos especiales y en seguridad y auditoría informática, pero nada demasiado relevante así que podría decir que sobreviví razonablemente bien hasta llegar a la edad de jubilación.

Pablo con Mónica, su esposa (2018)

Siempre decíamos con Mónica, mi esposa, “el día que nos jubilamos nos
volvemos a Salta” y así fue. Nos volvimos a esta hermosa y tranquila ciudad y aquí estamos tratando de sacarle el jugo a las oportunidades que te da.

Bueno, si alguno tuvo la paciencia de llegar hasta aquí, ya sabe quién este sujeto.

Les mando un saludo y un abrazo grande a todos, a los que conozco y a los que no, esperando alguna vez coincidir en algún viaje a Buenos Aires con las comidas que organizan.

Pablo