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01/10/2019: Conversando con Héctor Monteverde, Parte 3: Testimonios


Héctor Monteverde y un libro favorito: "Me lo regaló Martha, mi
señora. La historia medieval es una de mis pasiones".
Héctor Monteverde es un conocido de todos. Un Dino con fama de muchos años y amigo de todos. A la hora de buscar estos Testimonios con los que acostumbro a cerrar estos Conversando elegí tres personas que pueden contarnos algunas cosas más sobre él.

Se trata de Carlos Antonini, Alfredo Pérez y Alejandra Villa.

¡Muchas gracias a los tres por sus aportes!




      Carlos Antonini     
-Hola Carlos. Sé que trabajaste mucho con Héctor Monteverde en Acindar. ¿Me podrías contar algunas anécdotas que recuerdes?

-[Sonríe, encantado] Él tenía un pedacito mínimo limpio del escritorio, todo el resto lleno de papeles. Pero le pedías cualquier cosa y hacía así, ¡tac!, y la sacaba. Parecía desordenado pero estaba todo ordenado en la cabeza de él. Un día se fue de vacaciones, vino la empleada de limpieza. “¡No, no toque el escritorio!”. “¿No son cosas para tirar?”. “¡No!”. La gente preguntaba, “¿Dónde está Héctor?”. “Está de vacaciones”, yo les decía. “No puede ser, si tiene todas las cosas sobre el escritorio”.

En esa época programábamos en Fortran, todo en tarjetas. Él tenía una caja con los programas, la dejaba en cualquier lado, en el piso. Un día viene y pregunta “¿Dónde está la caja de tarjetas?”. La había tirado la empleada de la limpieza. Se fue a la empresa de la limpieza y se asombró, la tenían separada junto con otras cajas de tarjetas, perfecta y completa.

Disfruté muchísimo los viajes que hacíamos juntos a Rosario, justamente para ejecutar esos programas.

-¿Me podrías dar algunos adjetivos que lo definan a Héctor? 

-Muy inteligente. Buenísima persona, jamás le encontré un fallo. A las personas las trataba como personas. Nunca lo escuché hablar mal de ninguna persona.

-Gracias, Carlos.

Alfredo Pérez
Como dice HM, nos conocimos mientras cursábamos Exactas, que él terminó y yo discontinué por los distintos viajes al exterior y la paternidad. Coincidimos numerosas ocasiones en reuniones de SADIO y/o de SAC. Más tarde entré a formar parte de la CD de SADIO, primero Tesorero y luego Vicepresidente; momento en que comencé a apreciar la tarea de apoyo que realizaba Héctor, tanto en la toma de decisiones como en la organización de eventos.

Nuestras carreras profesionales estaban ubicadas “en ambos lados de mostrador”: HM como “cliente”, yo como “proveedor” y, por esa época, comenzamos a actuar en consultoría, en forma separada, lo que permitía un mayor intercambio de experiencias y, más tarde asociarnos en trabajos puntuales.

Finalmente, desde 1996 hasta 2016, coincidimos en INET, formando parte del mismo equipo de trabajo (ocasionalmente, separados), descubriendo una mayor cantidad de intereses comunes, que consolidaron nuestra amistad. Tantas horas compartidas me permitieron reconocer una gran cantidad de valores, como persona y como colega, de Héctor.

Una gran capacidad de planificación: ya se trate de un congreso con 900 asistentes, una serie de clases, o la redacción de un documento de trabajo, Héctor tiene un Pert mental instantáneo, previendo cuellos de botella, tiempo destinado a cada tarea, constantemente actualizado, lo que permite al resto del grupo cumplir con el compromiso.

La capacidad de “escuchar al otro”, no solamente lo que verbaliza, también lo que calla y omite, que potencia su capacidad de convencer, mediar, lograr consensos; que ya surge en su juventud desde la anécdota de la agrupación de estudiantes.
                               
Capacidad de “multitasking” que solamente puedo reflejar con un ejemplo vivido numerosas veces en trabajo en equipo. Tenemos que presentar un documento (20+ pág., desarrollo, informe, presentación, etc.) nos reunimos (2 a 4 personas), se hace un esbozo general, cada uno busca fuentes, un primer enfoque se expone con apuntes, Héctor escucha, recoge los apuntes y escribe un “1er borrador”, que distribuye. Nueva reunión, cada uno presenta verbalmente correcciones, Héctor escucha, interviene y, en un momento dado, participando, vemos que sus manos comienzan a teclear, cuando la charla se estabiliza, Héctor dice “A ver qué les parece", y nos lee un texto corregido, incorporando pareceres, reordenando puntos, desechando otros. Ya tenemos “el 2do. Borrador” que se itera un par de veces y se convierte en el documento conjunto.

Se me ocurren otras capacidades: honestidad, compañerismo, cumplimento de palabra, sin dobleces, no levanta la voz, etc.

Es un "gran tipo", un "porteño de ley", como dirían nuestros padres.


Alejandra Villa,
Gerente de SADIO
Qué puedo decir de Héctor? Primero que tiene una memoria prodigiosa, capaz de citar los más pequeños detalles de algo sucedido hace muchos años, aunque él diga que ya no es como antes...

Ese don, unido a su capacidad de análisis, lo hizo siempre de consulta obligada ante cualquier situación que pudiera salir de lo habitual y requiriera un estudio concienzudo.

Desde que empecé a trabajar en SADIO y a lo largo de los años, fue siempre una persona muy presente desde el rol que le tocara: miembro del Consejo Directivo, chair general de distintos congresos o enlace responsable para llevar adelante la organización conjunta de eventos internacionales. De asistencia casi perfecta a las reuniones, sin lugar a dudas su opinión fue decisiva para la participación de SADIO en todos los eventos internacionales co-organizados en estos últimos 15 años que son los que yo vi.

Con Héctor es un placer trabajar porque tiene gran sentido de trabajo en equipo y responsabilidad. Siempre criterioso, buena persona y con la camiseta de SADIO puesta, sin dudas!



¡Bravo, Héctor, mis felicitaciones!

Hernán Huergo

28/09/2019: Héctor Monteverde: Reseña de las 48 JAIIO

En la semana del 16 al 20 de septiembre se realizaron las 48JAIIO, 48as Jornadas Argentinas de Informática e Investigación Operativa en el campus de la Universidad Nacional de Salta, en un suburbio al norte de dicha ciudad, junto a la pintoresca antigua Ruta 9 que va a Jujuy.


La reunión congregó a más de 700 participantes, tanto investigadores de la academia, profesionales y estudiantes, incluyendo países vecinos y España y se organizó en 16 simposios temáticos; algunos por especialidad como los de Ingeniería de Software, Inteligencia Artificial, Ciencia de Datos o Industria e Investigación Operativa, otros por área de aplicación, como los Agroinformática, Salud, Estado o Derecho, el SIE-Tecnap, Simposio de Informática y Estado, y otros sobre temas asociados, como los de Vinculación entre Universidad e Industria, el SAHTI - Simposio Argentino de Historia, Tecnologías e Informática. Este último de gran interés para los Dinos y Dinas, en el cual se relataron algunos de los primeros proyectos, incluyendo redes institucionales y los avatares de las primeras conexiones permanentes a Internet.

Acto de Inauguración de las 48JAIIO
Entre los tópicos que se destacaron y, en algún modo, resultaron transversales a varios simposios, pueden mencionarse las tecnologías de Blockchain, de Deep Learning y de Data Analysis sobre Big Data. También apareció cierta preocupación por la implementación de la educación basada en competencias en las carreras de ingeniería, lo que dio lugar a intercambios con diferentes percepciones. Quienes quieran obtener más detalles, incluyendo los trabajos presentados, pueden hacerlo a través del sitio de SADIO http://www.sadio.org.ar o de las 48JAIIO.

Una de las sesiones de las 48JAIIO
El miércoles por la noche se celebró la cena de camaradería, en este caso en una tradicional Peña salteña, la que permitió degustar empanadas y un delicioso locro, junto con espectáculos de folklore y canciones latinoamericanas. Algunos de los participantes aprovecharon el viaje a Salta para tomarse algunos días y hacer turismo por el NOA.

Cena de camaradería
Las próximas 49JAIIO se realizarán en agosto próximo en la Facultad de Ingeniería de la UBA, aprovechando la celebración del sesquicentenario del egreso de Luis A. Huergo, el primer ingeniero argentino.

Grupo de participantes con Sandra D'Agostino,
presidente de SADIO, en la cena de camaradería
Fotos aportadas por Cristian Martínez, Profesor del Departamento de Informática de la UNSa, y por Sandra D'Agostino, Presidente de SADIO.

Autoridades del Evento:

Coordinación General
- Roxana Giandini (LIFIA FI, UNLP)
- Cristian Martínez (DI, UNSa)

Coordinación Ejecutiva
- Alejandra Villa (SADIO)

Chairs de Simposios
AGRANDA - Simposio Argentino de Ciencia de Datos y GRANdes DAtos
- Enzo Ferrante (UNL)
- Carlos Sarraute (Grandata Labs)

ASAI - Simposio Argentino de Inteligencia Artificial
- Rocío Cecchini (ICIC CONICET, UNS)
- Eduardo Xamena (ICSOH CONICET, UNSa | DI, UNSa)

ASSE - Simposio Argentino de Ingeniería de Software
- Horacio Kuna (UNaM)
- Santiago Vidal (UNICEN | ISISTAN CONICET)

CAI - Congreso Argentino de AgroInformática
- Yanina Bellini Saibene (INTA Anguil)
- Marcos Carrasco Benavides (UC del Maule, Chile)
- Hernán Elena (INTA Salta)

CAIS - Congreso Argentino de Informática y Salud
- Antonio Arias (Ministerio de la Primera Infancia, Salta)
- Martín Díaz Maffini (Hospital Alemán)
- Marcelo Carrascal (Hospital Provincial de Neuquén)

EST - Concurso de Trabajos Estudiantiles
- Guillermina Nievas (FI, UCASal)
- Sofía Martín (FI, UNLP)
- Catalina Mostaccio (FI, UNLP)

IETF Day - Taller del Grupo de Trabajo de Ingeniería de Internet/Argentina
- Gustavo Mercado (UTN FR Mendoza)
- Marcela Orbiscay (IANIGLA - CONICET, Mendoza)

JUI - Jornadas de Vinculación Universidad - Industria
- Ricardo Medel (UTN-FRC | UES21 Córdoba)
- Luis Mariano Bibbo (LIFIA, UNLP)
- Iván Rodríguez (FI, UNSa)

SAEI - Simposio Argentino de Educación en Informática
- Claudia Banchoff Tzancoff (LINTI FI, UNLP)
- Guillermo Rodríguez (UNR | UAI)

SAHTI - Simposio Argentino de Historia, Tecnologías e Informática
- Karina Bianculli (CEHIs - FH, UNMdP)
- Raúl Carnota (Grupo de Historia DC-FCEyN, UBA)

SAIV - Simposio Argentino de Imágenes y Visión
- Daniel Acevedo (DC-FCEyN, UBA)
- María Elena Buemi (DC-FCEyN, UBA | UNSAM)

SID - Simposio de Informática y Derecho
- Ernesto Liceda (UNLP | GECSI)
- Sebastián Gómez (Poder Judicial Neuquén | UNRN)
- Griselda Royano (DI, UNSa | FI, UNSa)

SIE - Simposio de Informática y Estado
- Mauro Germán Cambarieri (UNRN)
- Lía Molinari (UNLP)
- Luis Papagni (ARBA)

SIIIO - Simposio Argentino de Informática Industrial e Investigación Operativa
- Mariana Cóccola (UTN Santa Fe | CONICET)
- Ivo Koch (IDEI, UNGS)
- Pablo A. Rey (Universidad Tecnológica Metropolitana, Chile)

STS - Simposio Argentino sobre Tecnología y Sociedad
- Ricardo Jakúlica (FI, UNSa)
- Sebastián Benítez Larghi (UNLP)
- Ariel Vercelli (CONICET DH-FH, UNMdP)

TAIC - Taller Argentino de Internet de las Cosas
- Laura A. Fava (LINTI - Facultad de Informática, UNLP)
- Sergio Rocabado (DI, UNSa)
- Diego Vilches Antao (LINTI - Facultad de Informática, UNLP)

27/09/2019: Eduardo Vila Echagüe: Software IBM y otras yerbas

[Capítulo 40 de La Informática y yo] 

Software IBM y otras yerbas


Les conté que IBM había comprado la empresa Lotus. Inicialmente esto se concretó en Chile con la mudanza del personal de Lotus, ex-Gerente General incluido, a nuestro propio edificio. Durante 1995 la comercialización de sus productos no era de mi responsabilidad, pero eso cambió en 1996. Por fin tendríamos un producto conocido en el mercado local y con excelente reputación, el Lotus Notes. Este software reemplazaba el correo electrónico centralizado de cada empresa por uno distribuido. Como esto no se podía hacer a medias, la venta de un Notes significaba licencias en prácticamente todos los Computadores Personales de la empresa, un negocio de magnitud. En la propia IBM reemplazamos el venerable PROFS por el Notes, en su versión para OS/2, salvo algunos vendedores recalcitrantes que insistían en que necesitaban Windows 95 para poder usar el MS Office como sus clientes. El resto del mercado local sólo estaba interesado en Notes en plataforma Windows.

Poco a poco fuimos descubriendo que la oferta de software de IBM era más amplia de lo que creíamos. Estaba la línea Visual Age para desarrollo de aplicaciones, el Data Warehouse para apoyar la inteligencia del negocio (Business Inteligence), productos para administración de redes y muchos otros que no recuerdo. El problema es que todos estos productos tenían nula participación en el mercado chileno. No sólo los desconocían los potenciales clientes, lo mismo pasaba con nuestra fuerza de ventas que no tenía la menor idea de su existencia. Como la caridad empieza por casa, decidimos empezar con un seminario para todos nuestros vendedores, fuera del edificio de IBM. El programa incluía una introducción a mi cargo y después presentaciones de cada línea de productos con apoyo de especialistas de IBM Argentina.

Para inspirarme recordé mi estadía en Product Marketing. Habíamos anunciado muchas líneas de computadores y periféricos que al cabo de poco tiempo quedaban obsoletos. En cambio el software sobrevivía a todos estos cambios. Los programas de cuando yo había ingresado a IBM 28 años atrás aún corrían en los mainframes más modernos. Busqué una imagen que pudiera perdurar en la imaginación de nuestros vendedores, incesantemente bombardeados con nuevos anuncios. Creí encontrarla en la historia de Chile. Las personas que habían nacido y muerto a lo largo de estos siglos representarían el hardware, en tanto que la cultura, transmitida de generación en generación, tendría el papel del software. Ejemplos de la cultura serían tomar la once en vez de tomar el té, comer sopaipilla cuando llueve y otros innumerables detalles propios de la chilenidad.

Estaba en medio de mi arenga declamando en el mejor estilo de Jorge Manrique: — ¿Qué fue de Pedro de Valdivia (fundador de Santiago)? ¿Qué fue de Mateo de Toro y Zambrano (presidente de la Primera Junta patria)? — y en ese momento se oyen risas en el fondo del salón. Es que acababa de entrar nuestro Gerente General, cuyo nombre era precisamente... Mateo. Espero que no pensara que estaba anunciando su próximo fin aunque, como veremos en un próximo capítulo, no hubiera sido un presagio tan equivocado en lo referente a su cargo en IBM.

También tenía que explicar el significado de nuestra dependencia de IBM Argentina. Nuevamente recurrí a la historia y les conté que el Adelantado del Río de la Plata en el futuro podría enviarnos ayuda pero que en ese momento estaba muy complicado, en feroz guerra contra las tribus de los abipones de Santa Fe, los comechingones de Córdoba y los banconaciones de.... En ese momento la mitad de la audiencia estalló en carcajadas y la otra mitad no entendió nada; aún vivían en la Luna sobre lo que pasaba del otro lado de la Cordillera. También estaba presente mi jefe, el Gerente de Software de LAS. Lo miré y observé una risa algo forzada. Tampoco era un buen presagio. A los argentinos no nos gusta que se rían de los argentinos.

A mediados de año empezamos a recibir información confidencial de que IBM estaba preparando un contraataque devastador contra Microsoft. El arma secreta tenía el nombre código Merlin, y en efecto tendría que haber sido mago para cumplir lo que de ella se esperaba. Finalmente descubrimos que se trataba de una nueva versión muy mejorada del OS/2, la que al igual que la versión anterior se comercializaría con el nombre 'taquillero' de OS/2 Warp, inspirado en la muy popular serie de TV Viaje a las Estrellas (Star Trek). A mis lectores jóvenes les cuento que en esa serie para viajar más rápido que la luz usaban el warp drive y con eso se reían de las limitaciones impuestas por la maldita relatividad, la gran enemiga de la ciencia ficción.

En septiembre se produjo el anuncio. El nuevo OS/2 se veía como un producto
OS/2 Warp versión 4 con Voice Type Dictation
excelente. El diseño del escritorio (lo que se ve en la pantalla) era muy agradable, con íconos de apariencia tridimensional. Se podía configurar de mil maneras al gusto de cada uno. Una barra adosada a alguno de los bordes de la pantalla permitía acceso inmediato a todas las aplicaciones y archivos más usados. Se conectaba a todo tipo de redes y tenía un aceptable soporte multimedia. Pero lo que más se destacaba en el anuncio era su capacidad de reconocimiento de voz (Voice Type Dictation) con la que se podía dar instrucciones al sistema operativo o simplemente ingresar texto. Hoy eso no parece muy impresionante con las Alexas y Siris, pero en 1996 eso era una absoluta novedad.

Sin embargo no todo era favorable. Por lo pronto ningún fabricante vendía PCs con el OS/2 preinstalado. Tenías que comprar el OS/2 por separado, a un costo del orden de U$150. La instalación no era simple, sobretodo si querías conservar el Windows 95 que venía en tu PC. El famoso Voice Type Dictation (VTD) no era fácil de usar. Había que acostumbrar la voz leyéndole al computador un texto interminable tomado del Quijote y aún así la tasa de errores, al menos con mi voz cavernosa, era bastante alta. Pero lo peor era que no se podían ejecutar las numerosas aplicaciones que estaban siendo desarrolladas para Windows 95, especialmente el MS Office. Como suite de oficina tendríamos que usar el Lotus Smartsuite, excelente producto pero poco difundido, incluso dentro de IBM.

Cambié mi PC por un Pentium que era requerido para usar el VTD. Nuevamente conseguí que Finanzas aprobara un precio especial para empleados IBM, del cual fui el primero en aprovecharme. También fuimos con todo a la feria FISA y alcanzamos a vender algunas licencias más, pero a ese precio tampoco avanzábamos mucho en el cumplimiento de nuestras cuotas de ventas. También surgieron problemas de conciencia como aquel caso de un señor con movilidad reducida que creyó que con el Voice Type Dictation podría superar sus dificultades para usar un teclado. La tecnología aún no estaba tan avanzada.

Arquitectura Tivoli
En ese mismo año IBM compró la empresa Tivoli que hacía software para la administración de sistemas. Desde el momento en que en las empresas empezaron a proliferar los equipos de diferentes marcas conectados entre sí, se había hecho muy difícil diagnosticar los problemas. Cuántas veces hemos intentado hacer un trámite en una ventanilla y el funcionario (o el internet) nos dijo: — ¡se cayó el sistema! — Para el grupo de soporte informático es vital saber qué fue lo que falló. ¿El controlador de sucursal, el modem, la línea de comunicaciones, el programa en el procesador central, ...? Los productos Tivoli introducían agentes en todos los componentes del sistema y permitían de un golpe de vista identificar dónde estaba la falla. Pero el problema para nosotros es que eran soluciones caras, de cientos de miles de dólares, y muy complejas. Conseguí que me asignaran OS/2 Warp versión 4 con Voice Type Dictation un Ingeniero de Sistemas con mucha experiencia que empezó a evaluar el producto y tratar de venderlo, pero obviamente dada la realidad local nos quedaba un poco 'como poncho' y no podíamos esperar cerrar ningún negocio ese año.

Efectivamente terminamos el año cumpliendo a medias. Teníamos una cuota por la venta de software total y otra por la venta en plataformas Work Station (PC y UNIX). Nos fue bien con la primera, gracias a los pocos mainframes que quedaban, pero nos quedamos cortos con la segunda. El paso de IBM de ser un sistema propietario a competir en el mundo abierto no fue fácil para nadie.

Como si eso fuera poco, en ese año tuve la responsabilidad por la venta de los productos de Networking. ¿Cómo? ¿No les había dicho en un capítulo anterior que IBM prácticamente no ofrecía nada en esa línea? Pero los clientes pensaban diferente y exigían esos productos en las soluciones que les ofrecía IBM. En cada edificio, en cada sucursal y pronto aún en cada casa se cableaban redes ethernet las que requerían cosas con nombres extraños para mí, como tarjetas, routers, switchs y hubs. Recuerden que hasta ese momento yo me conectaba en la oficina mediante un cable coaxial, en tanto que en la casa mi PC tenía algo llamado modem con el que llamaba por teléfono a mi proveedor de Internet cuando quería conectarme.

Para cumplir con esto me asignaron un vendedor y un ingeniero de sistemas. El primero era un muchacho muy despierto que venía del área de los PC, el mismo que años atrás había tenido la osadía de atender al Almirante Merino en mangas de camisa. En cuanto al otro creo que lo vi un par de veces en el año, porque tenía costumbres de vampiro. Se suponía que trabajaba casi exclusivamente de noche. ¿Un precursor del horario flexible? Allá él, yo ya tenía bastante líos con el software.

La misión de este grupo era desarrollar alianzas con las empresas fabricantes de equipos para redes, de manera que pudiéramos integrarlos en nuestras soluciones a un precio preferente y nos prestaran soporte técnico en caso de requerirlo. Las ventas no se contabilizaban como hardware sino como servicios de integración de sistemas. Creo que nos fue relativamente bien pese a no tener cuota ni gerente de LAS que nos estuviera persiguiendo con el 'forecast' todos los meses, como sucedía con el software.

Entretanto la tormenta seguía rugiendo en la IBM Argentina, pero aún no parecía tener mayor impacto de nuestro lado, salvo que ya no vendíamos nada en el Sector Público. ¿Nos llegará?

25/09/2019: Conversando con Héctor Monteverde, Parte 2: Un cable a tierra llamado SADIO

Héctor Monteverde en Club Palermo, 23/11/2018

Antes de continuar con la entrevista que tuvimos en SADIO comparto con los lectores algunos apuntes e imágenes que me hizo llegar Héctor. Nada mejor para conocerlo mucho más.

Mi padre tenía un taller mecánico de
reparación de proyectores cinematográficos

Provengo 3/4 de Italia (ambos abuelos paternos de Lavagna, cerca de Génova y la abuela materna de un pueblito al norte de Milán) y 1/4 de España (mi abuelo materno nacido en Argentina de padres españoles de San Fernando, una islita del golfo de Cádiz).

Mi padre tenía un taller mecánico de reparación de proyectores cinematográficos (usados en los muchos cines de entonces) en el cual se fabricaban artesanalmente los repuestos y mi madre era maestra especializada en sordomudos, pero para mi nacimiento ya no ejercía.
-En paralelo con toda la actividad profesional que relataste tuviste una actuación en SADIO muy importante. 
-Mi ingreso a SADIO en 1969 fue una sugerencia de Enrique Lechner, Gerente de Investigación Operativa en Shell, a quien tuve de jefe y amigo. De entrada lo ayudé a Víctor Rodríguez en Biblioteca y en las relaciones con los socios del Interior. Estábamos en Libertad 1235, debajo de la entrada del edificio del INTI. En 1974 Nicolini, vocal de SADIO y Director de la Escuela de laInvestigación Operativa del Ministerio de Defensa que estaba en San José 317, le ofreció a SADIO espacio en la Sala de Profesores. 
Más adelante fui Secretario. Fui presidente un periodo entre 1980 y 1982 y luego nuevamente dos períodos, entre 1991 y 1995. Representé a SADIO en la creación de ALIO, la Asociación Latinoamericana de Investigación Operativa, donde, si mal no me equivoco, fui Secretario un periodo (1983-85) y Presidente el siguiente (1985-87), lo que curiosamente hizo que apareciese por TV en la inauguracion de un CLAIO en Chile. También representé a SADIO ante IFIP (International Federation for Information Processing), donde asistí a varias asambleas entre 1986 y 1990. Allí forme parte del Comité de Apoyo a Países en Desarrollo. 
Vuelta la Argentina a gobiernos civiles, en enero de 1984 se produjo
Del archivo de fotos de SADIO: Héctor Monteverde,
Alfredo Pérez, Jorge Clot y Juan Carlos Fränkel


una visita del Secretario de Ciencia y Tecnología de Brasil a la Secretaría de Ciencia y Técnica. De esa visita surgió la creación de un Programa Argentino Brasilero de Investigación y Estudios Avanzados en Informática (PABI), que fue coordinado por la parte argentina por Armando Haeberer, apoyado por Viviana Rubinstein y por mí. El PABI, además de desarrollar algunos proyectos conjuntos de investigación como el ETHOS, organizó Escuelas de Verano de un par de semanas de duración con 250 estudiantes de cada país y publicó unos 40 libros de texto para los cursos. 
-En paralelo con estas actividades en SADIO y relacionados, y como docente, ¿seguiste trabajando como consultor independiente? 
-Por ejemplo, el manual del manejo de Inversiones del grupo Bemberg lo hice como consultor independiente. 
-Leí en algún lado que diste decenas de cursos en Telecom sobre una Metodología de Sistemas. 
-Alfredo Pérez y un amigo tenían un contacto con ellos. Telecom le había comprado una Metodología de Sistemas a Andersen. Tenían una tracalada de gente para capacitar. Me consultaron y se me ocurrió que el mejor método era hacérselas usar. Creamos un caso de estudio que debían resolver aplicando la metodología en dos o tres clases. 
-Con Alfredo Pérez tuviste mucho contacto en tu vida profesional. 
-A Alfredo lo conocí cuando estaba cursando Seminario Elemental de Cálculo Numérico. Lo trajo Sadosky o Marín o no recuerdo quien y lo presentaron como el tipo de Exactas que había entrado en una empresa de Computación, supongo que era Univac, y había tenido éxito. Después nos seguimos viendo en SADIO, era el Tesorero alguna vez, y luego Vicepresidente. Estuvo a cargo del sistema de SOM. 
-¿En qué otras cosas coincidiste con él? 
-Cuando me fui de KPMG yo necesitaba una oficina. Alfredo, junto con su socio, León Carp, me ofrecieron un escritorio en la oficina de ellos, que quedaba en Córdoba al 1200. Un ofrecimiento de amigos. Al tiempo me surgió un trabajo en Mercurio, que se había convertido en banco, y lo llevé a Alfredo para hacerlo juntos. En el INET estuvimos también trabajando juntos mucho tiempo. 
-¿Cuáles son las cosas de tu vida profesional que te dieron más satisfacciones? 
-Uno fue el modelo integrado de Shell, que intentaba optimizar desde el abastecimiento del crudo hasta el aprovisionamiento de las estaciones de servicio, pasando por la refinación y el transporte. Fue un proyecto que empezó Lechner con Echenique y yo me sumé y lo terminé. 
Otra cosa divertida y que después me enteré que tenía antecedentes fue… Shell había encargado a Astarsa la construcción de un barco muy moderno. Astarsa se había comprometido a pagar penalidades si no lo terminaba en fecha. Se atrasó ocho meses. Hubo un juicio. Shell a su vez debía pagar mayores costos si la culpa no era de Astarsa. Con el gerente de mantenimiento de la flota armamos un camino crítico de la construcción del barco para aclarar las responsabilidades por las demoras, ya que había trescientos millones de pesos en juego por cada parte y salimos airosos. Después me enteré que, más o menos por la misma época, en EEUU había habído un uso similar del método de Camino Crítico, pero en este caso lo que estaba en juego eran 10.000 millones de dólares.
Otro proyecto muy interesante fue la construcción del Gasoducto Centro Oeste. A raíz de eso inauguré Internet en la Argentina, en 1981. Bueno, no se llamaba todavía Internet. acá tenía un nombre de Servicio Internacional de Acceso a Base de Datos.
-¿Cómo fue eso?
-Había habido una licitación. Mi jefe, Carlos Langbehn, había asesorado impositivamente a una empresa alemana que perdió la licitación, la que fue ganada por un consorcio liderado por la Royal Boskalis Westminster, una empresa anglo holandesa que tenía relación con nuestra organización, así que visitamos a los ganadores poniéndonos a su disposición y nos pidieron información sobre comunicación de datos. 
Querían controlar el proyecto accediendo en forma remota con algún tipo de procesamiento. Yo averigüé y presenté una propuesta. ITT le venía ofreciendo a Entel, donde estaba Juan Carlos Angio, una conexión a Arpanet vía Puerto Rico. Entel no detectaba interesados. Yo estrené una de esas conexiones utilizando utilizando una terminal portátil Texas de 300 baudios que un holandés me hizo llegar. Pude acceder a los sistemas que permitían el control remoto de la obra.  
-Qué significó SADIO en tu vida. 
-Creo que fue el cable a tierra a lo largo de toda mi historia. Me siento parte de esto. 
-Las JAIIO son una especie de fruto de SADIO en las que has participado mucho… 
-Son lo más importante de SADIO, aunque en mi opinión SADIO es un
poco demasiado dependiente de las JAIIO, sobre todo económicamente. 
14 JAIIO - II CLAIO, Buenos Aires, 1984: Acto Inaugural después
del discurso de Alfonsín. Se ven a Scolnik, Correa, Monteverde,
Sadosky
, Bargagna, Suárez Anzorena, Moruzzi y Oliveros.
Por SADIO fui presidente de ALIO, la Asociación Latinoamericana de Investigación Operativa. Fui representante en IFIP durante seis años. Fui liaison entre SADIO, IEEE y ACM para el ICSE del 2002. También algo parecido para el ICSE del 2017.   
La semana próxima nos vamos con Martha por 10 dias a Salta, para asistir a las 48 JAIIO y, de paso, pasear un poco. 

-Comentame de esa otra faceta importante de tu vida, la docencia.
-De alumno participé como ayudante ad-honorem en cursos de ingreso y en las primeras materias de la FCEN. Luego, mis obligaciones laborales y la necesidad de continuar mis estudios me lo impidieron por un cierto tiempo hasta que la Facultad de Tecnología de la UB me incorporó en 1984 como Profesor Titular. 
Posteriormente, en 1992 me incorporé a ORT, siendo docente de
Análisis de Sistemas, Coordinador de la Carrera de esa especialidad y Vicerrector del Instituto de Tecnología II de Belgrano. 
Para 1996 fui convocado también por el INET, donde me incorporé contratado a un programa de enseñanza basada en competencias en el cual participé hasta 2016 desarrollando perfiles profesionales de referencia para la educación, bases curriculares, cursos para docentes sobre la formación basada en competencias, todo en el ámbito de la formación de recursos humanos en informática. 
Para cerrar esta Parte 2 del Conversando con Héctor continúo compartiendo algunos de sus apuntes e imágenes.
...
Nieto Elías y Martha Cotik
Así, en esa época [se refiere a la época en la que debía viajar continuamente a Rosario por su trabajo en Acindar], seguía estudiando a ritmo lento y me casé con Martha Cotik, compañera de estudios, que trabajó en el Service de IBM, en Sistemas de SIAM y dio cursos a clientes por cuenta de IBM, así como hizo algún trabajo para la Fundación Di Tella utilizando el computador IBM 1130 del Citmade, en el INTI. De esa unión nació el primero mis hijos, Pablo, que después de haber estudiado geología, actualmente tiene una agencia de viajes y organiza salidas poco convencionales, el segundo, Miguel, que tiene un doctorado en Física y enseña e investiga en la Universidad de Paris-Orsay-Saclay, y el tercero, Daniel, que es líder técnico de proyectos en Despegar. De ellos tengo dos nueras y tres nietos.
...
A principios de agosto nos reunimos casi toda la flia (2 hijos mayores con nietos, salvo el menor que se quedo aquí cuidando a la perra) en Saint-Rémy-lès-Chevreuse.




En la foto están Pablo (mi hijo mayor, agente de viajes y dedicado a trekking), Malena (su hija de 5 años), Miguel (el del medio, físico, de la Univ de Paris-Orsay-Saclay) que tiene en sus brazos a su beba Ina (de 6 meses), detrás estoy yo y Martha (mi señora), delante de ella esta Elías (hijo mayor de Miguel) en brazos de Paula (su tía, esposa de Pablo) y la última (después de haber puesto el timer en la cámara) es Chia (la esposa taiwanesa de Miguel, bióloga ella). Allí falta Daniel, mi hijo menor, que es de Ciencias de la Computación y es líder de proyecto en Despegar. 


...

Allí, mi hijo del medio me hizo trabajar en la construcción de una casita de madera que le regalamos para que jueguen los nietos Elías e Ina en el jardín.
...

y le leí cuentos ilustrados con música de Vivaldi al mayorcito
...
De chico, me gustaba mirar mapas y trazar recorridos, también practiqué aeromodelismo, como muchos otros chicos, así como me gustaba andar en bicicleta, práctica que no he abandonado ni ahora, que tengo 78.
...
Actualmente realizo bastante ejercicio, mi perra me lleva a caminar entre 2 y 4 kms varias veces por semana, nado un par de veces por semana y, cuando puedo, salgo en bicicleta, recorriendo alrededor de 10 kms por vez. También leo, interesándome particularmente las novelas históricas, sobre todo si se refieren a la Edad Media. Siempre me interesaron la geografía y la industria aerocomercial. Soy torpe para el trabajo manual, pero lo intento hacer aunque no con mucho entusiasmo. 

¡Gracias Héctor!

Continúa en Parte 3

19/09/2019: Conversando con Héctor Monteverde, Parte 1: El jardín de senderos que se bifurcan


Hacía tiempo que teníamos pendiente este Conversando con Héctor Monteverde. Intercambiamos algunos mails y documentación entre nosotros antes de concretar nuestra reunión en el mejor lugar posible para un hombre de sus pergaminos. O sea que elegimos la histórica oficina de SADIO, allí en Uruguay 252. 
-Bueno, empecemos por el principio, contame sobre tu familia de origen.
-Nací como segundo hijo en 1940 en el barrio de Palermo. La casa de mis padres estaba construida sobre la de mis abuelos en lo que había sido la quinta Bollini y ahora es Palermo Hollywood. Mi padre tenía un taller mecánico de reparación de equipos cinematográficos con bastante maquinaria y mi madre era maestra especializada en sordomudos.  
Cursé mis escuelas primarias (fueron dos, porque una no llegaba a 6to y además, se cerró) en el barrio y la secundaria en el Colegio Nacional Nicolás Avellaneda que quedaba en la misma manzana de mi casa, donde me recibí de bachiller especializado en físico-matemáticas. 
A fines de la primaria y principios de la secundaria aprendí a nadar y a jugar al sóftbol en el Club Obras Sanitarias y luego jugué al básquet en la categoría cadetes en el Círculo Trovador, situado frente a la estación Vicente López, al cual concurrí desde los cuatro hasta los 24 años.    
-¿Sóftbol en OSN y básquet en el Círculo Trovador? ¿Cuál fue el deporte y el club de tus amores?  
Círculo Trovador, frente a la estación Vicente López
-Como argentino uno no puede escapar a tener un club de fútbol de sus amores y yo siempre fui de Boca. Sin embargo, no jugué al fútbol, salvo algún raro partido de compañeros de estudio. Cuando tenía 4 años mis padres se asociaron al Círculo Trovador, que sigue quedando frente a la estación Vicente López y en esa época sus fondos daban al río.  (Ahora esta el Paseo de la Costa.) Fue el lugar de mis travesuras infantiles, de la barrita de pibes y, aunque ensayé varios deportes, me dedique algo más al básquet, federándome y jugando para el club hasta que comencé la Facu.    
En el Circulo Trovador, cuando tenía quizás 18 años y después de una inundación que habia cambiado el fondo del río, cuando estaba éste alto, me zambullí y me clavé de cabeza en el fondo produciéndome un aplastamiento entre la 4ta y 5ta vértebra cervical. Así, durante el curso de ingreso utilizé un cuello cervical durante 5 meses y cuando me convocaron para el servicio militar fui declarado como DAP (disminuído en aptitudes físicas).  
A Obras Sanitarias me asociaron al terminar la primaria o al comenzar la secundaria, en principio para aprender a nadar en la pileta cubierta de Paraguay y Junín. En los veranos iba al campo de deportes, nadaba y comencé a jugar sóftbol, pero no hice muchos amigos. 
Estudié piano y tocaba en conciertos que organizaba mi profesora de piano. En realidad, estudié piano casi por obligación de mi madre, pero a pesar de mi falta de oído (musical), el gusto por la música me llevo a asociarme al Mozarteum y concurrir regularmente a sus conciertos. 
-En tu colegio te eligieron presidente del centro de estudiantes. Te voy a preguntar por qué.
-Hacia el fin de la secundaria se generó un centro de estudiantes en el colegio y, al no asistir a una de sus asambleas, fui elegido presidente del mismo como solución de compromiso a una disputa entre humanistas e izquierdistas.  
En esa época (1957/58) los jóvenes, como siempre ha ocurrido, tendían a tomar posiciones firmes, los que se acercaban al humanismo, más conservadores y contemplativos de planteos del catolicismo; los que se acercaban a las izquierdas (siempre hubo muchas) mas drásticos en sus intentos de cambiar al mundo para hacerlo más "justo" (según sus criterios), aunque había una clara disputa entre comunistas (en esa época todavía estaba la Unión Soviética) y los más abiertos, a quienes los primeros calificaban de trotskistas. 
Siempre tuve una actitud contemporizadora, no combativa. Entre otras cosas, eso me llevó a que me entusiasmase en su momento con programación lineal por la cual uno busca un óptimo (máximo o mínimo) no absoluto sino sujeto a una serie de restricciones. 
Yo siempre oscilé entre el liberalismo y un socialismo muy moderado y quedaba fuera de ambos grupos. En alguna asamblea (creo que mientras cursaba el 4to  año, no estoy seguro) ninguno de los grupos mayores pudo imponer a su candidato y, aparentemente, mi nombre surgió como solución de compromiso. 
-Sigamos con tu historia. 
-Durante la secundaria, a veces o en las vacaciones, ayudaba con mandados y tareas en el taller de mi padre, pero en realidad yo era bastante torpe en mecánica. Cuando falleció mi padre decidimos liquidar el taller y dedicarme a otra cosa, con lo cual al final de la secundaria intenté unos trabajos de corretaje de ventas con escaso éxito. 
Más adelante me ofrecieron un trabajo en la oficina de Reservas de la Cía. Aérea PLUNA (1962-63) que en esa época presidía un político uruguayo pariente mío y allí trabajé un par de años con mucho entusiasmo, utilizando un sistema de comunicaciones que me enseñó mucho, que permitía enviar y retransmitir mensajes con diversas prioridades entre oficinas (reservas, operaciones, etc) de aerolineas y también tenía una vinculación con otro sistema de comunicaciones aeronáuticas que permitia enviar comunicaciones a aeronaves en vuelo. Todo lo que aprendí me llevó a mantener para siempre como hobby la información del transporte aerocomercial. 
-Hablame de tu vocación, la que te llevó a Exactas. 
-Mi vocación era ser ingeniero naval y así concurrí en 1958 mientras cursaba el 5to año a la Facultad de Ingeniería para anotarme en el Curso de Ingreso. Como éste no tenía fecha cierta de comienzo, con un compañero decidimos anotarnos también en el de la Facultad de Ciencias Exactas como una forma de entrenamiento previo y allí lo hice en la carrera de Matemáticas. Terminé ingresando en ambos lados y cursé algo así como medio año en simultáneo hasta darme cuenta que era una locura, después de lo cual decidí quedarme en Matemáticas, donde encontré un ambiente que me agradaba más.  
-El ambiente agradable en Exactas, ¿lo asociás a alguna persona en particular? 
-No lo asocio con una persona sino con la motivación de los estudiantes. Ingeniería me defraudó un poco al ver durante el primer año lo que yo consideraba grandulones (de unos 20 años) que se llevaban machetes para un trabajo práctico o un parcial. Observé más un interés en el título que en la profesión y eso me chocó. En Exactas el título no parecía importarle a nadie (en realidad, sirve de poco) y percibí un gran interés en aprender la materia de la cual se tratase. 
-¿Qué me podés contar de los docentes que tuviste en Exactas? 
Gustavo Pollitzer (1928-1990)
-Si pienso en docentes, tuve buena relación con varios y solía anotarme como ayudante ad-honorem en materias que quería aprender mejor. No hay cosa mas difícil que tratar de responder a preguntas de los alumnos. Sin embargo, quizás del que podría considerarme discípulo fue Gustavo Pollitzer, que daba Sistemas de Procesamiento de Datos (con mi Sra y otros compañeros fuimos ayudantes ad-honorem de su cátedra) y nos tutoreó en el Seminario Superior de Computación. Realmente aprendí. 
Isidoro Marín (1921-2018)
Cierta inclinación remanente a la resolución de problemas prácticos propios de la ingeniería me llevó a inclinarme hacia la Investigación Operativa, cursando varias materias vinculadas a la misma con el Ing. Isidoro Marín. Sin embargo pronto llegué a la conclusión que sin ayuda de computadoras era muy difícil poder resolver problemas de la dimensión que tenían las aplicaciones reales, con lo cual al instalarse la Clementina (Ferranti Mercury) en el Instituto del Cálculo de la FCEN hice un cursito de programación y decidí pasarme a la nueva carrera de Computador Científico que se acababa de crear. 
-¿Y qué pasó con tu trabajo? Estuviste en Pluna hasta el 63. 
-Sí, de ahí pasé a Hijos de Ybarra, que era una aceitera, embutidos y productos e almacén. Trabajaba en Costos y en Estadísticas y se incorporó el primer computador, un Bull Gama 10 (RCA 10) de 1k de memoria con E/S por tarjetas en el cual hice el programa de facturación. Estuve unos dos años, hasta 1966. De allí me fui a Acindar. 
-¿Cómo fue que entraste en Acindar?

-Yo estaba en buena relación con Gustavo Pollitzer, quien era muy amigo de Osvaldo Molina, que en esa época era consultor externo de Acindar. 
Con Molina terminé teniendo una relación de amistad de años, lo veía después en Brasil, en San Pablo. Cada vez que venía a Buenos Aires nos juntábamos a desayunar juntos. 
Yo estaba en la facultad y empezábamos a hacer con Pollitzer la tesina del proyecto de seminario superior sobre simulación. Gustavo nos dio un librito de IBM que hablaba de una simulación para optimizar la producción de acero en siderúrgicas. Nos dio el contacto de Molina para que nos explicara un poco más del tema en Acindar. Nuestro proyecto de tesis era hacer un compilador-intérprete del GPSS (General Purpose System Simulator) creado por Gordon para que anduviese en una maquina en BUE (que fue la IBM 1460 que estaba en Secretaria de Hacienda). Para ello no sólo aprendimos simulación, sino bastante de modularización, establecimos qué se requería en común y definimos rutinas que representasen los bloques de un diagrama de flujo de la simulación, y creamos herramientas de prueba para poder testear lo que programábamos (años 1966-68).
-Recuerdo que Hugo Castro era un experto en GPSS. 
-Bueno, él era uno de los cuatro de nuestro grupo de trabajo para la tesina: Hugo Castro, mi mujer, Martha Cotik, Herberto Panzeri y yo. 
-¿Interpretar el GPSS? Un proyecto muy ambicioso.

-Vos sabés que después entendí la utilidad que significó para mí. Aunque aprendí mucho de simulación y del GPSS, que después aplicaría por ejemplo en Shell, lo interesante es que aprendimos conceptos de Ingeniería de Software en una época en que ni existía el término, que recién aparecería en 1969, en una conferencia de la NATO, cuando había salido el lenguaje ADA. Allí nació la preocupación por el mantenimiento de los sistemas. Como había mucho de artesanal en la programación, no había reusabilidad, y cuando envejecían los sistemas y había que adaptarlos a nuevas circunstancias tenía un costo espeluznante. En esa conferencia de la NATO se empezó a acuñar el término de Ingeniería de Software. Yo más bien me incliné hacia la Ingeniería de Software.  
-Naciste con una vocación de Ingeniería Naval, después te decidiste por las Matemáticas, dentro de las Matemáticas te gustó la Investigación Operativa, de allí elegiste pasar a Computación Científica sin la cual la Investigación Operativa no sirve y terminaste eligiendo de nuevo la Ingeniería, de Software. 
-Yo me acuerdo que haciendo un Seminario Elemental de Cálculo Numérico con Marín, todavía en la sede del Departamento de Matemáticas, Avda de Mayo 660, 2° piso, resolvíamos sistemas de ecuaciones lineales de 5x5, de 4x4, con calculadoras Facit, Marshall y demás. Nos llevaba 40 minutos o cosa por el estilo. Para resolver un programa lineal, que uno de juguete básicamente tiene 30, 40, 50 ecuaciones, es prácticamente imposible resolverlos sin Computación. 
-Volviendo a tus inicios en Acindar y ese contacto inicial con Molina a raíz de tu trabajo de tesis con Pollitzer, sigamos con esa historia.

-Me llegó la propuesta de Molina, muy apoyado por Pollitzer y acepté la invitación. Tres de los cuatro que trabajábamos en Ybarra entramos en el Grupo de Estudio de Modelos de Acindar (1966-69), donde realicé trabajos de pronósticos de venta, cálculo de stocks de seguridad y simulación, utilizando un computador IBM 1401 ubicado en las oficinas de Rosario. Esto último nos obligó no sólo a viajar casi semanalmente allí, sino a agudizar el ingenio para armar mecanismos que nos permitiesen hacer pruebas remotas sin transmisión de datos. 
-Creo que Carlos Antonini trabajaba con vos, ¿cierto?

-Sí, era parte del grupo de Estudio de Modelos. Era teletipista pero tenía estudios de Matemáticas. Con él íbamos a Rosario a probar programas en la computadora. Si bien en el grupo eramos varios, solía trabajar junto con Antonini, que quedó en Acindar por muchos años más. Viajábamos en tren o en avión para probar nuestros programas. También utilizábamos el correo para mandar cajas con lotes de tarjetas. Fue una época muy divertida y más de 10 años después todavía a veces me llamaba Carlos para preguntar si se podía hacer determinada cosa con un sistemita de distribución de costos entre secciones productivas y de servicios del cual se habían perdido las carpetas y los simbólicos y lo seguían ejecutando en /360 con compatibilidad 1401. 
Otra cosa que hicimos con Antonini en Acindar fue organizarnos para realizar las pruebas en forma remota con cajas de tarjetas que contenían los simbólicos de programas, los ejecutables de programas que cargaban los datos de prueba, los datos de prueba, tarjetas que mandamos a imprimir con la imagen de la consola de la IBM 1401 para que el operador indicase en ellas un código de error que incluíamos en una instrucción expresa y aparecía en la consola, y programas ad-hoc para imprimir el vuelco de la memoria y los datos generados por el o los programas en pruebas. Esto estaba motivado porque la 1401 no disponía de sistema operativo, sino de una simple tecla LOAD que leía una tarjeta y transfería el control a la primer posición de memoria que almacenaba esa tarjeta. Sólo tenía un monitor de ejecución que permitía fraccionar programas, almacenar sus ejecutables en cinta magnética y pasar de la ejecución de uno a otro, así como la opción de vuelco de memoria interpretado el Fortran de 1401, que era realmente una maravilla para su época. Nos divertíamos con eso y aprendimos mucho. 
-¿En qué año te recibiste? ¿Cómo se llama tu señora? ¿Cómo fue que la conociste? ¿Cuándo te casaste? 
Con Martha y con Ruana
-Son varias preguntas. Mi señora es Martha Cotik, hicimos el ingreso 
en la FCEN el mismo año (1958, junto con el 5to del secundario) pero las vueltas de la vida hicieron que comenzáramos a estudiar juntos varios años después, cuando ambos (también Hugo Castro) habíamos cambiado a computación. Creo que nuestro metejón fue mas un complot de nuestros compañeros, pero funcionó. Nos casamos en 1966, lo cual hizo que junto con el trabajo full time (incluyendo viajes) demorase mis estudios y me recibiese recién en 1969, teniendo ya un hijo. 
-En Acindar estuviste hasta justamente ese año, hasta el 30/11/1969. Contame cómo fue que de allí pasaste a Shell.
-De Acindar me mandó llamar Lara, que había hecho una Maestría en el MIT y estaba en Propulsora Siderúrgica, que se estaba formando. Era una época en que todos los que estaba en Acindar se querían pasar a Propulsora.

-¿Por qué?

-Era la posibilidad de crecer en una nueva empresa. Fui y me pidió el CV. Un día me encuentro en Retiro con Antonini para viajar a Acindar Rosario. Él me dice "fijate este aviso de Propulsora: 28 a 32 años, yo tenía 31; Computador Científico o equivalente, me faltaba rendir la ultima materia; con conocimientos de GPSS". 
Parece que entré, fue lo que pensé. Me fue bien en la entrevista. Tenía que empezar a trabajar el 15 de noviembre era un viernes, pero no llegaba a dejar todo ordenado en Acindar. 
Arreglé con Lara y comencé el lunes, pero el martes 19 por la mañana nació mi primer hijo y no fui. Como sabía que al día siguiente, el miércoles a las 18, había una reunión con el gerente general, ese día a las seis de la tarde fui a la oficina.  
Todos saludaban a un señor mayor respetuosamente. Era Sergio Inaudi, el Director Financiero. Lo saludé a  él y al Gerente General. Mi primer trabajo era incorporar gente para el área de Sistemas. 
Fue en esos días cuando me llamaron de Shell. Yo había intentado antes entrar en Shell, habían pedido gente al Instituto de Cálculo pero mandé tarde mi currículum. De alguna manera se ve que quedé en alguna lista y Lechner me llamó. 
Enrique Lechner era el gerente de Investigación Operativa en Shell. Así que fui a disculparme, a decirle que no podría entrar, ya tenía un nuevo trabajo. Pero cuando me presenté, antes de que yo empezara a decir nada, Lechner me empezó a exponer todo el plan de trabajo, como si yo ya estuviera adentro. Puede que Molina le hubiera comentado sobre mis antecedentes. Cuando terminó de exponer todo eso, que para mí era fabuloso, yo le dije "la verdad que empecé a trabajar en Propulsora hace quince días". "Cuánto pide por venir". "No, si vengo no es por dinero, el plan de trabajo me parece fabuloso". El dinero que podía ofrecer era prácticamente lo mismo. "Déjeme pensarlo". Lo hablé con Gustavo y decidí agarrar viaje. A Lara lo invité a almorzar y lo entendió, “Por favor buscá tu sucesor”.

"¿Cuándo se puede incorporar?". "Preferiría a partir de enero para rendir la última materia". "¿Cómo, no es egresado? Este puesto y este sueldo es sólo para profesionales universitarios". Entré el 2 de enero del 69, la última materia la rendí a fin de diciembre.

-¿Cómo fue el trabajo en Shell? 
-Fue un lindo trabajo. Realicé operé modelos de producción y de transporte, desarrollé sistemas de regresión lineal para analizar rendimiento de plantas de la refinería, y modelos de simulación para planificar las operaciones de alijo en el Río de la Plata. 
Un detalle de cosas que hicimos con un becario en Shell es que utilizando una serie de programitas en Fortran con el método Stepwise para procesar correlación múltiple conseguí desarrollar un sistemita que permitía que el usuario que quería analizar la relación entre un juego de datos de mediciones de varias variables pudiese hacerlo definiendo la forma en que podían intervenir los mismos y sacar como resultado una posible fórmula que sirviese para predecir comportamientos y dar instrucciones al operador de la planta. Lo gracioso es que el manual del usuario tenia unas 80 páginas y alguien protestó por la cantidad de fotocopias que mandamos hacer.  
Un segundo detalle es que el modelo integrado de producción que comenzó un compañero y terminé yo, por su dimensión (un par de miles de ecuaciones y unas 6000 variables) necesitaba de programas generadores de los coeficientes de la matriz de programación lineal y tuvo que ser procesado en un computador de Holanda porque en Argentina no había en ese momento computadores de IBM con capacidad de memoria como para hacerlo. 

-Estuviste seis años.

-Fue mi primer trabajo largo. Yo aprendía todo lo que podía y cuando no había más cosas que aprender buscaba otra cosa.

-¿Cómo entraste en FW Sibille?

-En 1974 fue la nacionalización de la comercialización de combustibles. Yo estaba en Planeamiento de Transporte. Me tocó apoyar en la negociación con YPF. Me encargaron una propuesta que todos consideraron razonable. Pero todos los trabajos de Ingeniería Industrial, de Optimización, ya dejaban de tener sentido. Justo Panzeri, que estaba trabajando en Sibille, se iba a la Fundación Bariloche y me propuso para reemplazarlo.

-Contame de Sibille. 
-FW Sibille, nació como consultora y luego pasó a ser KMG y más adelante KPMG, asesorando sobre temas operativos, de organización y de procesamiento de datos en empresas industriales, bancos y otros. 
Daba apoyo de computación a los auditores. También daba apoyo al Uruguay, hasta que incorporaron su propio profesional en Computación. Lo mismo pasó en Chile. El cliente principal era Philips. Otro cliente importante que atendí en los últimos tiempos fue ICI, Imperial Chemical Industries.
-Allí estuviste como quince años.

-Me llevaba muy bien con el único socio de Buenos Aires, un alemán llamado Carlos Langbehn, quien era el único socio y gerente de la oficina de Buenos Aires de FW Sibille, que formaba parte de Klynveld & Krayenhoff, que luego pasó a integrar KMG y finalmente KPMG.

-¿Qué pasó en 1990 que te fuiste de KPMG? 
-Yo pertenecía a la facción menor de KPMG, la de los holandeses representados por Langbehn. La empresa estaba orientada más a vender paquetes más que a resolver problemas de los clientes. Arreglé y me fui. Me asocié a alguien que había desarrollado un paquete para MRP que andaba en PC. Estuvimos tratando de instalar ese paquete, que implicaba gran trabajo de consultoría de apoyo. Ya estaba en la UB, me llamaron de Ort.

-Hizo un giro tu carrera.

-Volví a la Educación, sí.
Terminamos acá la primera parte de esta historia sobre Héctor. Al repasar su relato de vocaciones y decisiones me saltó a la cabeza el título de ese libro de Borges tan emblemático, El jardín de los senderos que se bifurcan.


Continúa en Parte 2