La cita con el tío de Carlos Pérez Temperley quedó concertada para el jueves 21 de septiempre a las once de la mañana, en la calle Florida, cerca de la confitería Richmond. No fue tomando un café, fue simplemente un encuentro en la calle. Me sorprendió ver que la persona que acompañaba a Carlos, el famoso tío, era apenas unos pocos años mayor que nosotros, ni treinta tendría.
-Te presento a mi tío, Antonio Cavallari -arrancó Carlos.
El hombre lucía una sonrisa super amistosa, aunque me fue imposible no percibir que estaba teñida por la lástima con que examinaba mi aspecto. Yo me había vestido con mi ropa habitual de joven ingeniero de Techint, pantalón gris de franela, camisa celeste, corbata sobria, saco azul, los mocasines marrones y llevaba un sweater ligero color gris.
-Hernán Huergo -me presenté, estirando la mano, que él aceptó, sin abandonar la sonrisa.
-¿Vos sos el que pretendés entrar a IBM?
-Sí, claro. Carlos me dijo que vos me podías ayudar.
Antonio Cavallari meneó la cabeza lentamente mientras me recorría con la mirada, de pies a cabeza.
-Por empezar, mocasines no. Tienen que ser zapatos, en lo posible negros.
Confieso que nunca se me hubiera ocurrido recibir tal frase como primera consigna.
-Y ni hablar de sweater, eso no lo usamos. La camisa celeste no está del todo mal. Pero la camisa blanca es diez veces más segura.
Casi me sentía un zaparrastroso, aunque me faltaba la consigna más importante.
-Si querés aumentar tus chances de entrar, lo mejor es que lleves un traje.
-Bueno, Antonio. En resumen me tengo que vestir como cuando me invitan a una fiesta de sábado a la noche.
-Sí, exacto. Como si fuera una fiesta de sábado a la noche. También buscate una mejor corbata.
-Bueno, perfecto. Pero qué debo hacer para entrar a IBM.
-Simple, Hernán, te presentás el lunes en IBM, en Personal, queda en esta misma calle, y pedís por el Gerente de Recursos Humanos, Fernández. Le decís simplemente que querés entrar en el Curso que empieza en octubre. Creo que con tu excelente promedio en la facultad tenés las mejores chances.
El lunes 25 de septiembre a las 9 de la mañana aparecí en el lugar señalado, vestido con mis galas habituales de sábado a la noche, el traje azul impecable y la última de las corbatas. Me sentía un tanto ridículo. Había pedido por el Sr. Fernández que no llegaba todavía. La gente de IBM llegaba en tropel, todos vestidos como si fuera sábado a la noche. "Hola qué tal, ¿como estás?", me saludó una chica al entrar, toda sonrisas, y luego otra y luego otro. Una había traído facturas y me convidó. Lunes a la mañana, todos empilchados y todos alegres.
-Ya llegó el Sr. Fernández -me dijo la que oficiaba de secretaria-. ¿Cómo me dijiste que te llamabas?
En Techint nadie me tuteaba. Mucho menos una secretaria.
-Hernán Huergo.
Por fin el Sr. Fernández apareció, unos cincuenta años empilchado como todos, con la sonrisa de oreja a oreja que era característica del lugar.
-¿Cómo le va, señor Huergo? ¿Qué lo trae por acá?
Sonreí interiormente. Mi disfraz IBM había sido tan perfecto que lo había engañado.
-Usted no me conoce, Sr. Fernández. Soy ingeniero, trabajo en Techint, pero estoy aquí porque quiero entrar en IBM, en el curso que empieza en octubre.
El 9 de octubre de 1967 comenzó mi nueva carrera. Entré al llamado Curso 2 de IBM. Techint y la Dante Alighieri pasaron a ser páginas del pasado. Dálmine Siderca y la casita que nos esperaba en Campana dejaron de ser páginas de nuestro futuro.
Había nacido el hoy DINO. Gracias Carlos! Gracias Antonio!
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Liana dijo...
-Te presento a mi tío, Antonio Cavallari -arrancó Carlos.
El hombre lucía una sonrisa super amistosa, aunque me fue imposible no percibir que estaba teñida por la lástima con que examinaba mi aspecto. Yo me había vestido con mi ropa habitual de joven ingeniero de Techint, pantalón gris de franela, camisa celeste, corbata sobria, saco azul, los mocasines marrones y llevaba un sweater ligero color gris.
Antonio Cavallari en Linkedin |
-¿Vos sos el que pretendés entrar a IBM?
-Sí, claro. Carlos me dijo que vos me podías ayudar.
Antonio Cavallari meneó la cabeza lentamente mientras me recorría con la mirada, de pies a cabeza.
-Por empezar, mocasines no. Tienen que ser zapatos, en lo posible negros.
Confieso que nunca se me hubiera ocurrido recibir tal frase como primera consigna.
-Y ni hablar de sweater, eso no lo usamos. La camisa celeste no está del todo mal. Pero la camisa blanca es diez veces más segura.
Casi me sentía un zaparrastroso, aunque me faltaba la consigna más importante.
-Si querés aumentar tus chances de entrar, lo mejor es que lleves un traje.
-Bueno, Antonio. En resumen me tengo que vestir como cuando me invitan a una fiesta de sábado a la noche.
-Sí, exacto. Como si fuera una fiesta de sábado a la noche. También buscate una mejor corbata.
-Bueno, perfecto. Pero qué debo hacer para entrar a IBM.
-Simple, Hernán, te presentás el lunes en IBM, en Personal, queda en esta misma calle, y pedís por el Gerente de Recursos Humanos, Fernández. Le decís simplemente que querés entrar en el Curso que empieza en octubre. Creo que con tu excelente promedio en la facultad tenés las mejores chances.
El lunes 25 de septiembre a las 9 de la mañana aparecí en el lugar señalado, vestido con mis galas habituales de sábado a la noche, el traje azul impecable y la última de las corbatas. Me sentía un tanto ridículo. Había pedido por el Sr. Fernández que no llegaba todavía. La gente de IBM llegaba en tropel, todos vestidos como si fuera sábado a la noche. "Hola qué tal, ¿como estás?", me saludó una chica al entrar, toda sonrisas, y luego otra y luego otro. Una había traído facturas y me convidó. Lunes a la mañana, todos empilchados y todos alegres.
-Ya llegó el Sr. Fernández -me dijo la que oficiaba de secretaria-. ¿Cómo me dijiste que te llamabas?
En Techint nadie me tuteaba. Mucho menos una secretaria.
-Hernán Huergo.
Por fin el Sr. Fernández apareció, unos cincuenta años empilchado como todos, con la sonrisa de oreja a oreja que era característica del lugar.
-¿Cómo le va, señor Huergo? ¿Qué lo trae por acá?
Sonreí interiormente. Mi disfraz IBM había sido tan perfecto que lo había engañado.
-Usted no me conoce, Sr. Fernández. Soy ingeniero, trabajo en Techint, pero estoy aquí porque quiero entrar en IBM, en el curso que empieza en octubre.
El 9 de octubre de 1967 comenzó mi nueva carrera. Entré al llamado Curso 2 de IBM. Techint y la Dante Alighieri pasaron a ser páginas del pasado. Dálmine Siderca y la casita que nos esperaba en Campana dejaron de ser páginas de nuestro futuro.
Había nacido el hoy DINO. Gracias Carlos! Gracias Antonio!
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Muy lindas tus dos anécdotas. Por ese entonces yo estaba también embarazada de mi hijo mayor, que en Noviembre cumplirá sus 48 años, igual que tu hijo.Trabajaba con un montón de DINOS Y DINAS en IDS: Heriberto Scala, Hernan Trejo, J Farre y quien es hoy mi pareja, Jorge Ardoino. Los conocidos eran muchos mas que no recuerdo sus nombres.
Compilabamos los primeros programas Cobol para la KDF8 una maquina de la competencia de IBM, inglesa ella.Fue muy importante esa etapa para el cuarteto, trabajábamos Clarisa, Mimi y yo porque Cristina Zoltan y Julián Araoz o estaban en ACT o ya habían partido para Venezuela. Cecilia, Juan Carlos, Héctor, Alfredo, Marcelo, Néstor tambien estaban en el equipo.
Cuando querías cambiar de trabajo, era fácil, elegias la empresa donde querías presentarte y siempre había alguna posición interesante en Sistemas. Muy lindas anécdotas......
Compilabamos los primeros programas Cobol para la KDF8 una maquina de la competencia de IBM, inglesa ella.Fue muy importante esa etapa para el cuarteto, trabajábamos Clarisa, Mimi y yo porque Cristina Zoltan y Julián Araoz o estaban en ACT o ya habían partido para Venezuela. Cecilia, Juan Carlos, Héctor, Alfredo, Marcelo, Néstor tambien estaban en el equipo.
Cuando querías cambiar de trabajo, era fácil, elegias la empresa donde querías presentarte y siempre había alguna posición interesante en Sistemas. Muy lindas anécdotas......