A
principios del año 1958 el Club de Ciencias del New Bedford High School en
Massachusetts, donde yo cursaba el último año como estudiante Extranjero,
organizó una visita al MIT. En la visita nos llevaron ante la computadora del
Instituto para una demostración de sus habilidades. En una pantalla de
televisión vimos como un conjunto de cables y válvulas jugaban al ta-te-ti y
podían graficar las parábolas que recorría una pelotita rebotando en paredes y
piso de una habitación hasta que caía en un hoyo.
No hubo
amor a primera vista. Me impresionó más el Campus y el contacto con la vida diaria
de lo que en ese entonces era la Catedral Mundial de la Ingeniería que la
bisabuela de mis futuros amores.
Hay dos
motivos por los que quise incluir esta anécdota. El primero es la obvia
intención ser parte del concurso de quien vio primero una computadora, y además
por la impresión que me causó, mucho más tarde, el darme cuenta de los cambios
tan grandes de los que fui testigo durante el transcurso de mi vida. Todos los Dinos
y Dinas hemos visto desde la primera fila e incluso participado de los primeros
pasos de cosas que hoy nuestros hijos suponen que siempre estuvieron ahí.
2.- Mi
primer trabajo
Transcurría apaciblemente el año 1965, cuando a raíz de
una sugerencia fuerte de mi padre sobre
“Algo hay que hacer en la vida”, entré al Instituto Nacional de
Tecnología Industrial en el Laboratorio de Tratamiento de Materiales. Antes de
eso, en las pensiones de mendocinos, los hermanos Dussel y Calixto Calderón de
Ciencias Exactas hablaban de Clementina. Yo, después de mezclar y calentar
tubos de ensayos, pesaba y calculaba las concentraciones de cobre, plata y oro
en las muestras recibidas usando una calculadora FACIT.
De
repente llegó la oportunidad de encontrar lo que resultó ser mi verdadera
vocación. El Centro de Investigación de
Técnicas Matemáticas aplicadas a la
Dirección de Empresas del INTI contrató una IBM 1130 y fui seleccionado para
participar en los cursos de capacitación para futuros programadores y
operadores. La fecha de los cursos de Fernando Pedemonte resulta fácil de
precisar porque recuerdo que escuchábamos por radio los partidos de fútbol del
Mundial de Londres 1966.
Esta anormalita disciplinaria
se volvió a repetir cuando en un curso en la Escuela de Venezuela y Paseo Colon
varios asistentes escuchaban por radio las movidas de una partida de
Ajedrez del Torneo de Candidatos Jugado en Buenos Aires (Bobby Fischer-
Petrosian, 1971) y Fernandez Murga nos sacudió a todos con un insólito; “esta
posición ya se jugó”. Tenía razón.
IBM 1130 |
En esa
época el Director del Centro era el Ing. Durañona y Vedia y nos frecuentaban
muchos de los profesores y ayudantes de las cátedras de Investigación Operativa
de la UCA y la Facultad de Ingeniería de la UBA. No recuerdo todos sus nombres
por eso no los incluyo aquí. Hago una excepción con la visita del Ing. Ricardo
Forno quien un día apareció tímidamente con dos cajas de tarjetas perforadas
para compilar un programa que debería hacer jugar al ajedrez a una computadora.
Por lo
que leo en otras historias de Dinos y mi propia experiencia la IBM 1130 fue una
máquina muy querible. ¡¡Hasta mereció que Hugo Castro escribiera un tango en su
honor!!
3.- 1967
– Ingreso a IBM y mi primer cliente
Cuando
llegaron noticias de que IBM estaba contratando jóvenes profesionales o con
estudios avanzados, me sometí a la larga lista de entrevistas y exámenes que en
ese momento hacía la empresa para evaluar a sus futuros empleados.
Al
saludar por primera vez al grupo de compañeros con que los que compartiría
varios meses en sana competencia y entablaría duraderas amistades, percibí que iba a ser algo especial. El Curso
2 (10 de Octubre de 1967) de la Segunda Tanda merece tener comentarios aparte,
aunque más no fuera la lista completa de sus integrantes. Por ahora solo un par
de anécdotas.
El
primer día recibimos los manuales verdes de autoestudio y todos comenzamos a
leer sin más charla. Al llegar el
momento del primer intervalo, de a poco se iban levantando algunos y yo miraba
como pasaban por los bancos relojeando por que página iban los otros. Los
atrasados tomaban el café más rápido.
Sobre el
curso de Assembler nombrado por Hernán, y que Ricardo dice no recordar, comento
dos detalles.
Existían
premios para los programas que resolvieran el problema con el menor número de
instrucciones.
Las
respuestas eran corregidas con un compilador en la cabeza de Forno quien te
bajaba la nota si aparecía un mensaje de Warning. Con uno solo de esos errores ya
estabas en 98 puntos que no te servían ni para clasificar entre los 3 primeros.
Dicté
varios cursos de Assembler en clientes y en Escuelas de IBM, programé solamente
algunas rutinas para mis monitores de performance, corregí cientos de programas
de otros programadores y pase muchísimas horas analizando vuelcos de memoria.
Ricardo: muchas gracias.
Mi
primer cliente fue la DGI. La máquina, bautizada Mercedes por Tato Bores en sus
programas de TV, era una IBM 360-40 con discos removibles, entrada de tarjetas
y cinta de papel Olivetti, Cintas 2400, impresora 1403, unidad central con un
solo procesador y 64KB de memoria de núcleos magnéticos. Podías tener en la
mano un bastidor de 2KB y ver los bits.
Me tocó
en suerte generar el Release 3 del DOS en el que por primera vez se podían correr
tres tareas simultáneamente. Como además se debía correr un programa emulador
de 1401 para los programas todavía no convertidos y ese emulador tenía como
dirección de comienzo la posición de memoria 16KB el sistema operativo no debía
ocupar más de esa cantidad de bytes.
Otra
función del Ingeniero de sistemas en esas épocas era acompañar los cambios
culturales tales como atender tres particiones a la vez, cambiar las tarjetas
por disquetes o lograr que los programadores escribieran y leyeran en pantallas
verdes.
En este
caso particular los operadores tenían razón. Era de esperar que las tres
particiones fueran iguales y la producción se multiplicara por algo menor a 3.
Sin embargo, las particiones chicas eran tan chicas que el programa Loader no
cabía en ellas y todos los programas se iniciaban desde la única partición
grande. La propuesta fue usar una de ellas para imprimir desde cinta y la otra
para leer a disco las cintas y tarjetas. Algo así como el spooling que apareció
poco después o el Job Entry Subsystem actual, pero a pedal.
4.- La segunda
escuela
En
diciembre de 1969 me toco acompañar a Alberto Orcoyen y Arturo Rial en la
instalación de una IBM 360 Modelo 50 en el nuevo Centro de Cómputos del CUPED
en el Primer piso del edificio del entonces Ministerio de Bienestar Social.
La
influencia del Centro Único de Procesamiento de Datos en mi vida profesional y
la cantidad de amistades de las buenas, que gane en los 3 años y medio que estuve con
ellos merece un nuevo capítulo de esta historia.
- Me parece que Mendivelzúa me gana en antigüedad por un año, yo comencé en 1959
- Gracias, Mendy, por recordar otra vez aquel curso que yo no recuerdo...
Supongo que será en compensación por las anécdotas brasileñas que publiqué incluyéndote: la del "Pois não!" y la de la empleada que me envió el telegrama diciéndome que me esperaba en el aeropuerto.
Jorge Luis ... Qué memorias hermosas. Fue mi gerente en el Centro de Educación
ResponderEliminar¡Muy interesante estimadísimo!
ResponderEliminarSon memorias de "media" generación anterior a la mía (yo estudié en los 60).
Me permito algunos comentarios:
> 1967: Ingreso a IBM ... te bajaba la nota si aparecía un mensaje de Warning. Con uno solo de esos errores ya estabas en 98 puntos que no te servían ni para clasificar entre los 3 primeros.
¡Cruel ciertamente! Con ese criterio yo hubiese sido eliminado cuando, apenas 2 años más tarde, hacía mis primeras armas programando en FORTRAN en el Imperial College de Londres. Mis primeros programas estaban llenos de errores, y para un principiante era muy difícil hallar la causa. Por suerte había una joven norteamericana flaquita y rapidísima que hacía lo que hoy hace cualquier compilador moderno y te localizaba en un santiamén el problema. Se ve que no resulté tan mal programador si pocos meses más tarde, cuando se instaló el primer plotter (que para graficar requería redactar rutinas en FORTRAN) me pidieron que diera el primer cursillo para los alumnos de Análisis Numérico.
> Podías tener en la mano un bastidor de 2KB y ver los bits.
Esto de "tocar la memoria" es algo que inevitablemente se ha perdido. Recuerdo una PDP8, considerada la 8va. maravilla allí por Londres en 1969, con su memoria de 4k x 12-bit-words, equivalentes a 3kBytes... Y de regreso a la Argentina a fines de 1971 una NCR Century 200: la memoria de varillas de 32K era un armario, abrías las puertas y veías cada bit! ...