Ricardo Forno en el Hotel Colón, 30/11/2015 |
Me avisó el domingo pasado,
por mail: “me encuentro alojado en el Hotel Colón, Carlos Pellegrini 507,
habitación 502, adonde vine con mi esposa por unos trámites. Nos quedamos hasta
el miércoles próximo por la mañana, o quizá un par de días más. Si querés,
podemos encontrarnos donde propongas, para remembrar viejos tiempos”.
Y fue al día siguiente
que nos encontramos, allí mismo, en el lobby del hotel. Para hacer una
entrevista, un “Conversando con…”, el que ahora están leyendo.
Dr. Eric Berne |
Y quiero empezar por
el final, por un párrafo de un libro de título intrigante, Juegos que juega la gente- La Psicología de las Relaciones Humanas,
escrito por el famoso Dr. Eric Berne, el fundador y creador del Análisis
Transaccional.
Bueno, les confieso que comencé a leerlo luego de la entrevista, porque Ricardo me dijo que era un tema y un autor que le fascinaban, una "revelación" para él. Tal es su admiración por el personaje y su obra, que la mejor traducción al español del libro mencionado fue realizada por el mismísimo Ricardo Forno, absolutamente disconforme con las
traducciones preexistentes. Lo de mejor traducción, como todos comprenderán, es "RMF dixit", pero yo le creo.
Cuando llegué de vuelta a casa el texto traducido estaba en mi PC. Para mi sorpresa, la primera frase del primer
párrafo que leí me aclaró la mente: La observación de la actividad social espontánea, llevada
a cabo de manera productiva en ciertos tipos de grupos de psicoterapia, revela
que de tiempo en tiempo la gente muestra cambios notables de postura, punto de
vista, voz, vocabulario y otros aspectos del comportamiento.
Porque el Ricardo Forno que entrevisté el 30 de noviembre de 2015, por cierto tiene poco que ver con el Ricardo Forno que conocí hace casi
cincuenta años, en postura, punto de vista, vocabulario y otros aspectos. ¡Bravo
por él! Porque, para redondearlo rápido, este Forno parece más abierto, más contento
con la vida, más humanista, más otros etcéteras, que el Forno del otro siglo,
genio y figura, pero tirando a extraterrestre.
"¿Qué pasó cuando te fuiste de IBM a ITEL?", fue mi
primera pregunta.
Era 1978, llevaba 17 años en IBM, el jefe de él era el Liso
Di Masi.
–Me sentía mal, postergado. Me llamaron ellos. Horacio Pértica, ex IBM,
era mi amigo. Habíamos hecho cursos juntos en el SRI de IBM, en 1964 y en 1967.
El contacto fue a través de Esteban Giménez Vives.
El ofrecimiento era para ser director/socio de
ITEL.
–Me pasé toda una noche despierto pensando si
aceptaba o no.
Se convirtió en uno de los propietarios de ITEL, que cambiaría el nombre por Plus Computers. Me nombra
otros colegas ex IBM que estaban con él: Zelasco, San Martín, Boldrini, Nicolussi…
–Yo era el gerente de Ingeniería de Sistemas.
Cuando le pregunto por los mejores proyectos y
clientes me nombra apenas dos: Banco Hipotecario y PROMEX, una empresa de
servicios del Banco Ganadero.
–El edificio de la calle Córdoba lo compramos
por us$ 500.000. Cuando tuvimos que venderlo nos dieron un millón –me dice, y
la sonrisa le aflora.
En 1984 se fue de Plus Computers.
–Me fui bien –acota, con sonrisa cómplice.
O sea, sin penurias económicas. Algunas veces había pensado en vender un programa que había hecho con gran
éxito para Celulosa en su época de IBM, para optimizar el corte de papel, pero
podía adaptase a otros objetivos. Hermann Dolder, de Laboratorios Bagó, otro
amigo, le facilitaba tiempo de máquina. Mejoró el producto y salió a ofrecerlo
al mercado.
–Como vendedor soy un desastre, siempre fui un
desastre –otra vez le aflora la sonrisa.
Va apenas un rato de nuestra charla y quizás lo he visto sonreír más veces que en los once años que compartimos en IBM.
–No servía para estar sin trabajo.
Entonces recaló en Data Génesis, de Sergio
Porter. Otro ex IBM, otro amigo. Vendían PC´s con multiplexores bajo el sistema
operativo Xenix, un clon de Unix.
–Teníamos un cliente en el norte de Santa Fe,
cerca de Reconquista, Chaco, una algodonera. Descubrimos que una rata había
entrado en una de las PC y había meado los circuitos. Terminamos arreglándolos
con Eduardo Fontana –dice, y el recuerdo mezcla risas con nostalgias–. También
nos ocupábamos de mantener el Xenix de nuestros clientes.
¿Y después?
–No recuerdo si hacía algunos trabajos por mi
cuenta cuando llegué a Ferrocarriles Argentinos. Allí estaba el hermano de
Giménez Vives. Me tomaron como gerente técnico.
Era la época de la hiperinflación. Vino un “Johnny”
a visitarlos.
–¿Ustedes qué inflación tienen aquí?
–Un 700%, pero está subiendo.
–Usted quiere decir un 7%, ¿sí?
–No, 700% o algo más.
–Un 700%, pero está subiendo.
–Usted quiere decir un 7%, ¿sí?
–No, 700% o algo más.
En realidad ya llegaba al 1000% por esa semana.
–El equipo era Bull con terminales Olivetti.
El jefe
de equipo era una bestia, entre otros. Un día el gerente le encargó a la bestia un trabajo
urgente.
–Lo que pasa es que mis programadores todavía
tienen que terminar el logaritmo –contestó con algún orgullo.
Ricardo tuvo que aclararle al gerente que
estaban ocupados en el algoritmo de despacho de trenes.
Se fueron los radicales, se fue el hermano de Giménez Vives,
se fue él. Por un tiempo Ricardo no hizo nada. Sí seguía con la docencia,
primero la UBA, Exactas, luego el CAECE, también Ingeniería de la UBA.
–Entré como por un tubo.
Estuvo allí hasta que se jubiló, en 2001.
–Llegué
a ser Jefe de Sección. Hacíamos de todo, todos. Éramos más que nada bomberos.
En el año 2000, convencidos sus superiores de que el equipo
IBM colapsaría con el Y2K, pasaron a Sun, AIX. Empezaron mil problemas, en
especial cuando pasaron de Cobol a C y usaron punto flotante.
–Los contadores se volvían locos, los
decimales no cerraban –siempre con la sonrisa.
Sí, era otro Forno, contento con la vida, relatando con humor ininterrumpido las peripecias de su carrera. Genio y figura, propietario, vendedor de a ratos, bombero, soldador de circuitos, más las cosas que no conté todavía. Un Forno muy distinto al que muchos conocimos hace medio siglo. Las cosas que me falta contarles vale la pena que las conozcan, aunque no sé si llamarlas sorprendentes. ¿Porque, a esta altura, quién puede sorprenderse con Ricardo Forno 2015?
Continúa en Parte II
Muy bueno y acertado tu resumen, Hernán. Sólo quiero corregirte algo. Yo me fui de Plus Computers en 1984, pero la empresa no cerró. El grupo se fue desmembrando y quedó todo en manos de Marcos Zelasco, y la empresa estaba en funcionamiento la última vez que estuve por allí, hace años, pero de seguro mucho después de 1986. Más aun, en Internet hay una página de Plus, que hace suponer que todavía existe. Se los puede contactar.
ResponderEliminarAgrego un dato triste: a través de Jorge Oscar Martínez, ex-contador de Plus, hace un tiempo me enteré del fallecimiento de Esteban Giménez Vives.
Gracias, Ricardo, corregidos los errores.
EliminarLamento mucho lo de Esteban Giménez Vives. Guardo muchos gratos recuerdos de él. Transmitía vida y buena onda a todos los que lo rodeaban.
EliminarCon perdón, voy a corregirte algo más. La pregunta que me hacés dice "qué pasó cuando te fuiste de ITEL". En realidad, en 1978 me fui de IBM e ingresé a ITEL de Argentina, que luego cambió su nombre a Plus Computers.
ResponderEliminarGracias, Ricardo, corregidos los errores.
EliminarOtra mínima disquisición. Cuando el Dr. Berne se refiere a cambios de voz, etc., no se trata de cambios a largo plazo, sino que se producen en pocas horas o hasta pocos minutos.
ResponderEliminarCon lo cual no se invalida que algunos cambios lo sean a largo plazo.