Queridos Dinos,
Nada mejor para concluir este "Conversando con Ana Piccin" que recurrir a algunos testimonios de unos cuantos Dinos y una Dina. A mi criterio sirven como excelente broche de esta serie, además de sumar luces y detalles de "la Anita". Leyendo más abajo descubrirán porqué la llamo así.
Me imagino que habrá más Dinos o Dinas que podrían dar otros testimonios. No se ofendan si no los consulté. Quien quiera aportar su testimonio puede hacerlo a través de comentarios.
!Muchas gracias por sus testimonios, Tony, Pepe, Alejandro, Rodolfo, Carlos y Cris!
¡Gracias especiales y felicitaciones para vos, querida Ana!
Abrazos a todos.
Hernán
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Antonio Castro Lechtaler |
Ana Piccin es un ser humano entrañable y ampliamente valorado por múltiples razones. Nos conocemos desde hace varios años (aunque no importa cuántos), compartiendo nuestra vinculación al mundo de la informática y coincidiendo en numerosos congresos, seminarios y otros eventos académicos y sociales.
Sin embargo, creo que he podido apreciar aún más su calidad humana y profesional en el ámbito de nuestras actividades como colegas, en especial aquellas que nos hermanan como parte de "los Dinos". Permítanme citar algunos ejemplos puntuales.
A principios de los años 2000, participamos en la acreditación de la Universidad J. F. Kennedy, para la cual fuimos convocados varios profesionales. Ana representaba a la Universidad, y yo, junto a un colega, actuaba como asesor externo. Ese fue, quizás, mi primer encuentro profesional significativo con ella, y desde entonces pude apreciar tanto su capacidad profesional como su calidez personal.
Posteriormente, Ana se destacó en la obtención de una Maestría en el Centro de Altos Estudios en Ciencias Exactas (CAECE), y continuó trabajando en varios proyectos de investigación, como el titulado "El diseño de aplicaciones didácticas en un contexto curricular basado en competencias", entre muchos otros que sería extenso enumerar.
En varias de estas actividades fui designado como evaluador, lo que me permitió, de manera directa, confirmar su valía como profesional.
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Pepe López de Lagar con Cristina
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A Ana no la voy a describir profesionalmente porque a través de “Conversando con…”, así como el conocimiento que muchos tenemos de su trayectoria, sería redundante.En cambio, me voy a referir a ella como artista. La conocí en esta actividad una vez que cantamos varios D&D en un almuerzo en el Club Palermo.
Ese día nos ofreció “E se domani”, y quedé encantado por la dulzura de su interpretación.
Hace poco, estuve en un recitan que hizo en un local en Pasaje Bollini de CABA, y quedé nuevamente fascinado con su forma de cantar, esta vez en inglés, por el color de su voz y su buen gusto. No sé si todos conocen esta faceta de Ana, pero deberían conocerla para disfrutar como lo hice yo. Es en definitiva una excelente profesional que ha encontrado en el canto, un hermosa forma de equilibrar su quehacer profesional con una expresión artística probablemente heredada del amor de su padre por la ópera y su visión musical de la vida que tuvo desde su juventud. Gracias Ana.
Ana cantando Speak Low, de Kurt Weill.
La Dama de Bollini, 24/8/2024
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Alejandro Oliveros |
Clic en la flecha para escuchar el audio.
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Rodolfo Ratto |
Bueno, a Anita yo la conocí más en profundidad cuando se convirtió en esposa de Pollitzer. Pollitzer fue mi mentor desde que empecé en este trabajo. Por otro lado, entablamos, como yo tenía con Pollitzer, relaciones mucho más personales.
Me puedo acordar, bueno, obviamente de haber ido a la casa bastantes veces, pero después, por ejemplo, Pollitzer tenía una lancha y una casa en El Tigre e íbamos frecuentemente con la hermana de Annie, etc.
Eso un poco desde la parte personal. Desde la parte profesional, yo cada vez que algún gerente necesitaba, de las empresas donde trabajé, que fueron varias, necesitaba asesoramiento en PC o entrenamiento o aprender, porque en aquel momento la PC era media revolucionaria y no todo el mundo la conocía, siempre la recomendé a Ana. Desde gerentes generales a gerentes y directores, y siempre me hizo quedar muy bien. Todo el mundo quedaba encantado y todo el mundo aprendía.
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Carlos Tomassino |
En el año 72, yo estaba haciendo un traspaso para el Registro Nacional de las Personas, pero en ese interregno me ofertaron, esperando la posibilidad de acceder a una analista mayor SCD, como era el cargo de ese momento, trabajar para el IOSE. En ese sentido, el IOSE trabajaba con el Burroughs B3500 del DISCAD, así que yo prácticamente a diario iba al piso 12 del Ministerio de Ejército. Pensemos que en ese momento gobernaba el Ejército, gobernaba el General Lanusse, y yo iba muy seguido, casi permanentemente, así que teníamos acceso al piso 12 del Ministerio de Ejército.
Allí cada tanto aparecía Gustavo Pollitzer, no sé si era por algún grado de amistad o no que tenía con alguno de los oficiales, y algunas veces aparecía con la que todo el mundo decía que era su novia, que era Ana María Piccin, y Ana María era, cuando era jovencita, lo es ahora, era hermosa, así que los oficiales jóvenes estaban embobados mirando. Llegó la Anita, le decían, la llamaban la Anita. Así que de eso me acuerdo, fue mi primer contacto, la saludé seguramente, pero claro, yo en ese momento estaba todavía preocupado por mis accesos informáticos.
En realidad a Ana la traté y mucho cuando finalmente con Gustavo mantuvimos una amistad, y eso comenzó cuando él terminaba su gestión en ensayo como presidente y trasvasaba el mando a Héctor Monteverde, y Héctor Monteverde me llevó a mí de director. Y yo entonces allí entré, pero en ese momento, si no me equivoco era la JAIIO XI, y bueno, me propuso a mí, yo en ese momento, sería el año 80, estaba |
Ana Piccin, Nora Rivero, yo, Gustavo Pollitzer, Jorge Casssino, Juan C. Anselmi. (Uruguay). 1980, Hotel Hilton, Caracas |
asociado con Jorge Cassino, y trabajamos juntos en la coordinación de JAIIO. Y ahí tuvimos ocasión de vernos, pero en realidad con Jorge compartimos con Gustavo y Ana María, un viaje que hicimos a un evento que hacía el Centro Latinoamericano de Estudios en Informática en Venezuela, y nos encontramos en Caracas y allí compartimos, incluso tengo una foto, en la cual estamos junto a ella y junto a Gustavo y algunos otros actores.
Creo que eso es todo lo que tengo para comentar, que entonces tengo una buena amistad, porque después obviamente en los 90 durante Belgrano hubo una mayor proximidad, producto de que Gustavo había sido también decano en la Facultad de Tecnología, donde yo después lo fui.
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Cristina Vélez |
Mi amistad con Ana es algo atípica. Nos conocemos hace mucho, es cierto, pero nunca trabajamos juntas ni salíamos a compartir un café. Nos cruzábamos en eventos informáticos y curiosamente siempre sentí la conexión que hasta hoy nos une.
No voy a hablar de su profesionalismo porque ya todos la conocen y respetan aunque a mi me hubiera encantado compartir proyectos con ella. No voy a hablar de su adorado Gustavo de quien aprendí muchísimo.
Quiero hablar de Ana, de su histrionismo que delata su sangre italiana, de su muy amable sonrisa cuando habla y de su calidez cuando escucha. Una mujer auténtica, sin reveses.
El de ella no fue un camino fácil y sin obstáculos. La vida la golpeó duro y fuerte pero su espíritu la levantó en cada caída. Cuando la vida no le sonrió ella decidió sonreírle a la vida y la peleó para criar a sus hijos con mucho amor y dedicación. Una “gallina clueca” como ella misma se definió. Un ejemplo a seguir! Por todo esto la admiro y la quiero.
Nosotras ahora nos vemos esporádicamente en encuentros dinos o en sus presentaciones de canto donde despliega su indudable talento para el arte. Sin embargo la siento mas amiga que muchas amistades que están en mi vida desde siempre.
Gracias Ana, por brindarme tu empatía y tu amistad. Por priorizar, entre nosotras, calidad sobre cantidad.
Y por compartir tu historia con todos nosotros.
Un beso!
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