Eran los tiempos de la Revolución Argentina, la del General Juan
Carlos Onganía, la que había derrocado al Dr. Arturo Illía con la complicidad
del peronismo, la que había prohibido la enseñanza del Algebra Vectorial por
sus connotaciones eróticas, la de la noche de los Bastones Largos, la del
desmantelamiento del excepcional claustro de profesores de la Universidad de
Buenos Aires.
Desde fines de 1965 trabajaba en Olivetti Argentina, habiendo
pasado un tiempo en Brasil en 1966 en el área de Telecomunicaciones y al
regreso quedé a cargo del área técnica, organizando el Servicio Técnico en
todas las sucursales , pasando luego al sector comercial para formular los
proyectos y propuestas de telecomunicaciones , inicialmente se trataba de
Centrales Telegráficas Automáticas para tráfico con Teleimpresoras , se
agregaron las terminales de computación,
siendo la más destacada la TCV 250 una de las primeras terminales con pantalla
de video y el Vector 5000 una minicomputadora para procesamiento de
mensajes en la modalidad de “store and
forward”.
En 1967 Ferrocarriles Argentinos (FFAA), dirigida en ese momento
por los generales Demarchi y Caballero, el primero hijo de un ferroviario que
sabía conducir locomotoras, buena gente, con buenas intenciones. Decían , ya en
esa época que se perdía 1 millón de u$s
por día. Un viejo Contador de FFAA me explicaba que si se contabilizaba el transporte
ferroviario del petróleo de YPF, los vinos de Giol, la correspondencia postal
del Correo Argentino, los traslados de las fuerzas armadas y de seguridad,
todo ello estatal, tales pérdidas no existían.
La gran oportunidad de mejora se encontraba en el transporte de
cargas. Fueron invitadas todas las empresas del área de computación y
finalmente quedaron pre-seleccionadas IBM y la alianza de Bull y Olivetti. El
muy querido y recordado “tano” Guerrini representaba a Bull y yo a Olivetti en
ese proyecto. El acuerdo era que los equipos centrales eran Bull y la periferia
Olivetti.
Del relevamiento que efectuamos surgió que, en promedio un vagón
de carga circulaba 1 día, cada 20 días, no había un inventario de vagones y
locomotoras y varios vagones tenían el mismo número de serie/identificación y
nunca se sabía donde estaban y si estaban disponibles para transportar carga.
Además de una ausencia total de gestión, había diversos ejemplos de corrupción,
por ejemplo el acuerdo de los corralones
de materiales con los jefes de estación, no se liberaban los vagones hasta que
se hubieran vendido y entregado todas las bolsas de cal y cemento que se
transportaban en los vagones de carga del ferrocarril.
A fines de 1968 llega a Buenos Aires el Director de Marketing de
Olivetti (Italia) y ofrece a las autoridades de FFAA presentar una propuesta
para gestionar el transporte de carga
por computadora, como Olivetti ya lo había hecho para los Ferrocarriles
Franceses (SNCF). La propuesta fue aceptada y el mencionado Director anunció
que enviaría a Europa al Ing. Draier (todavía no me había recibido de
Ingeniero) y en 15 días regresaría con la propuesta.
Con 27 años, con Gladys mi señora embarazada de Fernando, nos
fuimos a Italia, llenos de ilusión, pensando que tal vez ese sería nuestro
único viaje a Europa. Era Enero de 1969 y nos alojamos en el Albergo EdendeIvrea,
una pequeña localidad entre Torino y Milano, con vista a los Alpes, no mucha,
porque estuvo nublado y con niebla hasta mediados de Abril y hacía un frío
tremendo. Con la ayuda de una secretaria argentina y con la excusa del embarazo
de Gladys, logramos que nos asignaran un Fiat 1500. Eran muy escasos y no
estaban disponibles ni para los mayores jerarcas extranjeros cuando visitaban
las oficinas centrales de la compañía. Todos los viernes Gladys me esperaba con
un bolso y cada fin de semana conocíamos un lugar distinto, todos maravillosos:
Venecia, Florencia, Torino, Milano, Bergamo, Brescia, Gresonney en la montaña
y algunos pueblos pequeños perdidos entre las montañas. Un recuerdo imborrable
para toda la vida.
Habían pasado 2 semanas y no había logrado ningún material sobre
el proyecto de los Ferrocarriles Franceses y le propuse a mi jefe italiano,
cortar por lo sano y directamente viajar a París y reunirnos con los
responsables del Proyecto. Por suerte aceptó mi propuesta y nos fuimos a París por primera vez y desde entonces que amo entrañablemente a esta bellísima
ciudad. Después de varios días y producto de nuestra insistencia, finalmente
conocimos la realidad del aporte de Olivetti al proyecto de la SNCF. Un
vendedor nos dijo que todo lo que Olivetti había hecho era entregar a una
consultora francesa un folleto de las terminales de Olivetti. OOOOOOPS !!!
Regresamos a Italia y yo estaba desesperado, y le dije a mi jefe
italiano que no podía regresar a Argentina sin el Proyecto comprometido por el
Director de Marketing. Acordamos que me ocuparía de investigar que soluciones
había en el mercado en ese momento y a partir de allí formular una propuesta. Fue
apasionante, profesionalmente, estudiar y proyectar soluciones para las
cuestiones de Transporte es absolutamente fascinante. Estudié los ferrocarriles
italianos, japoneses, norteamericanos y los españoles, para lo cual viaje a
España y conocer in-situ los proyectos y realidades de RENFE. De paso visité un
matrimonio amigo, fui a las corridas de toros, fumando un puro en la tribuna y
además, varias expediciones de tapas por Madrid.
Proyecté un Sistema de Control de Tráfico de Cargas basado en el
Vector 5000 que consistía en asociar a cada vagón: el lugar en se encontraba y
su estado ( a la carga, a la descarga, en viaje, en reparación, etc.) y en
función de la demanda de vagones organizar, en forma centralizada los
trenes y sus partidas y llegadas. A los
italianos les encantó la solución y me pidieron que hiciera presentaciones de
la misma a gente de los mas diversos países ( México, Polonia y otros).
Estando en Italia me pidieron que formulara un proyecto para ENTEL
para la gestión de las llamadas del 114 (pedidos de reparación) y el Sistema de
Control de Tráfico para la Fuerza Aérea,
todos con Vector 5000. Curiosamente, de todos estos proyectos, este último fue
el único que se implementó, y funcionó durante 30 años en Ezeiza.
Socialmente el grupo de extranjeros nos reuníamos frecuentemente y
siendo todos jóvenes la pasábamos muy bien, cada uno con sus historias y
experiencias. También teníamos lazos de amistad con nuestros colegas italianos,
hasta el día que me ofrecieron una posición en el Marketing Internacional.
Desde ese momento hasta que rechacé el ofrecimiento por razones familiares ( mi
padre había fallecido en Marzo y quedaban en Buenos Aires mi madre y una
hermana 10 años menor) no me dirigieron más la palabra, a pesar de que la
responsabilidad ofrecida no competía con la de mis colegas italianos, ni
implicaba una posición jerárquica por sobre ellos. Comprendí en esa oportunidad
que la Argentina es un país y una sociedad muy generosa con los extranjeros y
que no es así en otros lugares del mundo, en particular en Europa.
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El 24/08/2015 a las 16:04, Pepe Lopez de Lagar escribió:
Carlos Florentino dijo...Muy linda historia, Enrique.Lindo el recuerdo de aquella época. Del Tano Gruirrini (mi jefe y amigo durante mucho tiempo), de los FFAA, de la Olivetti y todo lo demás.No sabés cuántas cosas que tenemos en común de aquel entonces y que descubrí leyendo tu nota.Tenés que venir a los almuerzos. Son un lugar de recuerdos, anécdotas y de amistad.Te mando un abrazo grandotePepe
Estimado Enrique, cuantos recuerdos traen a mi mente este relato tuyo. En 1969, Octubre para ser más preciso, yo ingresé en Philips como programador y fue allí donde te conocí. Deber haber sido en 1970, 71 o 72. Te recuerdo trabajando con largo listados sobre nuestra flamante /360 de IBM, liquidando salarios para no se que gremio que atendías personalmente con tu incipiente consultora. ¿Lo recuerdas tu?
Luego de esto vinieron numerosos éxitos profesionales, que quienes te conocen saben muy bien de ellos.
Como ya lo han dicho, sería muy bueno reencontrarnos en los almuerzos que nuestro querido Carlos organiza.
Un gran abrazo Carlos Florentino
Luego de esto vinieron numerosos éxitos profesionales, que quienes te conocen saben muy bien de ellos.
Como ya lo han dicho, sería muy bueno reencontrarnos en los almuerzos que nuestro querido Carlos organiza.
Un gran abrazo Carlos Florentino