Yo llegue
la la informática por casualidad. En la Facultad de Ingeniería hice solamente un
curso optativo de FORTRAN. Ya en Acindar me ocupaba de evaluación de proyectos,
calculando tasas de retorno de inversiones con una Friden electromecánica, por
aproximaciones sucesivas. Esto fue cerca de 1973.
Un
consultor nos trajo un programa en FORTRAN para simular los costos de una Acería,
y calcular la rentabilidad. Se podían hacer simulaciones, cambiando parámetros
en tarjetas. Todo en una IBM 360/40. Con
Carlos Leone y Godofredo Deleonardis nos pusieron a cargo del tema. Nos divertimos
haciendo funcionar el programa, y cambiándolo, mejorándolo y aprendiendo mucho,
incluso a operar el equipo en fines de semana.
Lo primero
que pasó es que faltaba el “extended precisionfloatingpiont”, no lo habían
contratado!!!! Tuvimos al principio que usar el emulador IBM 1401, que nos permitió
usar el FORTAN de esa generación
Por un
largo camino, y a falta de mejor alternativa, Acindar en 1977 me puso a cargo
de Sistemas, sin yo haber implementado más que un sistema , en FORTRAN
nuevamente, para hacer las proyecciones económico financiaras. Hoy serían
algunos Excel!!!
Me tocó
conducir la implementación de un sistema de Hoja de Colada en la nueva Acería
de Acindar. Debían registrar en forma
manual los datos de la fabricación del acero en hornos eléctricos de arco,
reemplazando hojas manuales. Usábamos
una IBM 370/125 sin base de datos.
Manuel Brito había implementado una, sobre archivos indexados, que
andaba. Eso sí, no hablábamos de tiempos de respuesta, sino de plazos de
entrega. La respuesta tardaba entre 45
segundos y ……
Cuando
pusimos a andar la aplicación en la sala del
responsable del
horno, todo andaba más o menos bien hasta que empezaba la fusión de la
chatarra de acero. En ese momento en las pantallas de las terminales 3277
empezaban a moverse las letras como si tuviesen el mal de San Vito: unas se
achicaban a lo que hoy llamaríamos cuerpo 4 y otras a cuerpo 60. Aparecían también figuras de Lissajous
dibujadas con las letras y números.
Susto,
alarma, pánico!!!! Así el sistema no se podía utilizar. Que sucedía?
Los cables
que llevaban la energía los electrodos de grafito, conducían unos 70.000 Amperes por fase y los
campos magnéticos variable jugaban al tenis con los electrones de los CRT de
las pantallas.
Que
hicimos? Fabricamos unas cajas de acero para disminuir la intensidad de dichos
campos. Mejoró , pero no fue suficiente. Y consultando aprendimos que existe una aleación a base de niquel - Mu-metal – que sirve de
escudo frente a estos campos magnéticos.
Se usa en
circuitos electrónicos cuando es necesario protegerlos de los campos magnéticos
de las fuentes y no hay otra alternativa.
Cuando
fuimos a comprarlos, los proveedores no podían creer las cantidades que
necesitábamos.
Pero
finalmente la cosa anduvo, y se pudo utilizar realmente el nuevo sistema cuando reemplazamos la IBM 370/125 por una
370/145. Los plazos de entrega pasaron a ser más razonables tiempos de
respuesta.
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