Cada vez que tenemos un
almuerzo de Dinos y Dinas, vuelvo recargado de recuerdos.
No sé si a todos les pasa
lo mismo, pero a mí me sucede algo que es que la memoria empieza a relacionarse
con personas y con hechos que yo creí olvidados.
Claro que también me pasa
lo que dijo Hernán en su relato de la “Lucha con dos neuronas”.
Subidos en la máquina del
tiempo y habiendo leído cosas sobre las Tabuladoras y los “rebusques” que
hacíamos para resolver algunos temas, no pude menos que acordarme de algunos
Ingenieros Comerciales (IC), así llamados entonces los Representantes Comerciales
para impresionar a la clientela y para que resultaran más trascendentales las
cosas que vendían.
No quiero hacer nombres
aunque todo lo que se cuente en estos relatos, está prescripto por el piadoso
paso del tiempo.
Mi recuerdo de hoy es sobre
las ventas que hacían algunos comerciales, convenciendo al cliente sobre las
cosas que iba a poder hacer con estas poderosas máquinas.
En la época de las
Tabuladores, el repertorio era siempre más o menos parecido. Un conjunto
formado por una Tabuladora, una Perforadora adosada a la Tabuladora (según la
empresa se llamaba de diferentes forma pero su función era generalmente la de
sacar una tarjeta nueva con datos actualizados), la Clasificadora y la
Intercaladora, además de un regimiento de perforadoras y verificadoras, en la
época en que eran equipos separados todavía.
Éramos expertos en resolver
desastres.
Íbamos y nos quedábamos a
vivir un tiempo en las oficinas del cliente, diseñando procesos, armando
tableros y dando clases de cómo usar estas máquinas llenas de riláis.
Yo había logrado cierto
respeto, más por la habilidad de manejar pilas de tarjetas casi como un
malabarista que por los conocimientos en sí. Al menos eso pienso.
A veces, los IC vendían
cosas fantásticas.
Recuerdo por ejemplo a un
cliente al cual le había prometido que para cargar todas las calles de la
ciudad de Buenos Aires, solo tenía que perforar un código y que al pasar por la
tabuladora, se iban a imprimir los nombres de las calles que estaban
almacenados en la memoria (¿¿¿????)
HORROR!! “Qué hago?, le
dije al comercial… No sé, me dijo. Es tu problema, seguro que algo se te va a
ocurrir.
Lo que hicimos fue generar
un archivo en tarjeta con el código de calle y el nombre. Después
clasificábamos todos los datos por el código de calle y hacíamos una
intercalación poniendo delante de cada lote de calle la tarjeta con el nombre.
Leíamos la tarjeta con el
nombre de la calle y la conservábamos para todos los datos que venían atrás en
el lote y así salían impresos los nombres de las calles con los demás datos que
tenían las tarjetas y salimos adelante. En una segunda etapa, sacamos una
tarjeta nueva con el código y nombre de la calle ya perforado, así como los
demás datos.
Viste que se podía? Me dijo
el comercial cuando le dije que habíamos salido airosos.
Sí, pero sabés qué?, le
dijo un hombre de sistemas que era mi jefe y podía decir cosas que yo no podía,
“vos estás vendiendo un Fiat 600 y pretendés ganar la Mille Miglie. Así no va y
un día te vas a chocar contra algo!
Era cierto y no fue el
único caso.
Aprendimos mucho en esa
época sobre todo de procesos, porque había que pensarlos muy bien para
resolverlos con esas máquinas con tableros llenos de cables en donde apenas
entraban nuestros dedos.
Como reconocimiento a
aquellos hombres de la venta que tenían importantes ingresos y vestían
elegantes ropas, supe desde ese entonces que, si ellos no hubiesen vendido las
cosas que vendían, nosotros no podríamos haber subsistido en nuestros trabajos.
Simplemente lo cuento como
un hecho divertido, sin dejar de recordar que después de la época de las
Tabuladoras, vinieron las primeras computadoras con muy poca memoria, sin
soporte magnético, ni nada.
Y que entonces la imaginación
de algunos comerciales se multiplicó notablemente y los ofrecimientos hechos a
los clientes, hicieron que nos tuviésemos que romper mucho más nuestras
cabecitas para cumplir con lo prometido.
Pero aún así, fue una de
las épocas más lindas de mi vida, laboralmente hablado.
Mi cariñoso recuerdo a los
Comerciales de aquellos años y a los viejos idóneos de Mecanización Contable
que me enseñaron los primeros palotes de mi vida en la informática, enseñándome
dos cosas que nunca me olvidaría jamás: Entender los procesos y Entender qué
era lo que necesitaba el cliente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTARIOS SON MÁS QUE BIENVENIDOS. POR FAVOR CON NOMBRE Y APELLIDO. LOS COMENTARIOS AJENOS A LA TEMÁTICA DE ESTE BLOG SERÁN ELIMINADOS.