08/10/2016: Club Palermo 07/10/2016: Un combo de fiesta y baile

Queridos Dinos y Dinas,

I. La fiesta

Puede que no lo hayan notado pero estoy usando letra de un tamaño más grande. No me lo agradezcan a mí. Fue el bueno de Hugo Strachan el que me lo sugirió, sentado en mi mesa.

Estábamos hablando en forma animada de mil pavadas y de pronto me lo dijo: "En tu Blog a veces las cosas aparecen con letra muy chiquita". "Hugo, te aviso que con Google Chrome, haciendo clic en Control más +, agrandás el tamaño". Me puso cara de nada, su silencio me hizo pensar que yo estaba haciendo de maestro ciruela. ¡Uy, se la dejé picando! ¡Corrijo!, quise decir maestro Siruela. Sin embargo, un rato después llegaría la hora de la venganza del bueno. Creo que todo empezó cuando Mike dijo algo así como que aquellos diskettes chiquitos y rígidos tenían 1 mega, y todos nos reímos de ser tan prehistóricos. Y hablamos de los 2311, de la 3370 y de los discos de HP, no me acuerdo cuáles, que llegaban a 50 megas. "¿La 2314 tenía 40 megas?", preguntó alguien. "Me parece que 28", dijo otro, "¿Esos eran los que parecían una heladera?", inquirió el debutante del día, ya les contaré de él. "Querrás decir un lavarropas", corrigió Hugo, todo sonrisa. Y cuando empezamos a hablar de los gigas y esas cosas, cometí el error: "¿El peta son mil gigas, no?". "¡¡No!!", dijo Hugo acuchillando al Siruela, "Un tera son mil gigas y un peta, que viene de penta, son mil teras". 'Bueno, la corona de Siruela se fue a otra cabeza', pensé como consuelo.

Un placer estar en la misma mesa que vos, Hugo.
Hago un esfuerzo extra con el tamaño de la letra, por las dudas.

Luca y Pacioli (no sé cuál es cual)

La organización estuvo impecable, soberbia. Gracias Bedel y gracias a los colaboradores, Jorge Hofmann y Héctor Repossi. "Somos Luca y Pacioli", me aclararon cuando los llamé Organizadores. "Ah, son buenos por partida doble", atiné a contestarles. La cuestión es que esta vez no hubo la mesa en U de siempre sino que nos distribuimos en tres mesas. Todo salió tan perfecto que la estampida feliz se produjo a las tres en punto, minutos antes del minidiluvio.

Una novedad fue la distribución en tres mesas

Foto gentileza de Daniel Bronstein

Pero vuelvo a mi mesa, la foto a la izquierda es gentileza de Daniel Bronstein. Confieso que estaba bastante sorprendido, gratamente, de verlo otra vez a Raúl Bauer entre nosotros. Lo sabía un cultor del turno noche, tachado de mis agendas, y un enemigo acérrimo de los almuerzos recreativos, por llamarlos de algún modo. "Carlos me dijo que son divertidos, que no se habla de enfermedades", dijo, como si precisara un justificativo para explicar su presencia.

Gracias por las fotos, Daniel

La verdad es que tiene razón. En otros grupos de gente que nos vemos seguido tuvimos que poner la regla de máximo una enfermedad y/o un nieto por persona, regla que algunos insisten en no cumplir. 

Raúl es el "prestidigitador" del Boletín Oficial

Aunque también es cierto que Raúl es ahora el director -¿o debo decir prestidigitador?- de las cosas que salen o no salen en el Boletín Oficial. Algunas de sus peripecias ocurren en mitad de la noche o en horas de madrugada. No sé cuál es su hora de cierre pero parece que sus medios días ya no son hora pico para él. Aleluya.

Foto gentileza de Daniel

Enrique Draier me comentó que le había gustado mucho el artículo Conversando con Pepe López de Lagar, Parte I. A mí me impactó muchísimo la charla que tuve con "el amigo de todos". El mismo Pepe quedó sorprendido de haberse abierto tanto en una historia que estoy más que contento de haberla relatado y publicado con éxito, que es best seller dentro del Blog. 

Gracias Enrique, gracias Pepe por lo que me comentaste y por haberte largado a escribir la historia 16 de junio de 1955, en la que narrás con emoción y detalles escalofriantes esos días tan trágicos y determinantes en tu vida. Estoy debiendo la Parte II de nuestro Conversando.  

En nuestra mesa también estaban mi tocayo, Hernán Aguiar, y el ahora sonrisa permanente, Alberto Chochlac. No sé cuál es la fórmula de Alberto para lucir 0% stress/ 100% feliz. Mis recuerdos de aquellos tiempos en la Esso (¿se escribía así en otro siglo?) eran de sonrisas breves mezcladas con algunos entrecejos fruncidos. Deben ser los beneficios de la edad que transitamos.

Mi tocayo me dejó helado con la frase: "Después de los 80 tenemos un 50% de posibilidad de llegar a la locura senil". Bueno, siempre hay un Aguiar trágico de contrapeso para un Chochlac feliz. Lo peor de todo es que nunca voy a saber en qué mitad de la torta me tocará estar. 

Llegó un poco más tarde pero llegó. Relajado, extasiado con la vida, eufórico, liberado, sonrosado, rejuvenecido. Traía un cartel colgado al cuello fruto de su éxtasis apenas estrenado, escrito supongo de su puño y letra: "JUBILADO, 57 Años de Trabajo, 77 años de vida."

¡Sí, señores, Alfredo Pérez se jubiló! Felicitaciones!!!
Y ahora, que prometió una vez más escribir cosas para el Blog, esta vez le creo!!! "Quiero tratar el tema Juegos Cibernéticos", me adelantó. Espero ansioso.

Juan Carlos Cattáneo

Un placer reencontrarme después de tanto tiempo con Juan Carlos Cattáneo. En la entrevista incluida en el ritual con los debutantes comentó:

-Todavía tengo una actividad profesional limitada. El resto del tiempo leo bastante..., y después nietos; tengo dos, que me llevan mucho tiempo.

Le pregunté por lo de la actividad limitada.

-Estoy asesorando, en la materia de siempre, la que se supone que conocemos, a un par de empresas extranjeras.

Me encantó eso de "se supone que conocemos".
Bienvenido, Juan Carlos! No te pierdas!

Para sorpresa mía y de todos el mozo llegó a horas prontas con un plato humeante y preguntó: "¿Carré?". "Yo", dije de inmediato, al parecer único "beneficiario" en mi mesa de la opción 4 del plato principal. El hombre depositó frente a mí el plato, que arrancó el comentario de mis vecinos: "¿Eso es carré de cerdo?". Las batatitas venían reconocibles, pero el llamado "carré" era una suerte de matambre arrollado, de colores indescifrables para mí -soy daltónico, algunos lo saben-, excepto el huevo, de un color que me pareció casi blanco. "Supongo que el carré es esta parte de carne de este arrollado", opiné. Pasé a engullir sin esperar a nadie, pecado venial si lo es en estos casos. Las batatitas, pasables, tenían gusto de tales. El carré, matambre, o lo que fuera, ese embrollo de color indescifrable, fue diagnosticado, una vez en mis fauces, como de gusto indescifrable. Cuando llegaron los canelones de dos de mis vecinos, Juan Carlos y Hugo, no pude reprimir una sana envidia. No sólo me encantan las pastas sino que eran porciones para verdaderos dinosaurios.

Cuando llegó el Bedel todo estaba encaminado, navegando a toda vela.

-¡Cómo que no te lo trajiste a Pallotti!- le pregunté. 

-Imposible, Carlos está loco.

Me parece que no hablaba de nada relacionado con a las profecías de Aguiar -¡cruz diablo!-, sino de eso que llamamos workaholic. En fin, Carlos P, aflojá un poco y aparecete alguna vez por estas fiestas. Incluílas en tu agenda!

No sé qué pasó con Rodolfo Naveiro, lo extrañamos. Y a muchos otros ausentes, como Liana, el otro Hugo, el Florentino, la Piccin, el luiggi, y tantos más. Espero que Manuel vuelva a estar pronto entre nosotros, también se lo extraña a él y a sus fotos.

Estamos lejísimos del cupo femenino que ya tiene leyes en otros cuerpos de 50% obligatorio. Nosotros creo que como récord estuvimos en el orden del 10% la vez que vinieron cuatro Dinas. Esta vez ligamos una sola, Lidia. Sobre un total de 28 que fuimos, lamento decirles que estamos en el 3,6%, un desastre. Gracias por venir, Lidia!

Llegaron tarde, casi a la misma 
hora, y compartieron mesa. Horacio Borsani y Tomás Sandor. En la foto conseguí el milagro de que entrara Tomás -por lo menos mitad de arriba, tampoco pidan milagros. No te preocupes, Horacio, sos un mortal más común y corriente.

Cuando llegó mi postre, fresco y batata, fue lo que más me gustó. Y no soy para nada fanático de la opción. Bueno, comparado con el "embrollo" de color y gusto indescifrable era un manjar. 

-Bueno, muchachos, creo que los voy a dejar -dijo Raúl, a las 14:59.

Fue como el timbre del recreo pero al revés. La estampida se inició de inmediato.

Pagué con gozo los $320, la habíamos pasado fenómeno en nuestra mesa y el carré indescifrable era tema para el olvido. Pagué con menos gozo el estacionamiento, $145. 

Otro Club Palermo, otro placer. Esta vez fue un placer por partida doble. ¡O triple! Gracias Bedel, gracias Luca, gracias Pacioli.

Otras fotos gentileza de Daniel

Bronstein, gracias.

Clic en cualquier foto para ampliarla

II. El baile

Empezó casi exactamente 12 horas después de la hora de la estampida. O sea, a las tres de la mañana. Pasé compulsivamente de estar acostado en el mejor lugar del mundo, o sea mi propia cama, a estar sentado en otro ambiente adecuado para otras necesidades, espero que me entiendan. Sospecho que el proceso que siguió, tres horas de idas y vueltas de la cama al otro ambiente, puede ser denominado "descarrificación", o más propiamente "desembrollo". Bueno, quizás me equivoque y se trate de una "d" atribuible a otras razones, como ese virus que anda dando vueltas. Los que eligieron la opción 4 de plato principal quizás me puedan ayudar.

Mis conclusiones, después de superada la parte peor del baile, son las siguientes:

1. Parece que por ahora seguiré estando entre los que, superados los 80, no sabrán en qué parte de la torta estarán dentro de la profecía de Aguiar.
2. No volveré a pedir eso que en Club Palermo llaman "carré".


Un abrazo a todos.

Hernán