Alberto Rozenfarb en Facebook |
Corría Diciembre 1973.
Con mucho esfuerzo, compartiendo estudios y trabajo, llegó Marzo de 1973 (la prehistoria de Computación en Exactas) y me planteé: me falta Seminario Superior de Computación, elegante formato para denominar a mi trabajo final de tesis.
Con mucho esfuerzo, compartiendo estudios y trabajo, llegó Marzo de 1973 (la prehistoria de Computación en Exactas) y me planteé: me falta Seminario Superior de Computación, elegante formato para denominar a mi trabajo final de tesis.
El panorama laboral era paupérrimo y me
dije: "tengo que prepararme lo mejor posible".
Para ello elegí como profesor a Hugo
Ryckeboer.
Dentro del material investigado había
la posibilidad de desarrollar un controlador de ejecución de programas
dentro del sistema operativo de una IBM/360. Con ello se podrían sacar
estadísticas del uso de la máquina en tiempo real y aprender sobre el mismo.
Allí decidí emprender mi recta final y
mi elección me satisfizo.
Hugo Ryckeboer (2013) |
Tuve una primera reunión con el
profesor, donde planteé mi objetivo (que fue cambiando después de varios encuentros posteriores)
hasta que llegamos a un acuerdo sobre el objetivo de mi trabajo. No fue poco
el costo de este acuerdo en tiempo y esfuerzo.
Tenía que estudiar el funcionamiento
del SO. Curiosamente estábamos en la mismas condiciones con que se maneja cualquier Software Libre:
(aunque en esa época nada se sabía al respecto): el programa completo del SO de
la /360 estaba totalmente disponible, pero en microfilms: todo en Assembler y
perfectamente documentado. Teníamos máquinas especiales donde podíamos leer la
programación, avanzando slide por slide.
Ni se imaginan el trabajo que resultó
leer y mucho más ENTENDER la programación. Ante la complejidad
del tema cambiamos nuevamente de objetivo quedándonos con el de estudiar
"ESTRUCTURAS DE INFORMACIÓN EN UN SISTEMA OPERATIVO".
Concurrí
entre dos y tres veces
semanales a una empresa cerca de Retiro, donde el profesor trabajaba.
Llevaba las clásicas sábanas de papel con el avance de la programación
en mi propuesta.
El trámite tardó un poco más de 8 meses
con la periodicidad semanal antes descrita. Obviamente, alcanzamos durante ese
período un conocimiento bastante intenso y recíproco entre mi
persona y el profesor y eso fue para mí muy beneficioso.
Hasta que llegó el ansiado día en que
acordamos que el trabajo estaba listo.
Yo pensé: también estaba lista mi
carrera, había llegado sano y salvo a la meta.
La alegría se desató en mí y lo único
que se me ocurrió preguntar es: ¿CUANDO? ¿CUANDO RECIBO FIRMADA MI
LIBRETITA?
El profe Ryckeboer me indicó: "dentro de dos
semanas nos encontramos en la UTN donde doy clases y allí terminamos".
"Por supuesto", dije, sin preguntar
ningún otro detalle.
Y el 13 de diciembre de 1973 me
presento a la Universidad Tecnológica de Medrano y Córdoba. Lo ubico al profesor en el aula
en que estaba dictando clase y me dice: "esperame en el aula de al lado
que te voy a hacer el interrogatorio".
Quiero hacer presente que en aquel
tiempo, en Exactas, aprobar una materia implicaba:
·
aprobar los tres parciales
·
aprobar "el interrogatorio"
que era una paseo por toda la materia que hacía el jefe de TP para ver si el
alumno tenía conceptos bien fundamentados de los temas más importante de TODA
la materia. Al aprobar el JTP te firmaba la libreta aprobando los trabajos
prácticos
·
dar el examen final.
Recibí un balde de agua fría. Reaccioné
y le digo: "Pero Hugo, hace 8 meses y pico que nos vemos de 2 a 3 veces
por semana. ¿para qué necesitas hacerme un interrogatorio? Sabes perfectamente
lo que pude haber aprendido durante este tiempo, el contenido y alcance de mi
trabajo".
Me respondió: "vos sos alumno de
Exactas y tenés que cumplir todos los pasos indicados en el reglamento".
Me quedé sin respuesta (sin mi título) y sin otra
posibilidad que ¡esperarlo!.
Mi señora estaba esperando sentada en
mi Citroen y aguardando lo que se caía de maduro. (Que yo aprobaba).
Yo quería comerme las paredes.
Una hora después, aparece el profesor y me dice:
"Empecemos con el
interrogatorio".
Obviamente me volvió a hacer las mismas
preguntas que me había hecho la semana pasada, y la anterior y la previa,
durante los larguísimos 8 meses de trabajo continuo. Dos horas
después (dos horas de preguntas y respuestas) me dice finalmente:
"Bueno Alberto, terminamos con el
interrogatorio. Has respondido correctamente a todo. No obstante, no puedo
ponerte una nota alta".
Respondo: "¿y porqué? ¿Acaso no
respondí a todas tus preguntas?"
Me dice Ryckeboer: "No te
corresponde una nota alta, pues otros alumnos tardan 2 o 3
años haciendo el trabajo conmigo, y vos sólo 8 meses". Hay una desproporción evidente.
Pregunté inocentemente (y con unas
ganas de escaparme, difíciles de explicar): "¿Acaso la nota no está en función a
los conocimientos que exhibí, a la calidad del trabajo, a las respuestas a tus
preguntas?".
El profe: "Todo está bien, pero
solo trabajaste 8 meses. Por lo tanto, la nota que estimo te corresponde es un 8".
En un instante se me cruzaron varias
ideas: hablar con mi señora y avisarle, golpearme la cabeza contra la pared, saltar
de alegría y otras ideas que no puedo contar. Decidí decir: "Bueno, está
todo OK".
Con esos sentimientos mezclados de
incredulidad, alegría, alivio y angustia, saqué del bolsillo interior de mi saco
la libreta universitaria y se la extiendo a Ryckeboer para su firma. Fue una
dulce y terrible angustia: se había terminado todo y con éxito.
El profe me dice: "Alberto, no te
puedo firmar aquí. Vos sos alumno de Exactas y aquí estamos en la UTN. Te
espero en mi despacho (Instituto de Cálculo, Pabellón I, Ciudad Universitaria) y
allí te firmo"
Solo dije "Hasta
luego".
Obnubilado, casi ciego, bajé a la
calle. Vi mi Citroen y escucho la pregunta de mi mujer: ¿Y?. "Todo
bien", respondí.
Le entregué la llave del coche y le
dije: "Vamos a la Ciudad Universitaria".
Viajamos con una sensación
indescriptible y sin palabra alguna.
En el despacho me estaba esperando el
profe. Ambos con una cara como si nada (ni acontecimiento, ni tiempo) hubiese
pasado. Me firmó. Y me gradué de Computador Científico.
Lo pintaste tal cual a Hugo Ryckeboer. Nunca, para mí, tuvo reacciones comprensibles.
ResponderEliminarLos genios tienen licencia para sus rarezas.
Eliminar"A SANGRE FRÍA" era el nombre de la famosa novela de Truman Capote... Imagino que lo habrás esperado a fuera de la Ciudad Universitaria y le habrás pasado por encima con tu Citroneta.
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