Autor del Blog: HERNÁN HUERGO
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11/02/2018: Conversando con Gladys Rizzo - Capítulo 4 (final): La tía Gladys
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Gladys Rizzo a los 70 años (2000) |
La tía Gladys. Para los que la conocieron en IBM no va a ser sorpresa esta forma de llamarla. En este último capítulo sobre ella vamos a echar luz al tema.
–Revisando tu Blog me encontré con muchos conocidos. Entre ellos Jorge Mendivelzúa, que empezó a trabajar conmigo en el CUPED apenas salió de los cursos. Fue el primero que me empezó a llamar en forma cariñosa tía. A él le decía: "Vos sí sos mi sobrino".
–¿Cómo surgió ese apodo de tía?
–Había una empleada en IBM, no vamos a decir quien, que perseguía a todos los muchachos solteros de la Sucursal Producción, que era además de la de Finanzas donde había más solteros. Un día esta mujer me invita a comer y me hace un regalito. Cuando volví del almuerzo los gerentes de la sucursal, Norberto Lopardo y Juan Carlos Masjoan, me hacían bromas.
Yo les dije: "Claro, me hace regalos porque me ve como la mamá de todos ustedes, la futura suegra".
Masjoan me dijo entonces: "Vos sabés lo que dicen de todos nosotros, que somos unos hijos de…".
Yo le respondí: "No, no, mamá no... entonces tía".
–Por lo que contás de Jorge Mendivelzúa parece que no todos te llamaban "tía" en forma cariñosa.
–No es así, siempre era cariñoso y divertido. Muchas veces empleados de otros sectores (Departamento Técnico, Administración de Ventas, Operaciones....), me pedían permiso para llamarme tía y yo les preguntaba si sabían porqué me llamaban así, les recomendaba averiguarlo y si después a pesar de eso querían llamarme así, yo estaba de acuerdo. Después me llamaban tía con picardía. Con el tiempo toda IBM me llamaba "la tía".
–Te fuiste bastante joven de IBM. ¿Abandonaste la Informática?
–Hice alguna cosa más pero no me gustó, prefiero olvidarla. O sea que sí, la abandoné. Lo primero que hice después que me retiré, y todavía lo hago, fue desayunar leyendo el diario, todas las mañanas. No sabés el placer que es para mí sentarme a desayunar leyendo el diario. A pesar de que ahora ya me cansé un poco de las noticias.
–¿Por qué tanto placer?
–Para mí leer el diario, estar informada, es muy importante, lo llevo en la sangre. Estando en IBM no lo podía hacer así, tenía que salir corriendo, vivía en Banfield.
Otra cosa que recuerdo fue el día que tuve que pagar el seguro del auto. En épocas de IBM iba corriendo a la aseguradora, lo hacía y volvía corriendo al trabajo, todo era un estrés. Ese día salí, tranquila, me paré a mirar la Plaza de Mayo, entré al Cabildo, todo era un placer. ¡Estaba libre!
Ya vivía en Capital e iba seguido al cine Grand Splendid, otro placer.
Como no podía entonces viajar, me tenía que buscar algo para hacer. Hice muchas cosas, pero la más importante de todas fue empezar a investigar sobre mi familia. Tenía documentos de mamá, muy pocas cosas de papá. Tres de mis abuelos murieron cuando yo todavía no había cumplido seis años. Una sola abuela quedó para contarme historias. Yo lamento no haberle preguntado más cosas.
Me puse a investigar la familia. Estudié historia italiana para entender mejor muchas cosas, buscaba en los mapas pero no encontraba los pueblos donde sabía que habían nacido mis abuelos. Hasta que Alejandro Pacecca me dio el contacto de una casa de turismo americana que tenía muy buenos mapas y los encontré.
–También consulté el archivo de la Iglesia Mormona
–¿Por qué los mormones?
–Porque ellos graban la historia que reciben de las iglesias. No la iglesia española, que los rechaza. Pero sí la que me interesaba a mí, la italiana. Aunque no encontré nada en esos registros.
Decían que mi abuela paterna era milanesa. Escribí al municipio de Milán y contestaron que no figuraba.
La provincia tenía 200 comunas y pensé en mandar cartas a todas. Decidí mandar unas 20 primero, empezando por las 10 que tenían menos habitantes, ya que había descubierto que las comunas menos pobladas te agradecen que escribas. Las otras 10 las elegí buscando en las guías de teléfono italianas y seleccionando aquéllas en las que aparecían apellidos relacionados con mi familia. Tuve mucha suerte, en la cuarta respuesta que recibí apareció mi abuela en Lazzate.
–Cuánto tiempo te llevó ese trabajo.
–Empecé en el 2001. En el 2007, que me pusieron el primer stent, mis médicos me sugirieron que hiciera un viajecito. Primero hice un viaje corto y después uno largo en el que me fui con dos primas por parte de papá, dos por parte de mamá y la señora que había ciudado a mamá, que se quedó conmigo. Cuando volví de ese viaje empecé a escribir distinto. Empecé a relacionar geografías, fechas e historias.
"¿Por que no lo publicás?", me dijeron mi médico y la hija de una amiga. Así fue que publiqué Mi familia a mis 83 años, en el 2013, y lo repartí entre todos mis familiares.
–¿Cuál fue el resultado, qué satisfacciones tuviste?
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Sartirana, Lomellina, donde nació el abuelo materno |
–Muchas. Por ejemplo,
los nietos de mis primos de Capital y de Córdoba me pidieron ejemplares extras.
Mi sobrina, que vive en Holanda, llevó a su pequeña hija a conocer el lugar exacto donde nació su tatarabuela.
Ahora tengo la dirección exacta de la casa donde nació mi abuela materna. Me emocioné al leer los comentarios de ese viaje.
–¡Qué bueno! ¡Todo un trabajo de investigación y escritura! ¡Felicitaciones!
¿Algún otro hobby en tu vida que me quieras comentar?
–A mí me gustaba mucho la fotografía, sacaba muchas fotos cuando viajaba. En 1968 IBM lanzó un concurso de fotografía y presenté varios de mis trabajos. Gané el primer premio, el segundo y una mención.
–Tengo un archivo de unas 8000 fotos, la mitad propias, otras de mamá, y otras más.
–También me comentaste que te gusta la literatura.
–Con mi médico hablo todos los días de mi salud, pero siempre hablamos de libros.
–¿Siempre te gustó leer?
–Me gustaba mucho leer. De chica por ejemplo El libro de la selva, de Rudyard Kipling, Tom Sawyer, de Mark Twain, Los tres mosqueteros…
–Me recuerda a la colección Robin Hood.
–No, no, no -dice con fuerza-, en la colección Robin Hood no están los libros completos. Yo leía los originales. Eso es lo que hace que te guste la lectura.
En la adolescencia me impresionó mucho Los Miserables.
Ya más grande, iba mucho a las librerías, revolvía, descubría autores y los seguía. Por ejemplo uno que me encantó fue Sholem Asch. Leí de él El judío de los salmos, María, Moisés, Junto al abismo y algunos más.
Me gustó mucho Servidumbre humana, de Somerset Maugham, y lo seguí también.
Me gustan mucho las novelas policiales, como George Simenon y sus novelas del inspector Maigret. Aunque de Simenon me gustó también mucho una no policial, La nieve estaba sucia.
Agatha Christie la leí toda. Otra muy buena fue La hija del tiempo, de Tey Josephine.
Y la lista continúa. Debe haber leído miles de libros.
–Y de los más modernos, me gustan los de Mankell sobre el inspector Wallander.
–¿Algo más que me quieras comentar?
–Soy madrina atea. Cuando Ileana Terrizzano me ofreció que fuera la madrina de Francisco, le dije: "Pero yo no rezo, no soy…". "No importa, hablé con el sacerdote y es suficiente que estés bautizada y te comprometas a educarlo con la iglesia católica si yo falto". Así que acepté. Mantuve una relación con mi ahijado y sus hermanos toda la vida, los quiero mucho.
Ya me ha contado sus múltiples problemas de salud, y no tiene problema alguno en enumerarlos de nuevo.
–Tengo 4 stents, soy diabética, mis riñones trabajan a un 20%, sigo un régimen especial de proteínas, tengo problemas de digestión y tengo la columna que es un desastre.
–Bueno, lo que no tengo dudas es de que hablando estás muy lúcida.
–Por suerte tengo la cabeza bien y tengo la ventaja de que no me deprimo. En cuanto me pongo a hablar me olvido de mis enfermedades.
–Listo, Gladys, muchísimas gracias, un beso.
–Yo te agradezco a vos, me estuviste entreteniendo este tiempo y te conocí mucho más.
Para mí también fue un placer muy especial conocerla mucho más.
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