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20/12/2018: Conversando con Liana Lew: IV. Testimonios

Llegamos al momento del cierre de este Conversando con Liana Lew. Yo disfruto mucho estas entrevistas, conociendo a mis entrevistados mucho más de lo que los conocía. En el caso de Liana, la conversación es una fuente de descubrimientos seriales, con sorpresas y emociones que conmueven. 

Nada mejor que escucharla a ella transmitiendo sus vivencias durante estas entrevistas. Allí la tienen, ¡Liana pura!



Muchas gracias, Liana, por tan lindas palabras!

Para el cierre de este cierre van van otros testimonios, regalos de amigos, son sorpresas navideñas para ella.

Muchas gracias a ellos!



Acabo de leer el reportaje a Liana Lew y me emocioné mucho rememorando tantos buenos momentos  (y otros no tan buenos también)  compartidos a lo largo de nuestra extensa amistad que comenzó en 1962, durante mi primer año en Ciencias Exactas, siguió, una vez graduadas, en distintas organizaciones y continúa muy presente hasta hoy.

Liana con su permanente empuje, afecto, calidez, solidaridad y firme voluntad siempre logró que se superen los diversos obstáculos que se nos presentaron. Trabajar con ella fue disfrutar las actividades compartidas.
Los que compartimos años junto a ella celebramos que pueda recoger hoy el amor que sembró durante tantos años.

Mimí García

Manolo Imaz, Hilda Leikis y nosotras,
en el Hospital Escuela


Flora Jamui y nosotras, en mi casa 


Existe la idea de que, en Argentina, lo más extendido es el amiguismo, es decír que se utilizan las relaciones de amistad para conseguir cosas. Y, en particular, para conseguir trabajo. Esa costumbre podría ser criticada si el uso de la amistad está por encima de los requisitos de idoneidad necesarios para cumplir con un determinado puesto de trabajo. Pero es evidente que, ante igualdad de capacidades, la elección de un amigo tiene ventajas respecto de elegir a alguien que desconocemos: no es sólo cuestión de seleccionar el perfil adecuado sino que debemos garantizar que la persona elegida posee otras cualidades humanas y que contribuirá a la creación de un entorno armónico de trabajo. Esa ha sido una cualidad de Liana, que siempre incorporaba personas amigas pero con indudable nivel técnico y humano, logrando grupos de trabajo eficientes y armónicos.

Manuel Imaz


El Instituto de Cálculo fue el inicio de nuestra amistad. Por ese entonces compartimos el bochorno de zambullirnos para recuperar el diploma de Computador Científico en una mesa ya que las autoridades de la Facultad después de la noche de los bastones largos se negaron a entregárnoslo en mano.
Las circunstancias nos hicieron vivir en países diferentes, pero no perdimos ocasión de reencontrarnos en Argentina, Irlanda, Chile y España. Te acuerdas de la visita a La Chascona?

Liana desarrolló su actividad profesional mayormente en la industria y yo mayormente en la academia, pero en nuestros encuentros siempre nos falta tiempo para cotorrear.

Quiero especialmente agradecer a Liana por recordar en la entrevista, que después de la renuncia masiva al Instituto de Cálculo todos tuvimos un trabajo gracias a Rebe, Manuel y otros muchos anónimos.

Algo que también compartimos ambas es mantenernos en activo pese al paso de los años (sin explicitar cuantos).

Gracias también a Hernán por darme la oportunidad de colarme en esta entrevista a Liana.
                                                                                                          Cristina Zoltan
Barcelona, diciembre de 2018

 El de camisa a cuadros es Juan Carlos Fränkel, luego 
Mauricio Milchberg, yo, Manuel Sadosky, Liana y Jorge su esposo.

Néstor Sameghini, Liana, Manuel, Juan Carlos, Rebe, 
Mauricio Milchberg, yo y Marcelo Larramendy.


Liana es una sonrisa. Primero llega la sonrisa y después Liana. 
Yo estaba ahí, en una reunión o curso, ni siquiera tenía claro por qué estaba, parece que tenía que estar. Y entonces apareció Liana. Claro, tenía que estar. ¿Cómo no nos habíamos cruzado antes?


Aún recuerdo el impacto de energía que me transmitió al conocerla. Tan importante es Liana que está siempre ahí. Tan presente y a mano como los fantasmas de Woody Allen. Ella está ahí para compartir todo. Alegrías y tristezas. Dispuesta a todo. Si estás contento, se pone contenta. Si estás triste, te encaja una dosis de ánimo que te dura hasta que puedas seguir adelante solo. No para un momento, se hace tiempo para todo. Explora todo. Es insaciable. Hace de todo y lo hace bien. Cuando pasa por un mal momento, y te lo comenta, inmediatamente le agrega una frase alentadora, de esperanza; y entonces sonríe.

Si Liana fuera un verbo, sería “escuchar”. Si fuera una actitud, “disfrutar”. Tengo mucho para aprender del saber vivir de Liana.
Si fuera una frase, “Tú puedes”.
Si fuera árbol, el ombú de las pampas que cobijó a los “Hijos del Capitán Grant”. 
Si fuera un libro, cualquier novela y todas las novelas de Julio Verne.
Si fuera un edificio, estaría diseñado por Niemeyer.
¿Un ser mitológico?: una sirena de la Odisea.
Si fuera un postre, copa Melba.

Ana Piccin


Muchas Felicidades, Liana!
A la espera de tus proyectos futuros, Pionera!
Muy Feliz Navidad y el Mejor 2019 tengan todos! 

Hernán Huergo

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