21/08/2015: Carlos Tomassino: IBM es siempre IBM… in every part of the world…

El recuerdo que ha comentado Pipi sobre BULL e IBM en Francia me llevó a otro mío en el país.

Segundo semestre del 76. Hacía poco que había asumido la Gerencia de Sistemas en Siemens, un cargo soñado. El presidente de la empresa, el Dr. Walter Boos, se alojaba en Montevideo, adonde había sido corrido por la guerrilla en Buenos Aires. Los gerentes, mensual o bimensualmente debíamos ir a verlo al Uruguay.

En la segunda oportunidad en que me tocó ir a verlo, Boos fue contundente en su pedido. En un dificultoso castellano me solicitó: “Debe seleccionar para Argentina un equipo de computación para que sea instalado a fines del próximo año!”. Siemens Argentina por esa época todavía tomaba horas “block time” en una empresa de procesamiento de datos (Systronic), pero era claro que el volumen de facturación tan solo, justificaba el cambio. Volví con el desafío.

Justamente el año anterior yo había tomado un curso de Matrices de Decisión (cursos de acción versus estados de la naturaleza) y creía estar en condiciones de encarar el proyecto, así que me aboqué rápidamente a establecer con los analistas (Rubén Lodeiro y Miguel Angel Bascans) las dimensiones del equipo que debíamos presupuestar.

Mi paso anterior a Siemens había sido por el Registro Nacional de las Personas, donde había sido jefe del Departamento Sistemas, y allí nos apoyábamos en los equipos que Burroughs disponía en el Comando en Jefe del Ejército. Y ello obviamente, me había convertido en un enamorado del MCP (Master Control Program) y del software del B3500.

En los meses que siguieron, tanto Burroughs como IBM, se lanzaron sobre mí,  al ataque. A ellos al poco tiempo se sumó la empresa Bull y algo tardíamente NCR. Mi matriz de decisión empezaba a conformarse con los cuatro candidatos, aunque rápidamente, vaya a saber por qué, se redujeron a los dos primeros.

Por un lado, el amigo Osvaldo Francisconi, por el otro, Juan Carlos Masjoan y Horacio Poloni. Siempre pensé que fue lamentable que no se sumaran Arturo Regueiro por NCR y Hasso Klingenfuss por Bull, porque hubiera sido una compulsa inigualable… No recuerdo por qué se abrieron.

Claro, en muchas cosas los equipos se compensaban, pero en la sumatoria de precios Burroughs sacaba una apreciable ventaja y, aparte, yo había puesto mi corazoncito. Todo lo sindicaba como ganador.

Sin embargo tuve ese invierno de 1977 una sorpresa: mi jefe, Luis Schirado, me anunció que llegaría de Alemania el gerente de Organización y Sistemas, si no recuerdo mal de apellido Schmitt. Vendría sólo por 72 horas, incluido un fin de semana, así que me apronté a recibirlo. Colaboraría en la selección, me dijo. Sabiendo de antemano que era hincha de River saqué dos plateas para verlo, River estaba en la construcción de su cuarta tribuna con miras al Mundial y jugaba en cancha de Huracán, en Patricios.

El hombre llegó el sábado al mediodía y a la noche pasé por el Hotel Sheraton donde se alojaba para conocerlo. Era de mediana edad, de bigotito muy alemán, y luego de tomar un café (el tío cenaba a las seis de la tarde, así que me colgó con la cena) lo llevé por los recordados barcitos de 25 de Mayo, donde con el mal inglés que yo chapuceaba hablamos “de la vida” y obviamente, de Siemens. Al día siguiente lo pasé a buscar después del mediodía en mi Fiat 125 (que obviamente miró con cierto desprecio) y fuimos al Parque Patricios a ver un pésimo partido con Vélez que terminó 0 a 0.

De regreso me propuso cenar una ensalada Waldorf en el hotel y fue allí donde empezamos a hablar del equipo que vendría. Puse toda me vehemencia tratando de justificar por qué en Argentina ese Burroughs 6500 que se proponía era mejor que el super 370 que postulaba IBM.

Me escuchó varios minutos muy atento, y le dije que por la mañana siguiente podría corroborar en papeles mi apreciación. Cuando terminé en un inglés bastante gesticulado mi alocución, Schmitt se inclinó sobre su sillón, y me dijo en su inglés casi perfecto y con una fría mirada: “Carlos…if the world goes right…why do you want to change it...?”

Como lo miré sorprendido, sin entender, me tomó del brazo y mirándome a los ojos, me aclaró: “´Ai Bi Em´ is always´Ai Bi Em´ in every part of the world, and Siemens is in the whole world… why do you want to change it…?”

Quedé sin palabras… Y eso fue todo.

Cuando el IBM 370 llegó al país, en 1978, yo ya no trabajaba en Siemens; en un curso de Metodología de Sistemas que había dictado Alberto Lardent por esos días en la UB, nos habíamos conocido con Jorge Cassino, a la sazón Gerente de Sistemas de Mercedes Benz, y juntos estábamos emprendiendo otro largo camino.

Pero esa es otra historia.

Final: si no recuerdo mal, esa venta le significó a Masjoan su ascenso a Director, que luego, como todos sabemos, fue muy importante en su vida. 
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El 21/08/2015 a las 11:17, roberto iglesias escribió:

Grande Carlitos y un enorme agradecimiento a Hernán por facilitar este tipo de contacto que les evita a todos ustedes aguantar mi incontinencia verbal asumida aunque inaguantable para los demás.

Más allá de la importancia que tienen para cada uno de nosotros las experiencias de trabajo concreto que llevamos a cabo por aquellos años en donde LA NECESIDAD HACIA AL TALENTO y por lo menos para mi, lo mas importante fueron este tipo de anécdotas personales que seguramente nos marcaron durante toda nuestras ya largas carreras.

Un abrazo para vos y para todos; DISFRUTO de estos escritos sin nostalgias y con gran alegría porque nos activa las vivencias que tuvimos en nuestros años juveniles.

Pipi

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 El 21/08/2015 a las 20:06, Pepe Lopez de Lagar escribió:

Querido Carlos

Yo lo sufrí en carne propia muchas veces.

En varias oportunidades se hacíamos benchmarking que ganábamos por amplio margen pero….

IBM era siempre IBM.

Algún contaré mis desventuras y mis venturas, porque también gané muchos negocios.

Abrazo y gracias por tu nota.

Hoy lo pasamos muy bien.

Pepe