Una de las primeras situaciones fue allá por el año 1974, fecha en la que me encontraba trabajando en National Cash Register como Instalador del Departamento AMD y fue entonces que recuerdo que mi jefe el Sr. Calcagño me enviara a solucionar un problema de instalación de equipos instalados en el Molino Chacabuco de la provincia de Buenos Aires.
Cabe destacar que en aquella época me encontraba recién casado y era la primera vez que viajaría dejándola sola a mi esposa y mi hijo recién con tres meses de nacido situación que me conflictuaba bastante debido a que era la primera vez que nos separábamos por algo más de un día.
Luego de un viaje en micro de varias horas llegué a mi destino y ubiqué las oficinas del Molino Chacabuco y me aboqué a dar solución a los problemas que tenían con la instalación de las barras de automáticos con las que funcionaban equipos NCR modelo 32.
Cabe decir que se trataba de un día tormentoso y con amenazas de lluvia muy encapotado y que resultó que empezó a llover con gran intensidad copiosamente, mientras solucionaba el problema del sistema que termine de hacerlo a las 17 horas aproximadamente y para entonces descubrí que toda la localidad se inundaba de tal manera que hacía imposible transitar por las calles y en consecuencia me iba resultar imposible viajar de regreso a Buenos Aires con el micro porque cuando se daban esas tormentas los ómnibus era imposible que circularan y lo único potable para regresar era el tren.
Para entonces me anoticiaron que había dos ramales ferroviarios, uno al norte y otro al sur de la ciudad y que los horarios eran muy ajustados para poder llegar debido a la distancia que se encontraba la oficina donde me encontraba, por lo que debía decidir mi regreso urgentemente porque para poder llegar a la estación que recibía el tren más tarde, se encontraba atravesando todo el pueblo y había que hacerlo urgentemente antes que el pueblo se inundara.
Pusieron a mi disposición un jeep con un chofer conocedor de los lugares por donde se podría eventualmente circular para llegar a la estación para tomar el último tren que circularía ese día y es entonces que me llevaron rápidamente sorteando las calles no inundadas para poder llegar a la estación a las 18,30 horas para descubrir que el tren que circularía por esa estación ya había pasado y únicamente vendría uno nuevo que lo hacía a las 20 y 30 horas y que era de carga y lo hacía parando en todas las estaciones y que después de ese no habría otro hasta dentro de 2 días.
Con espíritu aventurero no me quedó otra solución que esperarlo abrigándome como pudiera en la estación del tren y esperando que no se cortara la luz hasta que llegara el bendito tren, con la tremenda tormenta que todavía continuaba y así pasó al rato por lo que seguí esperando la llegada del tren a oscuras y con frío.
Cuando llegó el tren cansino y lento subí y me encontré con unos vagones con asientos de madera tremendamente incómodos, con vidrios de las ventanas rotos y como si fuera poco a oscuras ya que parece la electricidad de los vagones también estaba en mi contra y es así que llegue a la estación de destino con sueño y un tremendo resfrío terminando así mi primera aventura de Dino.
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