Hugo Studnitz 2015 |
Rodolfo me preguntó sobre un producto que
habíamos desarrollado en 1972 llamado LORAL y dado que no hubo una gran
difusión del mismo, me decidí a escribir las cosas que recuerdo, con la
imprecisión de los años.
Hugo Studnitz 1966 |
La problemática de Alpargatas estaba centrada
en el cálculo de incentivos de producción: un complejo mecanismo en el que se
premiaba la eficiencia y la eficacia de los diferentes sectores. Por ejemplo,
los operarios cobraban premios por producción y los mecánicos cuando los
equipos no paraban por fallas. Cuando había paradas los operarios cobraban el
valor base por lo cual les interesaba mucho que no las hubiera. Y si el hilado
no era de buena calidad y requería nudos, cobraban una garantía por los nudos
realizados, que luego se reportaban a compras para que supieran y actuaran en
consecuencia.
Los coeficientes se ajustaban periódicamente
porque dependían de las características mecánicas, por ejemplo, un cambio de
motor. La cantidad de personas incentivadas era grande, varios miles. La
cantidad de cambios diarios en los parámetros era importante, ya que también
dependía de los productos que estaban en la línea. Por la cantidad de
procedimientos, modelos y áreas, las fórmulas a aplicar eran muy numerosas
(miles).
Era impensable un sistema Fortran o Cobol que
tuviera esa cantidad de módulos, de modificación diaria, difícil auditoría y
control. Por ello ante la posibilidad de aplicar la nueva tecnología,
Alpargatas contrató el desarrollo de un lenguaje orientado a solucionar el
procesamiento de los incentivos, cuyo cálculo diario requería una sección
famosa por destruir las calculadoras por el uso intensivo y la necesidad de
velocidad: los tomatiempos.
LORAL se diseñó para que los propios tomatiempos pudieran
programar los algoritmos y mantenerlos. El lenguaje era sencillo y el uso de
variables mnemotécnicas ayudaba a la comprensión de los algoritmos. Se mantenía
un sistema controlable de los cambios cotidianos y se podía realizar el proceso
diario casi sin dificultades.
Obviamente en esa época la información de
producción venía en planillas que se volcaban a tarjetas. Una de las
características del diseño fue que esas planillas indicaban de forma codificada
“automáticamente” el programa que debía interpretar los datos y armaba un
esquema de “base de datos” para evitar la repetición de las cargas y promover
la calidad de la información, ítem necesario para los casos de premios
complementarios (como el caso mencionada de operadores de telares y mecánicos
de mantenimiento).
El sistema LORAL ejecutaba así varios miles
de “programas” diariamente en la 360/40.
Un desarrollo de alrededor de un año, realizado
por dos informáticos, con un soporte externo de un semestre para quitar los
inevitables “bugs” y ajustar las nuevas situaciones no previstas para que cupieran
en el sistema, que generaban un recibimiento con el cantito “LORAL, LORAL,
parece que anda mal!” por parte del grupo de operación.
Con el soporte interno de recompilar y
adaptar los programas (Fortran o Cobol, ya no recuerdo bien) a los cambios de
equipo y de sistemas operativos, se utilizó por cerca de 20 años.
Omikron siguió desarrollando este tipo de
sistemas con otro equipo de desarrolladores, pero eso ya le toca contarlo a
Esteban Di Tada!
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