Ahora que Hugo Studnitz tocó el tema de la
1620 de ingeniería y del invento del piruleo para verificar los programas sin
ejecutarlos, quiero agregar que el equipo que desarrolló el Load And Go estaba
formado, además de por mí, por los que menciona Hugo en su blog. No teníamos
documentación del Fortran PDQ desarrollado por la universidad de Waterloo. Ni
sabíamos de lenguajes ni teníamos la documentación del programa. Solo teníamos
los fuentes en Assembler. Con la inconsciencia de la juventud nos lanzamos a
realizar el proyecto. Y lo finalizamos en marzo una semana antes del comienzo
de las clases.
Pero quisiera agregar algo de otra época
referente al uso de la 1620 que tenía 1K de memoria. Las operaciones
aritméticas se realizaban por software y existían dos tablas, una de sumar y
otra de multiplicar. Si mal no recuerdo estaban en la posición 100 a 199 la de
sumar y 200 a 399 la de multiplicar.
Agregado por el autor del Blog, con tu licencia, Esteban |
Así como estaba convencido que los sistemas
del futuro se basarían en la aritmética terciaria también estaba obsesionado
por la optimización de expresiones booleanas. Y para ello aplicaba el algoritmo
de Quine–McCluskey. Necesitaba operar con álgebra de
conjuntos y no encontré mejor idea que cambiar las tablas de las operaciones
aritméticas. Un conjunto estaba especificado por una serie de ceros y unos.
Para cada conjunto elaboraba una cadena de 0 y 1 y lo representaba con el
número decimal correspondiente. Entonces tenía dos tablas de suma: una para la
unión y otra para la intersección. El problema no era simple porque esa misma
tabla la empleaba el software para el cálculo de direcciones. Pero la depuración del programa era
diabólica. Finalmente logré que funcionara. Esto nos dio mucha experiencia en
el manejo de las tablas de las operaciones aritméticas.
Uno de los proyectos que se llevaba a cabo
era la implementación de un programa para la resolución de cálculo de
estructuras por medio del método de elementos finitos. Estaba a cargo una
ingeniera, Ángela Kuziora, con quien luego mantuve una excelente amistad. Ella
trabajaba denodadamente en su programa. Un día Ángela tenía que hacer una demo de los resultados
obtenidos. En la 1620 el embrión de sistema operativo que tenía se cargaba por
medio de tarjetas al iniciar el uso de la máquina. Dentro de ese lote de
Hollerit estaban las famosas tablas de sumar y multiplicar. Con la complicidad
de Guido Vassallo le cambiamos la tabla de sumar. Y por supuesto el programa
daba cualquier resultado. Ella aseguraba que la computadora sumaba mal a lo que
casi la totalidad de los asistentes le decían que no era posible. Cuando le
contamos a Ángela nuestra travesura nos quería matar.
Rodolfo Naveiro dijo...
Ricardo Forno dijo...
También trabajé con Ángela Kuziora cuando fui docente en UBA Ingeniería.
¡Tan serios que parecían Di Tada y Vassallo!
No sé cómo sobrevivieron a esta broma.
Naveiro
No sé cómo sobrevivieron a esta broma.
Naveiro
También trabajé con Ángela Kuziora cuando fui docente en UBA Ingeniería.