Mi ingreso a Acindar fue
en Junio de 1965 y los primeros dos años
los dediqué -junto con otro ingeniero y gran amigo, Ricardo Lammertyn, a desarrollar un modelo matemático que
pretendía controlar la eficacia del consumo de combustibles en las calderas Babcock Wilcoxque
alimentaban las turbinas de la usina de 18,5 MW y suministraban vapor a los
hornos de laminación.
La idea era
buena pero llevarla a cabo con las herramientas de aquella época (sin PLC, en
modo off line y utilizando una máquina de calcular Facit) le quitaba el valor
que pudo llegar a tener en la década del 90. Este punto brinda una buena enseñanza
de vida, ya que tener la solución adecuada en el momento incorrecto
generalmente lleva a escarnio, por lo que debe entenderse a qué público se
dirige uno cuando trata de vender soluciones para los problemas.
Acindar, por aquel
entonces estaba desarrollando un proyecto para integrar su planta de Villa
Constitución partiendo de mineral de hierro de manera de poder producir la
materia prima que utilizaba en sus trenes de laminación y con motivo de dicho
proyecto y una beca que obtuve por concurso de la Confederación de Industrias
Británicas, a mediados de 1967 con mi señora nos fuimos a vivir a Inglaterra por
el término de casi dos años. Acindar acompañó el esfuerzo girándome los sueldos
durante ese período, cumpliendo lo convenido, a pesar de que en 1968 Argentina pasó
por un momento económico muy duro, uno de los tantos que transitó nuestro país.
Al llegar a Londres comencé trabajando en la British Iron and Steel
Research Association (BISRA) colaborando con un equipo que ya estaba
desarrollando un modelo matemático, para control operativo de altos hornos (con
ideas e ingeniosos procesos similares a los que utilizaba en Acindar para las
calderas), equipo que me permitió participar activamente en el manejo del
lenguaje y el entendimiento del hardware. Para el desarrollo del mismo utilizábamos
una computadora de última generación (ICT, inglesa) que tenía... 13K de memoria,
cintas magnéticas, impresora y lectora de cinta perforada.
Programábamos en Fortran
IV por lo cual todo ello nos obligaba a agudizar el ingenio y el overlay en cintas magnéticas que demoraban
“una eternidad” la ejecución del proceso, ya que el programa era diez veces
más grande que la capacidad de la memoria central. De esa época quedó mi
participación, conjuntamente con Chris Fielden y Barry Woods, profesionales de
BISRA, en la publicación en el Journal of Iron & Steel Institute de Julio
1968 de un ensayo sobre métodos de control digital en altos hornos y pruebas en
tiempo real realizadas en Gales.
Completado mi año en el
Laboratorio, fui enviado a Sheffield, a la United Steel inglesa, donde lideré
un grupo profesional que debía generar un modelo de programación lineal que
redujese las pérdidas cuando se cortaban barras de acero torsionado a medida para
los distintos proyectos de construcción. Todo esto también fue programado en
Fortran IV, lenguaje que estaba de moda en esa época en los grupos técnicos
ingleses y que fue de gran utilidad para profundizar mis conocimientos del
mismo ya que la habilidad consistía, en esos años, en un eficiente manejo de
subrutinas lo que finalmente me facilitó, en cierta medida, la carrera que
hice en Acindar.
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Puerto Acevedo Acindar |
El año 1970, ya de vuelta
en Argentina, me encontró trabajando en el desarrollo de un Sistema de
Información Gerencial que Don Arturo Acevedo, un hombre excepcional, había
decidido lanzar en la Dirección Industrial de Acindar, utilizando las
facilidades que comenzaban a brindar las primeras computadoras que llegaban a
la empresa.
La forma de integrarme a
ese equipo fue algo peculiar ya que el líder del proyecto preguntó a varios
ingenieros de planta quién conocía de Fortran, lenguaje que, como dije antes,
había utilizado extensivamente en mi período en Inglaterra, con lo cual y a
partir de allí lideré el grupo de analistas que llevamos a cabo el proyecto y
que por supuesto nunca utilizó Fortran en los programas que diseñamos.
En esa época Acindar
contaba en Villa Constitución con máquinas de Registro Unitario (UR) y una IBM
1401 que utilizaba para contabilizar los movimientos de los clientes, las que
fueron reemplazadas a comienzos de los 70 por una IBM 360-20, con lectora de
tarjetas perforadas, una unidad de disco e impresora en Villa Constitución y
una IBM 360-40 en Buenos Aires.
Volviendo al proyecto de
informática, obviamente y por razones de memoria central de la 20, hubo de
programarse en Assembler mientras que aprendimos a utilizar archivos …
¡Index Sequential! …En la IBM 360-40 que la empresa tenía en sede
central.Durante el año y medio que duró el mismo por Acindar trabajamos un grupo
de 5 personas que incluía personal de planta, ingeniería industrial
e incipientes profesionales de sistemas y se contó con el apoyo de asesores
externos que nos permitieron desarrollar un nuevo código de producto y
planillas para la captura de datos en las balanzas de los distintos puntos de
control de producción, las que fueron con el tiempo siendo reemplazadas por
terminales bobas.
Tuvimos que entender muy
bien las necesidades de los usuarios para desarrollar soluciones que los
satisficiesen y permitiesen un fuerte apoyo en la implementación ya que la
cantidad de información que se recolectaba en los puntos de control era mucho
mayor que lo que los operarios estaban acostumbrados a informar. No sólo se
tomaban datos de producción, sino también tiempos de producción, diferentes
inconvenientes de mantenimiento de los equipos, tareas de reparación, etc. y
con todo ello se calculaba finalmente una pseudo eficiencia operativa por
centro de gestión.
Por razones políticas en la empresa, el proyecto debía
arrancar suministrando información durante la noche del viernes 1 de enero de
1971, (la planta trabajaba en 4 turnos), hecho que nos obligó a todos los integrantes a
presentarnos ese día feriado en la empresa a las 8 de la noche, para lo cual
debí dejar a Delia con sus padres en Mendoza -embarazada de nuestro primer hijo
Gabriel Rodrigo- y completar el viaje a Villa Constitución en nueve horas con
nuestro recordado Fiat 600… Eran épocas donde la camiseta pesaba.
La puesta a punto de la
primera planilla nos demandó 72 horas de trabajo ininterrumpido durante las
cuales pocos y salteados fueron los momentos de sueño. Pero el esfuerzo tuvo el
éxito esperado y el primer parte diario se pudo entregar en la mañana del lunes
4 de enero. Por supuesto que en aquellas épocas las comunicaciones eran
sumamente dificultosas; los contactos con Buenos Aires se hacían vía operadora
y muchas veces las demoras superaban las cuatro horas. Para trasmitir datos
Acindar contaba con una línea punto a punto entre la IBM 360-20 y la IBM 360-40
de la sede central. Esto nos permitió hacer llegar a Buenos Aires la información
procesada en Villa Constitución, con ciertas demoras debido a interferencias
(léase ruido), pero finalmente logramos los resultados esperados y que la
información pudiese ser impresa y entregada al Directorio para satisfacción de
todo el equipo de trabajo.
Durante fines de 1970 y comienzos
de 1971 desarrollamos en Acindar un modelo matemático en un lenguaje de
computadora (Fortran IV) para simular distintos escenarios sobre la inversión
que quería llevar adelante la empresa en la planta de Villa Constitución,
ampliando de manera importante las posibilidades de crecimiento ya quecomo
luego se comprobó, terminó siendo la
mayor inversión en activo fijo de nuestro país en esa década.
Armamos un grupo de
trabajo liderado por un Director de la Compañía, Jean Pierre Thibaud (hoy en
Ruca Malen, recientemente vendida a Molinos), de extraordinaria agudeza mental
y dos ingenieros en entrenamiento, Godofredo Deleonardis y Miguel Kurlat. Lo
más importante fue la motivación del grupo por desarrollar un modelo de
análisis de alta precisión para la posible toma de decisiones. El mismo
simulaba el proceso de planta de reducción directa y acería e incluía una
simulación financiera y contable de ese conjunto operativo, comparando el costo
de Producción de Acindar con el precio del producto comprado.
Todo ese proyecto nos
permitió superar inconvenientes que, como en todos los trabajos relacionados a
decisiones personales, producían demoras y obstáculos que amenazaban disminuir
la moral del grupo, que por suerte nunca se resquebrajó.
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No puedo dejar de contar algo... |
Sin embargo no puedo dejar
de contar algo que hoy es anécdota pero que en ese momento me afectó bastante.
En una etapa del proyecto me tocó presentar en Buenos Aires frente al
Directorio de Acindar el modelo matemático del proceso sobre el que se basaba
toda la proyección financiera que permitía decidir la construcción de la nueva
acería. Por falta de información adecuada di a esa presentación una importancia
relativa y, aunque el jefe de proyecto entendió que no estaba del todo mal, el
Director Industrial la desechó por completo y me envió de vuelta y de inmediato,
a modo de castigo, a la planta de Villa Constitución.
No debemos olvidar que la
primer IBM 370-145 de la Argentina se instaló en Acindar en 1973 a un costo
superior a los 500.000 dólares y tenía, si la memoria no me falla, 250K. Hoy,
casi 40 años después, se compran laptops
con 20.000 veces más capacidad por el 3 por mil del precio sin actualizar. En
ese momento comenzó mi carrera como Gerente se Sistemas de la Empresa.
Lo demás ya es historia
moderna…
Yo había hecho un curso de Fortran en la Facultad de Ingeniería , pero aprendí a trabajar en programación con Carlos Antonini, un gran maestro.
Tenías un problema, nunca te daba la solución, te daba una puntita para que encontrases solo la solución.
Miguel Kurlat
Gracias por compartir esto.
Un addendum a la importante contribución de Carlos Leone :
Hace pocos días un compañero de trabajo de IBM Europa, ahora jubilado en Texas, me mandó la siguiente referencia que ofrece trabajo en la NASA a programadores en FORTRAN y Assembler (mortales, oíd):
http://www.theregister.co.uk/2015/10/31/brush_up_on_your_fortran/
Mientras hay vida, hay esperanza!
DV