Una tarde en que yo
estaba de “guardia” en el stand entró un señor de edad (¡la que yo tengo ahora!)
con aspecto provinciano. Quedó extasiado frente a la unidad de discos y me
dijo:
-
Sabe, yo soy de Rosario y cliente de IBM desde 1928, pero nunca pensé que
llegaría a ver esto, ¿cuántos discos tiene?
Sorprendido
por la antigüedad del cliente contesté:
-
Cincuenta discos.
-
¡Increíble! -respondió-. La mía, que todavía funciona, naturalmente tiene
uno soólo y es vertical -y sonriendo exclamó:- ¡Muchas gracias!
Se
fue dejándome totalmente perplejo en cuanto a qué máquina IBM con un disco
vertical podía tener este señor desde 1928.
- ¡Ah sí! Debe tener una de esas máquinas IBM de cortar fiambres.
Seguramente
el cliente se veía cortando un lechón entero de un solo golpe con los 50 discos
de nuestra 305.
Otro día llegó, llamémoslo Jaimito, de 9 años, acompañado por su mamá:
-
Mirá, nene, ¡esta máquina contesta preguntas sobre la revolución de Mayo!
Jaimito
se plantó frente a la 305 y le dijo:
- ¿Quién fue el presidente de la Primera Junta?
El ingeniero que estaba de servicio le tuvo
que explicar que la máquina no “oía” y que para hacerle las preguntas había que
elegirlas en el catálogo preimpreso y luego entrar el número de la pregunta con la
máquina de escribir de la consola. Le entregó el catálogo y Jaimito lo estudió cuidadosamente.
Estampilla Sesquicentenario de la Revolución de Mayo |
-
¿Aquí están todas las preguntas que puede contestar la máquina?
-
Sí -contestó el docto ingeniero
- Y esto, ¿lo imprimieron con la máquina?
-
Sí -dijo el orgulloso ingeniero.
- Y ¿por qué no imprimieron la respuesta debajo de la pregunta?
El ingeniero Varela, responsable de la 305 que había pasado 48
horas continuas tres días antes reprogramándola para evitar que imprimiera las respuestas debajo de las preguntas,
guardó un apenado silencio.
Como
las preguntas y respuestas habían sido entradas cada una en una tarjeta
perforada de 80 caracteres, los 5 MB de memoria hubieran podido almacenar más
de 30.000 preguntas, pero creo recordar que no había más de 3.000. ¿Quién
hubiera podido inventar 30.000 preguntas sobre la Revolución? con un catálogo
de 60 páginas. Al mismo Varela le habían encargado que revisara todas las
preguntas y respuestas, magna tarea, que sólo pudo terminar una vez que la
máquina ya estaba instalada y funcionando. Llegó una tarde y nos dijo:
¿QUÉ SE COMÍA Y BEBÍA EN LAS TERTULIAS DE LA
ÉPOCA DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO?
es:
HASTA MEDIANOCHE CHOCOLATE Y MASITAS. DESPUÉS
TUF OÑOÑE.
Nunca supimos de dónde salió TUF OÑOÑE. Error
de perforación no era; además descubrimos que era imposible determinar en qué
lugar de los 50 discos estaban las letras “TUF OÑOÑE” para poder corregirlas, y
tampoco era posible volver a cargar toda la memoria de discos. Nos limitamos a
rezar a Santa Rita para que nadie eligiera la pregunta 1023. Nuestras plegarias
fueron felizmente eficaces.
2 comentarios:
- Hugo Scolnik7 de noviembre de 2015, 16:52Muy buena anécdota !
- Hugo Studnitz7 de noviembre de 2015, 17:50supongo que el famoso tuf oñoñe es el turrón, bisabuelo de nuestros alfajores...hay algo de eso en internet!