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2015.11.09: Hernán Huergo: Capítulo I: Dejar el cielo

Con mi nieta, Mili
Era el año 1980, yo tenía 37 años.

Los que han pasado por IBM saben que cada 1° de enero se producían en la Big Blue cambios en los destinos de la gente, promociones gerenciales, nuevas asignaciones internacionales, cambio de clientes atendidos por Representantes de Ventas, reasignaciones de Ingenieros de Sistemas. En fin, era como si se tiraran los dados para todos y cada uno, y a empezar de nuevo, o a continuar con lo mismo; a veces alegrarse, a veces preocuparse, a veces no saber si alegrarse o preocuparse.

Pero en mi caso las noticias eran excelentes. Luego de tres años maravillosos (1977-1979) de haber sido Gerente de Ingeniería de Sistemas de la Sucursal Manufactura y Procesos –cargo por el que había pasado Juan Carlos Masjoan, como saben los que leyeron 1967-1970 Años de Magia, me tocaba como nueva posición la de Gerente de Ingeniería de Sistemas de la Sucursal Gobierno y Servicios Públicos, donde estaban los clientes que tenían los equipos más importantes del país, con el CUPED a la cabeza. Un desafío que me fascinaba.

Quiero aclarar, por las dudas, que en 1980 la Sucursal Gobierno de IBM no tenía sombras que yo conociera, eran todas luces. Era un símbolo sin manchas de una excelente empresa, que yo amaba.

Amaba la empresa, aunque no dejaba de cuestionar algunas de sus decisiones. Por ejemplo, me parecía preocupante que se siguieran ignorando las microcomputadoras, que se las considerara como que no eran procesamiento de datos en serio, sino más bien juegos de niños. Que se inventaran teorías de “Procesamiento Distribuido” con la proscripción expresa de las microcomputadoras, que eran amadas más y más por los usuarios, cada vez más rebeldes a lo que consideraban muchas veces la dictadura de los Jefes de Procesamiento de Datos de las empresas.

1980 trajo otro acontecimiento muy importante para mí, la promoción al nivel gerencial 58. Los Dinos que pasaron por IBM saben de lo que estoy hablando. Una persona llamada Ricardo me diría más tarde, ese mismo año: “Cuando yo llegué al nivel 58 pensé que había llegado al cielo: una gran empresa, un excelente sueldo, y, como si fuera poco, ¡auto! Supe entonces que era la empresa en la que me quedaría toda mi vida”.

Eran años de plata dulce, los sueldos de IBM Argentina eran tan altos en dólares que los aumentos para los niveles superiores requerían la aprobación del CEO mundial de IBM.

¿Había llegado al cielo? 

Sin embargo, sin embargo...

A mediados de año me llamó un colega, un ingeniero a quien había conocido en la facultad, José María Larocca, socio con otro ingeniero, Pedro Antonini, de la más exitosa consultora de Ingeniería del momento, ATEC Ingenieros Consultores.

-Hernán, queremos que seas nuestro socio, queremos invertir en una consultora dedicada a Informática.

Arranqué las conversaciones convencido de que no abandonaría el cielo. Que ganaba demasiado. “No hay problema, te garantizamos eso y mucho más”. Que se necesitaba invertir en esto y en aquello. “Ningún problema, lo invertimos nosotros, lo que vos digas”.

Uno tras otro derribaban a mazazos mis argumentos, mientras yo sentía que comenzaba a enamorarme de la idea. ¿Ser socio? ¿Ser dueño?

Hablando del tema con un amigo de toda la vida, compañero de colegio, abogado brillante que tenía un estudio, me dijo la siguiente frase: “Hernán, desde siempre te envidio. Estás en relación de dependencia, tenés un sueldo seguro, encima bien alto. Es todo lo que quisiera yo tener, que nunca puedo saber del todo qué ingreso voy a tener cada mes, ni cuándo podré tomarme vacaciones sin sufrir”.

Frases llenas de verdades, pero a esa altura mi decisión ya estaba tomada.

En agosto de 1980 anuncié que dejaba IBM. Fundaría una empresa llamada SDI, Sistemas de Información, miembro del Grupo ATEC. 







Cuando se lo comuniqué a quien era mi jefe, Ricardo Martorana, casi se desmaya de la sorpresa. Fue cuando me dijo la frase ya citada. Evidentemente, sin imaginarse entonces que también él abandonaría lo que llamaba cielo, aunque por otras razones.

En el cóctel de despedida que me organizaron, tan cariñoso y lleno de gente, pude recordar mis palabras de despedida. Pero no pude evitar que en un momento se quebraran, tal era la inmensa emoción que sentía. Tanto por abandonar el cielo como por embarcarme en una aventura para la que apostaba el alma y la vida.
12/08/1981: Nacimiento de la IBM PC

El 12 de agosto de 1981, exactamente un año después de aquél cóctel de despedida, IBM anunciaba al mundo la flamante IBM PC. Para ese momento yo estaba navegando a toda vela en mi nueva empresa, mi nuevo amor: SDI, Sistemas de Información.


(Continuará Capítulo II: SDI, Sistemas de Información)

  1. Hernan para un Lunes de noviembre del 2016 esta anécdota cuenta MUCHO, incluso noticias que yo no tenia

    Te fuiste de IBM en 1981 y ya no regresaste? Claro en esos años yo estaba por TTI y no te veia, espero el siguiente capitulo, este es muy emocionante y compartirlo vale la pena!°!!!!!

    Un abrazo

    1. Gracias Liana,
      Aunque te cuento que me fui de IBM en agosto de 1980.
      Abrazo.
      Hernán

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