Hace un largo par de
años, fallecía en Buenos Aires, Jorge España. Expreso aquí una historia que me
involucra. Para hablar de él, he debido hablar un poco de otras cosas que me
atañen... por ello pido disculpas.
Ya había escuchado hablar de España durante mi paso por la
gerencia de Organización y Sistemas de Siemens.
Corría el año 1977, y yo avanzaba -como comenté- con la
adquisición de un equipo moderno (que luego recayó en una IBM /370). Antes de
la llegada del alemán a la Siemens que decidió todo, yo trataba de informarme
de las performances de quienes tenían equipos similares o estaban en
condiciones de comprarlos.
Me dieron el contacto con Jorge y tras un llamado telefónico
lo fui a ver a Bunge y Born, en una oficina cercana a la calle San Martín, en
Retiro.
Me encontré con un tipo serio, muy ejecutivo, parco en sus
respuestas ante mis preguntas sobre sus búsquedas de equipos de tal envergadura, que me trató bien, pero "rapidito",
como diciendo "dale, que estoy ocupado". Recuerdo luego, haber
comentado, "este es un jodido...".
Le perdí el rastro, el que volví a encontrar tres años
después, en una distinta situación.
En 1981, Cassino-Tomassino ya tenía un nombre en el mercado.
Como relaté, aparecían convenios para llevar adelante sistemas semanalmente y
nos habíamos mudado a un palacete de la calle Uriburu. Un día apareció por la oficina un tal Renato
Mazzolla, quien se decía gerente general de una organización denominada Sucesu
en Brasil, de la que éramos ignorantes.
Pidió hablar con Jorge Cassino, y éste me sugirió que lo
atendiese. Mazzolla era petiso y gordito.
Me explicó que el motivo de su visita era invitar a tres o cuatro personas
de la comunidad informática que representaran a Argentina en un evento (congreso
y exposición) que se realizaría en julio en Sao Paulo. Que los invitados seleccionados éramos Jorge Cassino o yo
por la envergadura de nuestra consultora; Juan Carlos Cattáneo o Julia Oshiro
de CONSAD (por lo mismo); los amigos de SADIO (ya presidía Héctor Monteverde y
yo era miembro de su CD) por su trayectoria en congresos; Carlos Mercuriali,
quien presidía la Asociación de Dirigentes de Sistemas, y Jorge España, cuyo nombre
le había sido dado por ser Bunge la principal empresa del país.
Luego de decidir con Cassino que yo representaría a CT,
traté infructuosamente de vincularme con algunos de ellos, pero casi nadie
respondía. El único fue Mecuriali, quien me dijo no asistiría porque Sucesu era
una organización empresaria y AADS sólo reunía personas. Un poco más tarde Monteverde me dijo que
Valerio Yacubsohn sería el representante.
Así que, un día de julio me embarqué a Sao desde Ezeiza (en
esos tiempos único embarque internacional) y llegué al viejo aeropuerto de
Congonhas, en la mitad de la city. Nadie me esperaba, así que me dirigí en taxi
a un exótico hotel que me habían reservado, y al llegar al lobby, me encontré
con un grupo, en el que estaban Valerio y Jorge España. La recepción fue
cálida, pero Jorge tenía esa noche una cena con gente de su grupo en Sao, por
lo que quedamos en vernos al día siguiente en el desayuno. Así que seguí casi
sin conocerlo.
A la mañana siguiente nos venían a buscar, pero Jorge ya
había tomado su desayuno y había partido raudo a una reunión, así que con
Valerio nos encaminamos al acto inaugural. España no apareció hasta el almuerzo
del mediodía. El presidente de Sucesu se llamaba Salvador Perrotti, un hombre
fornido, no muy alto, morrudo aunque fino en sus maneras, dueño de una consultora
paulista, quien en el almuerzo nos habló y sondeó acerca de las ventajas de una
entidad como Sucesu para generar en la Argentina. Dimos algunas razones, algo
evasivas, para decirle que ya teníamos muchas entidades, y cuando nos corrió
con las Exposiciones, todos dijimos "pero ya existe Expoficina...".
Vale señalar que la Expo de Sao Paulo era para nosotros los
argentinos, impresionante. Más de 40.000 metros cuadrados de exposición,
decenas de miles de participantes, y un Congreso apabullante, con miles de
congresistas, en no menos de diez o quince salas simultáneas.
Al ver que no tenía mucho eco entre nosotros, sobre el café
nos planteó constituir una entidad latinoamericana. Una federación que nuclease los ideales e
intereses de los informáticos de la región. Nos removimos un poco inquietos
porque un representante boliviano, se mostró fuertemente interesado en ese
proyecto.
En esa tarde, en una de las recorridas, nos planteamos con
España, "Argentina no puede quedar afuera de un movimiento
latinoamericanista..." y nos preguntamos "¿Se podrá hacer
algo...?".
En la noche hubo una cena y en sobremesa se volvió a tocar
el tema. El boliviano promovía que debíamos generar una declaración de Sao Paulo, que apuntase a la reunión latinoamericana, y que en la mañana del día
siguiente debíamos sentarnos "a garrapatearla". Perrotti y sus hombres nos consultaban si
estaríamos dispuestos, además de esa declaración, en formular un estatuto de
Federación, a la que llamaríamos "Federación Latinoamericana de
Informática", y "de la galera" sacaron un estatuto ya
conformado.
Ya en el hotel, y cercano a la medianoche, tomando una
caipirinha, con los ojos bien abiertos entramos con España y Valerio a ver cómo
podíamos parar esta avanzada. Ahora todos teníamos en claro que la invitación
con todo pago que Mazzolla nos había formulado, implicaba el tener que dar una
respuesta obligatoriamente afirmativa a esta solicitud.
Decididos a dar lo mejor por nuestra posición, a la mañana
siguiente Valerio estaba ya sentado con otros escribiendo la declaración, en
tanto con Jorge España, yo y varios brasileños empezamos a dar vuelta un
estatuto que debíamos validar. Por de pronto obtuvimos el acuerdo que la
Federación, ya con el nombre impuesto de FLAI, debía contener sólo a los
usuarios y no a las entidades de ese orden que agrupasen a dirigentes o
simplemente a individuos (pensábamos en SADIO o AADS, por ejemplo).
En las idas y vueltas de esas jornadas, también apareció un
joven, Juan Carlos Chervatín, por ese entonces gerente de CONSAD, que estaba en
tren de turismo, y a quien sumamos e hizo algunos aportes interesantes.
Vale la pena resaltar, que en ese año 1981, aún habiendo
aparecido esa mitad de año la primera PC, ninguno de nosotros tenía una cabal
noción sobre cómo afectaría esta incorporación a las empresas: aún pensábamos
todos en términos de equipos grandes de computación, incluso en Brasil, donde la
concepción del término "usuario" significaba "empresa que hace
uso" o "empresa que trabaja con", no usuario individual. En ese
contexto, tanto Jorge como yo, e incluso Valerio y Juan Carlos, trabajábamos
exclusivamente en grandes equipos o grandes centros de cómputos.
Nos pasamos las jornadas restantes trabajando sobre ese
proyecto, que como resultado trajo los siguientes compromisos para
Argentina: 1. debíamos armar en un
período de seis meses, una entidad similar a la Sucesu brasileña; 2. debíamos
pergeñar para el año siguiente un Seminario Latinoamericano de Comunicación de
Datos, que hasta ese entonces se había hecho siempre en Brasil; 3. Recaía en
Jorge España la vicepresidencia de la Federación Latinoamericana de Usuarios de
la Informática (que presidiría Perrotti) y en mí la revisoría.... se la
inscribiría en Brasil. 4. firmábamos la Declaración de Sao Paulo, junto a
representantes de Brasil, Bolivia y Chile, en la que básicamente adheríamos a la idea de unión entre nuestras
respectivas comunidades.
En esa semana, creo haber conocido al verdadero Jorge
España: un tipo con muchos valores y un rasgo de nacionalismo que me llamó la
atención; y también por su manera particular de ir de frente con mucho sentido
común. Tesonero, pujante, interesado, con un motor de alta intensidad laboral.
Los meses siguientes ya en Buenos Aires, nos ocurrieron
muchas cosas: como ya conté en una entrada anterior, vino Sigaut... y yo me
desprendí de mi sociedad.
Allí Jorge España fue el que me dio su apoyo e incentivó
para que llevase adelante la idea que habíamos traído, me presentó a la mayoría
de gerentes de sistemas de empresas grandes que no conocía y llamándome casi a
diario, e invitándome muchas veces a comer en el cuarto piso de la Proceda de
la calle Pueyrredón, con sus gerentes, hizo que, el 14 de diciembre de ese año
81, junto con un lote de 15 de los gerentes de sistemas de la empresas más
importantes, armásemos la primera Usuaria, ésa que permitió aunar nuestros
ideales y conformar, principalmente con Brasil y luego con los restantes países
de la región, la comunidad de intereses que juntos habíamos vislumbrado.
Pero aquí empieza otra historia que contaré una siguiente
vez. Sólo me propuse recordar a un pionero, un Dino de la informática que puso
todo su esfuerzo para lograr sus objetivos profesionales. Un hombre que nos
acompañó con ganas desde el mismo inicio de nuestra congregación (me refiero al
"Bit 40"), y que con el tiempo me prodigó una amistad que hoy
recuerdo con alta sensibilidad.
Un gran tipo Jorge de quien guardo el mejor de los recuerdos. Los que lo conocimos, siempre recibimos el mejor trato. Gracias por recordarlo.
ResponderEliminarJorge España, una gran persona, como profesional tanto como ser humano. Lo traté varios años como cliente (Proceda), cuando yo estaba en IBM. Participé de la reunión fundacional de USUARIA, en diciembre de 1981, estando yo en mi nueva empresa, SDI. Luego lo seguí viendo, yo en Price Waterhouse, él cabeza de Proceda y de USUARIA. Un tipo extraordinario, todos lo queríamos. Muy bueno tu aporte, Carlos, gracias.
ResponderEliminarCarlos, muy interesante tu relato. Y me sirvió para conocer los orígenes de mi querida USUARIA, que conocí ya crecidita hace veinte años.
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