2017.03.08: Alberto Rozenfarb: Anécdotas de mis tiempos de Exactas: la Primera

Durante mi carrera, utilizaba como lugar de estudio, la Biblioteca del Maestro (Palacio Pizzurno). Lo hacía junto a un compañero de Química (también de Exactas), y que por dicha razón nos acercábamos y sentábamos juntos. No compartíamos profesores pero nos parecíamos en nuestra forma de estudiar las Matemáticas: decenas de bollos de hojas de cuaderno con desarrollos equivocados o con cálculos vueltos a empezar.

Desde esos encuentros pasaron casi 40 años sin vernos ni saber nada con respecto al otro. 

Cierto día, la casualidad nos dio a posibilidad de reencontramos. 

Era en el ACA de Dolores. Alguien estacionó una camioneta detrás mío, me seguía y tímidamente me llamaba "Alberto".  La inseguridad que supimos conseguir no me permitía tornarme y ver quién me llamaba.

La curiosidad venció al miedo, me di vuelta y me encontré cara a cara con el individuo a quien no reconocí de entrada.   Proporcionalmente, éramos minoría los alumnos de Exactas y por lo tanto, nos gustaba encontrarnos y acercarnos. Él me refiere que se acuerda muy bien de mí y me asegura que guardó en su corazón una pregunta que siempre quiso hacérmela (cuando estudiábamos ) pero nunca con el coraje de concretarla.

Me pidió que me acerque, se presentó, lo recordé  y después del abrazo correspondiente me dijo: 

Alberto, te quiero confesar algo que nunca te lo dije personalmente por vergüenza personal o por miedo a molestarte.  Cuando estudiábamos juntos siempre tuve una duda que no me anime a planteártela. 

Cuando estudiábamos en la biblioteca siempre pensé de vos: 

"Pobre Alberto: de qué vas a vivir con lo que está estudiando". 

Créanme, si él me lo  hubiese preguntado cuando estudiábamos, yo tampoco hubiese tenido respuesta. Nadie, ni yo mismo, pudo soñar entonces (me gradué en 1973) los temas que abarcaría nuestra profesión.

¡Que lindo y apasionante fue haberme decidido en aquel tiempo! 

Un abrazo, colegas.