Autor del Blog: HERNÁN HUERGO

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28/11/2017: Historias del Casco Vélez (V): Conversando con Oscar Aranda

Com (R) Oscar Luis Aranda Durañona

Si hay una persona que antes de que estas Historias vieran la luz escribió sobre el Casco Vélez con toda la admiración posible, con máximo respeto, con un grado de agradecimiento y reconocimiento rayano en lo filial, esa persona es el Comodoro (R) Oscar Luis Aranda Durañona. 

Lo descubrí gracias a Cris Vélez, quien me pasó la Semblanza Comodoro Oscar Gregorio Vélez que Oscar Aranda escribió poco después del fallecimiento del Casco:


Semblanza Vélez por Com (R) Oscar Luis Aranda Durañona 

Pronto averigüé que el Comodoro Aranda estaba a cargo de la Dirección de Estudios Históricos de la Fuerza Aérea y le pedí una entrevista.

–Comodoro, cuénteme primero cómo lo conoció al Casco Vélez. Usted es bastante menor que él. 
Él era del 24, yo soy del 42. Yo comencé acá en el año 2000, a cargo de la Dirección de Estudios Históricos. Me retiré en el año 92, a mis 49 años, y mi actividad se orientó hacia la parte histórica y literaria. Primero fue la parte literaria, me gustaba escribir. Lo primero que hice fue escribir, allá por el año 1996/1997, una ficción histórica, basada en lo que yo había vivido en la guerra de las Malvinas. La novela se llamaba Ecos en la niebla. Se vendió bien, se agotó. Después intenté otras obras, pero nada.
–Como Cervantes, más o menos.
Cosas que pasan a la gente que escribe. Después nada. Pero esa obra sirvió como antecedente. Cuando este cargo quedó vacante me llamaron a mí. Llegué en el 2000 y me lo encontré al Casco Vélez.
–¿Cómo fue eso?
Había entonces una Comisión Asesora de Historia Aeronáutica que se creó con los que habían escrito libros de historia, y el Casco estaba en ella. Él había escrito el llamado Tomo I de la Historia de la Fuerza Aérea Argentina, en 1997. Lo primero que hice al asumir fue formalizar la Comisión como un organismo oficial de la Fuerza Aérea. Vélez era el Secretario de esa Comisión. Teníamos reuniones mensuales y él se entusiasmó cuando me conoció a mí.
–¿Se entusiasmó?
Se entusiasmó con proyectarme a mí. "Usted tiene que estudiar Historia, hacer el Doctorado". Él había empezado a estudiar Historia en la Universidad del Salvador. Me embaló, me entusiasmó, me llevó a la Universidad, me presentó al Rector. Prácticamente me armó todo para que yo hiciera el Doctorado. No lo empecé en ese momento pero sí después, en este momento estoy presentando mi tesis para doctorarme. A partir de ese momento lo que era una afición literaria pasó a ser para mí una afición por escribir sobre historia militar. El Casco me ayudaba mucho cuando comencé.
–¿Qué escribió, por ejemplo?
Acá le muestro un ejemplo. Una biografía sobre un personaje de la Fuerza Aérea. Lo escribí en 2004.
Me muestra un libro con orgullo: El Murciélago (La verdadera historia de un aviador) Antonio Parodi.

–¿Usted considera que su arranque como historiador fue motivado por ese impulso que le dio el Casco Vélez?
Sin ninguna duda. Él era muy tenaz, convincente.
–Usted me dijo por teléfono que fue como un padre.
Sí, fue como un padre para mí, un padre "histórico". Era muy buena persona. Me ayudó muchísimo. Un verdadero caballero, como los de antes. Yo lo sentí muchísimo cuando falleció.
–¿Recuerda alguna anécdota que quiera compartir?
Una vez se enojó con otro comodoro, mucho más joven, por algo que le habían publicado mal. Lo encaró en el estacionamiento. "Con el dedo índice me apuntaba y me tocaba el pecho y yo retrocedía", me contó. El Casco era muy amable pero firme. Y muy bravo cuando se enojaba, cosa muy rara...

–Él adoraba a la esposa... –dice de pronto, recordando algo.
–¿Cómo lo supo usted?
En una de las presentaciones lo vi casi quebrarse cuando la recordó. Estaba muy emocionado. "Mi esposa era superior a mí", dijo, "era mejor que yo". A mí me mató. Que un hombre diga eso es una cosa grandiosa. Muestra lo que era la humildad del hombre y el amor hacia su señora.

Se suma a la reunión Eduardo Amores, Encargado de las Investigaciones Históricas. Trae un artículo publicado por Oscar Vélez en la revista de la Aeronáutica, donde cuenta los orígenes de la Fuerza Aérea vinculados con la familia Vélez, en especial con su tío, el General Gregorio Vélez, quien fuera Ministro de Guerra, fundador de la Escuela de Aviación Militar.

También trae los dos tomos escritos por el Casco de la Historia de la Fuerza Aérea Argentina. El primero de 1912 a 1922, el segundo de 1923 a 1944.

–¿Se pueden conseguir estos libros?
No, están súper agotados –dice Aranda.
La característica de Vélez es que era una persona muy alegre, muy agradable de tratar y muy hábil para contar con mucha amenidad -dice Amores.
Era un enemigo de Newbery –dice Aranda, divertido al recordarlo. Hablaba de una foto en el Círculo en que aparecía con casco de aviador militar."¡Está disfrazado!", decía Casco, con simpatía. Los héroes de Vélez eran Aníbal Brihuega, Antonio Parodi y los ingenieros aeronáuticos en general.

–¿Tiene algo más para contarme, Comodoro?
El resumen es que era una figura muy querida, muy cercana, para mí el verdadero impulsor de toda esta etapa de mi vida. Todo se lo debo a él. Soy historiador como una obra de él. 

Aranda y Amores tienen "el mejor de los recuerdos"

Los dos tomos que hizo –dice Amores–, uno es continuación del otro, están muy bien contados, son la historia de la fuerza. Están muy bien trabajados y muy completos.
–Falleció cuando estaba escribiendo el siguiente tomo, tengo lo que llegó a escribir en mi computadora. Iba a llegar al año 66. 
–No sé si les quedó algo para contarme.
Tengo el mejor de los recuerdos –dice Amores.
Yo también, y sobre todo agradecimiento. Lo que siento es gratitud –cerró Aranda.

¡Felicitaciones, querido Casco!
¡Valió la pena!

(Fue el Epílogo de estas Historias)

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