En mis comienzos en este
trabajo tuve que lidiar con máquinas extravagantes, grandes en tamaño y no
siempre fáciles de usar.
Sin embargo, hubo una en su
momento que era espectacular. Creo que todas las compañías tuvieron un tipo de
calculador así.
El BULL GAMMA 3 fue
construido en 1952, aunque yo la conocí en 1966, un montón de tiempo después.
En esos días, tales
dispositivos se dieron en llamar "Dispositivo de Cálculo Electrónico”,
según una traducción literal del Manual de Bull, aunque los Representantes
Comerciales la llamaban pomposamente "computadora electrónica" y en
algunos casos "cerebro electrónico".
El dispositivo podía
conectarse a varios dispositivos de tarjetas perforadas. Por ejemplo a la
Tabuladora Bull BS o directamente a la Perforadora Recapituladora llamada PRD.
En su concepción, el equipo
actuaba como una unidad de extensión de la máquina a tarjetas perforadas a que estaba
conectado. Las tarjetas se leían en la estación de lectura del equipo que fuera
y transmitía los datos al Gamma 3 para realizar los cálculos.
Una vez realizados los
cálculos, devolvía los resultados a la máquina que le enviara los datos
primitivamente, la cual era la encargada de imprimir y/o perforar en una
tarjeta los valores resultantes del cálculo efectuado.
Independientemente de la
tarea, el equipo era tan rápido que no se perdía ningún ciclo causado por los
cálculos.
Cabe aclarar que el ciclo
era algo así como el ritmo del equipo. Leía a razón de 150 tarjetas por minuto
e imprimía a la misma velocidad.
Válvulas y más válvulas y un tablero para la programación: BULL GAMMA 3 |
El equipo a tarjetas tenía
como un distribuidor o rotor de 15 puntos. La lectura de una tarjeta necesitaba
12 puntos y quedaban 3 puntos entre tarjeta y tarjeta.
En el tiempo que llevaban
estos tres puntos del rotor, se realizaban los cálculos.
Para nosotros era
maravilloso en la época de las Tabuladoras
El Gamma 3 tenía un diseño
exterior simple y era refrigerado por dos grandes ventiladores que hacía
circular aire fresco entre sus circuitos.
El GAMMA 3 de Bull podía operar con una
capacidad de 12 dígitos decimales.
Para ampliar la capacidad
podía extenderse con la instalación de hasta 24 unidades de almacenamiento,
cada una con una capacidad de 12 dígitos decimales. Yo conocí solo la
configuración básica.
Cabe acotar que la
calculadora contaba con casi 400 válvulas.
Su programación era por
cableado igual que una tabuladora.
Asimismo, utilizaba
Tiratrones para poder conectar la calculadora con el equipo que había enviado
los datos a calcular, ya que este tipo de válvula permitía conservar
temporalmente los estados digitales usados en los cálculos.
Aquí se puede ver una parte de la enorme fuente de poder |
La imagen muestra la fuente
de alimentación del este aparato si así se lo puede llamar.
Treinta y nueve fusibles
mantenían los circuitos eléctricos separados para mayor seguridad.
Este tamaño de esta fuente
era necesario para alimentar los circuitos.
También tenía docenas de
condensadores electrolíticos.
Todo este conjunto puede
parecer un “Monstruo” casi mastodóntico, con los ojos de hoy en día.
Sin embargo, esta
herramienta permitió dar un paso importante en los albores de la Informática,
agregando el concepto del cálculo en un ruidoso escenario de cientos y cientos
de riláis abriéndose y cerrándose simultáneamente, ruedas de impresora
martillando duramente sobre los papeles continuos con varios carbónicos,
equipos perforando tarjetas, al tiempo que otros equipos clasificaban e
intercalaban archivos de miles y miles de tarjetas.
Todo con un ritmo tal que,
cuando cambiaba algo en ese sonido o en el ritmo, nos dábamos cuenta que había
lanzado un total o que algo andaba mal.
Era muy común que los
operadores le explicasen al Técnico de Mantenimiento con sonidos lo que había
hecho la máquina al fallar:
“Mirá, decían, estaba
haciendo tracatrá, tracatrá, tracatrá y de pronto hizo tracatrá, traca,
traca….”
Y aunque parezca mentira,
eso servía para que el avezado Técnico supiera qué podría estar pasando.
Resulta muy difícil imaginar
esto hoy cuando uno trabaja diariamente con una PC o una Tablet como algo muy
normal pero…, como decía un amigo mío que ya no está, “Si todo aquello que
parece tan antediluviano no hubiera existido, no sería posible todo lo que
tenemos hoy”.
Creo que es cierto.
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