La entrevista la tuvimos en Exactas, en el Pabellón 1 de la Ciudad Universitaria. Para mí, primera vez que iba a ese edificio, me resultó un laberinto intrincado. Una de cada dos personas a las que le preguntaba cómo encontrarla la conocían. “La va a encontrar arriba de todo, siga un corredor largo. Ella trabaja siempre con la puerta bien abierta”.
Finalmente la encontré. Su despacho parecía tener en las paredes fotos y recortes con la historia de su vida profesional.
Empecé con una pregunta.
-¿Este es tu segundo hogar?, ¿o el primero? Una parte importantísima de tu vida la hacés acá.
-Sí, por ahora sí. Tengo el trámite de jubilación en curso, pero mientras no me jubile…
De pronto me lo dice:
-La verdad que no sé, hoy le decía a mi hija, no sé qué interés puede haber en entrevistarme a mí… Me da un poco de vergüenza.
-Justamente se me ocurría preguntarte tres adjetivos para que te definieras vos. Uno puede ser que seas un poco modesta, pero te los pediría a vos, si te animás.
-No sé, no estoy acostumbrada a ese tipo de cosas.
-Bueno, ya te voy a volver a preguntar. Empecemos por el principio. Sé cuándo naciste, el 26 de julio de 1949. Decime dónde.
-Yo nací acá en Buenos Aires. Después, a mis dos años y medio, nos fuimos a vivir a Mendoza. Después, a los seis años, yo estaba en primer grado, nos fuimos a San Juan. Mayormente mi infancia pasó en San Juan. Si alguien me pregunta yo digo que soy sanjuanina, sólo para molestar a los porteños [se ríe].
-¿Por qué tantos cambios?
-En general, por trabajos de mi papá.
-¿En qué trabajaba tu padre?
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Irene con sus padres, Carlos Loiseau y Alma Volterina Lazarte, foto 2007. El padre falleció en
2009, a los 87 años, la madre tiene hoy 96. |
-Era profesor universitario de Matemáticas.
Cuando comienza a hablar de su padre percibo en sus palabras todo el amor y admiración que siente por él.
-Él era Agrimensor pero siempre dio clases de Matemáticas. Estudió Agrimensura en Rosario y después, cuando se vino a Buenos Aires, quiso entrar en esta facultad pero no lo dejaron, decían que su título no era de bachiller. Burocracias de la época. Mi mamá también terminó la carrera de Agrimensura, y casi se recibe de ingeniera, pero nunca trabajó en esa profesión.
Mi papá fue a Mendoza en 1952 a trabajar en el Instituto de Matemáticas del DIC de la Universidad Nacional de Cuyo que había sido creado en esa época por el rector de esa universidad, Irineo Cruz.
En dicho instituto no había exigencias políticas como en otras instituciones del país. No era necesario estar afiliado al partido gobernante y eso era excepcional para ese momento y esa era una de las razones por las que se habían juntado un grupo de los mejores matemáticos del país. Trabajaron ahí Antonio Monteiro, Mischa Cotlar, Oscar Varsavsky, -sigue buscando en su memoria-, Rodolfo Ricabarra, Eduardo Zarantonello, Orlando Villamayor, Gregorio Klimovsky y otros.
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Mischa Cotlar (1913-2007), Oscar Varsavsky (1920-1976), Antonio Monteiro (1907-1980) |
-¿De qué año estamos hablando?
-Era 1952 o 1953. Nunca le pregunté a mi papá, ahora que me doy cuenta, pero la imagen que tengo es que él fue a hacer lo que hoy sería un posgrado. Ese instituto duró muy poco, el gobierno de Aramburu lo cerró en 1956.
Nosotros igual nos fuimos a San Juan, en 1955. Ahí Oscar Varsavsky daba clases y le pasó, entre comillas, el cargo de profesor a mi papá.
-¿Oscar Varsavsky?
-Oscar era compañero de trabajo de mi padre, acá en Buenos Aires. En teoría era mi padrino, mi partida de nacimiento está firmada por él. Pero nunca tuve la oportunidad de tratarlo.
-¿Tu apellido Loiseau es de origen francés?
-El apellido es francés pero mi bisabuelo Loiseau era belga, de la parte de Bélgica donde se habla francés. Mis abuelos eran todos argentinos. En mi ascendencia arriba de mis abuelos hay también franceses, vascos, italianos, suizos e indios comechingones.
-¿Tenés hermanos?
-Soy la mayor de tres, tengo una hermana, Nora, y un hermano, Andrés.
-¿Y después de San Juan adonde fueron?
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IMAF (Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación), UNC, creado en 1956 |
-Nos mudamos a Córdoba cuando yo ya había terminado primer año de secundaria, no tengo muy claro por qué, pero creo que era porque surgió una mejor oportunidad de trabajo para mi papá. Yo viví en siete ciudades en mi vida, demasiado. En Córdoba él fue profesor de lo que era en esa época el IMAF [Instituto de Matemáticas, Astronomía y Física], hoy el FAMAF [Facultad de Matemáticas, Astronomía y Física].
-¿Por qué te fuiste a estudiar a Perú?
-Porque en el 66, cuando fue la Noche de los Bastones Largos, mi papá y sus colegas decidieron no renunciar, pero él participaba del movimiento que había en esa época en defensa de la universidad. En Córdoba había mucho kilombo. No sé si te acordás, en los 60, todos los kilombos políticos empezaban en Córdoba. Lo suspendieron por dos años, o lo echaron. A partir de la intervención a las universidades en esa época de otros países sudamericanos (Chile, Perú, Venezuela) vinieron a buscar a la Argentina estos profesores renunciantes o echados. Nos fuimos a vivir a Lima. Fue un grupo importante de profesores, de Córdoba y de Buenos Aires también, a la Universidad Nacional de Ingeniería. Yo entré en esa universidad, a la carrera de Matemáticas, hice los dos primeros años allí.
-¿Cómo fue tu vocación? ¿Tuvo que ver mucho con tu padre?
-Yo siempre digo que fue una decisión en automático…, lo poco que conocía…,en algún momento pensé que me hubiera gustado estudiar Medicina pero no me animé… Ahora mi hija es médica [le encanta decirlo, se nota] Yo tenía mucha facilidad para las Matemáticas, cosa que no era común para un alumno secundario en esa época. El ambiente que había en el IMAF también me gustaba… mi papá compartía mucho su vida de profesor con nosotros… En el colegio, el Agustín Garzón Agulla, cuando tuve una reunión de orientación me preguntaron que quería seguir. Cuando dije Matemáticas lo único que me dijeron fue: “No una Licenciatura, que no es para mujeres, siga un Profesorado”.
-Sí, recuerdo esa época. A una hermana mía le deben haber dicho la misma cosa porque también tenía gran facilidad para las Matemáticas y siguió el Profesorado.
-Era lo normal que te dijeran eso pero no les di bola. Incluso en esa época ya había un buen porcentaje de mujeres que estudiaban Matemáticas. Cuando yo entré acá éramos casi mitad y mitad. Venían los profesores europeos a Buenos Aires y no lo podían creer. Ahora hay menos mujeres que varones.
-Eso era en Matemáticas. ¿Y en Computación?
-Computación era entonces carrera de mujeres. Hasta mitad de los ochenta. Ya siendo Profesora de acá, en el Censo de la UBA del 88 eran mitad y mitad. Después siguió bajando.
-¿Hoy qué será?
-Yo en este momento doy una materia optativa, Investigación Operativa. Tengo 1 alumna y 16 alumnos. En las obligatorias pueden ser 6/7 mujeres y 50 hombres.
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Enzo Gentile (1928-1991),
Matemático famoso y Profesor, Premio Konex 1983
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Después de mis dos años universitarios en Lima me vine para acá, me fue bien con las equivalencias, me ayudó Gentile.
A Enzo, profesor en ese momento en la facultad, lo conocía desde chica. Venía a San Juan a dar clase y venía a mi casa. Nos divertía mucho a los chicos.
A mí no me habían reconocido en primera instancia la equivalencia de las materias de Algebra que las dictaba un argentino en Perú y creo que influyó para rever esa decisión que ese profesor había sido alumno y colega suyo.
En dos años y medio más me recibí. Nos hacían jurar en la sala de reuniones privadas del Decanato, en la calle Perú. El decano en esa época no quería hacer juras públicas, época de Lanusse. Nos hacía jurar en grupos chiquitos.
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"Esta foto es de cuando nos entregaron el título" (1971) |
En ese momento entran dos chicos al despacho de Irene. Los llamo chicos por la edad, pero cuando Irene me los presenta me dice que son Santiago Figueira, Director del Departamento, y Paula Zabala, Secretaria Académica. Le pido a Santiago que nos saqué fotos. Nadie mejor, me entero que es considerado como “el fotógrafo de la facultad”.
Pero antes mueren por contarle algo importante a Irene. “Creemos que va a salir”, dice Figueira. Su cara tiene una sonrisa de éxito por el logro.
-Estos chicos han sido todos alumnos míos -me comenta Irene cuando ya se han ido, orgullosa.
-Desde antes de recibirte te dedicaste a la docencia. Hiciste una carrera docente muy extendida. Veo en tu currículum que empezaste como Ayudante de segunda en 1970 y de primera con dedicación simple del Departamento de Matemática en Análisis I, Álgebra , Análisis III y Geometría I.
-Ser docente era lo natural en esa época y sigue siendo para un Licenciado en Matemáticas. Cuando recién me recibí, en 1971, empecé a dar clases en la UADE. Hablando con un amigo, me dice, “Ponete una pollera y andá a dar clases de Análisis I a la noche”. Nosotras a veces usábamos pantalones acá, pero en general en otros lados no se podía.
-Fuiste Profesora en la UADE a los 23 años.
-No sé cómo contrataban una chica de mi edad [se ríe]. Estuve poco
ahí, un año, y después estuve como Profesora en el CAECE, un cuatrimestre o dos, no recuerdo. En 1973 empecé a tener acá dedicación exclusiva. Como muchos profesores se habían ido, nosotros nos hacíamos cargo de todo. Yo a veces daba teóricas.
En septiembre de 1974, con la Misión Ivanissevich, nos echaron a todos, de Leloir para abajo. Después empezaron a reincorporar a los profesores más viejos que les merecían confianza. Para que reincorporaran a una Ayudante de 1ra. un profesor debía hacerse responsable por ella, asegurar que no iba a adherir a paros, ni ir a asambleas… Yo no tenía militancia política partidaria pero sí militancia en las cuestiones de la facultad.
En esos años 1973-1974, en que muchos profesores se habían ido nosotros le dábamos mucha importancia a la docencia. Pusimos métodos nuevos para enseñar, métodos grupales, algo que se llamó las "Mesas y Sillas", y en general cosas que no eran tradicionales sobre formas de dar clases. Eso también molestó a las autoridades y fue un motivo más para echarnos.
-Te quedaste sin trabajo acá.
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Julián Aráoz (foto 1984) |
-Sí, sin trabajo. Anduve buscando, fui a San Luis, fui al INTI, y Julián Aráoz, que había vuelto a la Argentina y trabajaba ahí, me consiguió un cargo, pero el día que tenía que empezar intervinieron el INTI.
-¿Eras soltera entonces?
-Totalmente soltera. Nunca me casé, si es eso lo que querés saber. Viví con Hugo [Scolnik], él era divorciado, nunca nos casamos. No me importó tampoco, no soy religiosa, ni muy formal burocráticamente. Ni mi familia tampoco. Eso no fue un trastorno.
-Estamos en el 74 y te quedaste sin trabajo.
-Ese cuatrimestre me dediqué a dar clases particulares. A grupos de estudiantes a los que ayudábamos a que aprobaran las materias que debían rendir a fin de año. Porque ese segundo cuatrimestre de 1974 no sólo echaron mucha gente sino que suspendieron todas las clases en nuestra facultad. Los alumnos sólo pudieron rendir libre a fin de año. Daba mis clases en casa de mis padres, todavía vivía con ellos. De todas maneras ganaba más que lo que ganaba antes [se ríe].
-Creo que estamos llegando al momento en el que te enganchás con Fundación Bariloche.
-Sí. Anduve buscando trabajo y a la Fundación Bariloche fueron algunos amigos míos primero, como una pareja muy amiga, Mario Martínez y Ana Friedlander, sería fines de 1974 o comienzos del 75. A mí me tomaron como parte de un grupo que fue después, no recuerdo cuántos, a comienzos del 75, por marzo/abril. Hugo se había vuelto a Buenos Aires, pero seguía trabajando para la Fundación. Él fue el que hizo todo el reclutamiento de los que fuimos para allá al Departamento de Matemáticas de la Fundación.
Mis amigos Ana y Mario, fueron a vivir a la casa que Hugo tenía allá, en el km 23, y Hugo vino a vivir a un departamento que ellos tenían acá en Belgrano. Yo me fui a vivir con los Martínez cuando llegué a Bariloche.
- O sea que terminaste viviendo en la que era la casa de Hugo.
-Sí, dos o tres meses, después me fui a vivir a un departamentito con una amiga.
-¿A Hugo lo conocías de antes?
-Lo conocía de vista pero muy poco. Nos quedamos en Bariloche hasta julio/agosto del 76. Trabajábamos en el Modelo Bariloche.
-¿Qué pasó entonces?
-El gobierno cortó los fondos para la Fundación. El trabajo que se había hecho con el Modelo Bariloche y algunas otros temas que se trabajaban en la Fundación no les gustaban. La situación estaba bastante fea. Quedaron pocos departamentos, la Camerata y pocos más… De todas maneras, ya antes de que cerraran estos grupos había gente que se quería ir.
-¿Vos fuiste parte del grupo que trabajaba en el Modelo Mundial Latinoamericano?
-No en la primera versión, sí en versiones posteriores.
-Fue el momento en que lo conociste más de cerca a Hugo. Dentro de ese período, marzo del 75 a agosto del 76, te convertiste en pareja de Hugo, ¿cuándo fue?
-Bastante al final, fue de a poco. Los últimos cuatro o cinco meses habrá sido. No vivíamos juntos.
-Y en agosto del 76 ¿qué pasó?
-Nos fuimos a vivir a Brasil muchos de los que trabajábamos en el Modelo. Hugo se fue primero. Consiguió seguir teniendo subsidios de organismos internacionales para continuar con el desarrollo del Modelo y consiguió también que nos hicieran un lugar en una Universidad privada de Río, la Candido Mendes. Allí fuimos no sólo matemáticos sino sociólogos y otra gente, seríamos unos trece o catorce, para seguir desarrollando el Modelo. Éramos unos cuantos que fuimos a Río pero también tuve ex compañeros de facultad que fueron a San Pablo. Muchos argentinos terminamos en Brasil en esa época. Otra cosa fue que nosotros, Ana, Mario y yo, nos anotamos en el Doctorado de la Universidad de Río. Yo no lo terminé, sólo completé los cursos, ellos sí.
-En Brasil eras pareja de Hugo. ¿Cuándo nacieron tus hijos?
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Fernando y Marina Scolnik (foto 2018) |
-Marina nació en 1979, en Brasil. Nos volvimos a Buenos Aires a mediados de ese año. Fernando nació acá en 1981.
-El Modelo Bariloche ¿qué significó para vos como proyecto?
-A mí me gustaba, me resultó un trabajo muy interesante y desafiante. Yo empezaba a trabajar en este tipo de temas. Me gusta el trabajo interdisciplinario. Trabajar en problemas reales. Es mi trabajo en general.
-¿Qué cosas tenía por las que era resistido por el gobierno?
-Desde que empezó, antes de que yo entrara, cuando estaban Hugo y Amílcar Herrera, que eran los que lo dirigían, lo principal era contestar un modelo de Estados Unidos que decía cómo había que restringir la natalidad y otras cosas para que los recursos alcancen para todo el mundo. Nuestro Modelo trataba de demostrar que en realidad se podía hacer una distribución de recursos mejor con políticas más igualitarias. El objetivo era satisfacer las necesidades básicas de la gente. La función objetivo que teníamos para optimizar juntando todas las partes del modelo era la esperanza de vida al nacer.
-Vos ¿qué función tenías en el grupo?
-Nosotros la función que teníamos cuando fuimos a Bariloche era de pinches [se ríe], programar y esas cosas. Amílcar ya no estaba cuando fuimos y lo dirigía Hugo.
Cuando volvimos de Brasil, tuve tres años que me dediqué a ser madre.
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Estuvo en la UB cuando Tomassino era Decano |
Daba clases en la Universidad de Belgrano, en forma parcial, como única tarea. Yo estuve como Profesora allí cuando Carlos Tomassino era el Decano. Después, en el 84, empecé a trabajar en INTI.
-¿Cuándo dejaste de ser pareja de Hugo?
En 1989.
-¿Has trabajado fuera de Docencia e Investigación, como consultora o en alguna empresa privada?
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Trabajó de 1984 a 1992 |
-Trabajé como consultora desde aquí, y trabajé como consultora en el INTI, unos ocho años, desde 1984 hasta 1992. En el INTI trabajábamos para empresas o para otros centros del INTI. Por ejemplo, me acuerdo haber trabajado para el Centro de la Carne, en un proyecto e optimización de embutidos. Hicimos un programa para AGFA para minimizar el desperdicio en los cortes de material y otro con el mismo objetivo para Massuh. Acá por ejemplo hicimos un programa de planificación para una empresa que se llama Amanco, hicimos para Tecnologística hace cinco/seis años un programa para optimizar los recorridos de camiones cuando hay que repartir pedidos, también un programa para Autotrol de optimización de señales de tráfico, que finalmente no fue aplicado porque la Municipalidad tenía que instalar unos sensores para que funcionara.
Queridos Dinos,
ResponderEliminarCuando aparecen estas historias de vida, las suelo leer con mucho cariño e interés.
Me engancho en cada una de ellas como si estuviese compartiéndolas.
Esto sin duda se debe a lo interesante que es cada vida con su historia y su contexto, pero además, a la excelente labor periodística de Hernán, que sabe sacar estas historia de cada uno de nosotros, aunque nos parezca que no es mucho lo que uno tienen para contar.
Muchas gracias a los dos
Muchas gracias!! Felicitaciones!!
ResponderEliminarMuy bueno Hernan.
ResponderEliminarMuy bueno . Excelente Nota .
ResponderEliminarHernán, excelente reportaje. Su padre fué profesor mío en 1960 en la cátedra Análisis Matemático I. Una persona muy didáctica y metódica, excelente educador. Trabajé un año a su lado como Auxiliar Docente en 1961 y luego, con el avance de mi carrera nos fuimos distanciando profesionalmente. Gracias por tu trabajo
ResponderEliminarYo fui Profesor Adjunto Regular de Análisis III con el padre y concuerdo totalmente con Leone
ResponderEliminarAdemás nos reuníamos toda la cátedra para estudiar temas que proponía
Aprendí con él muchísimo
Gran persona y matemático
Fuí su alumno en 1985, en Ingeniería de la UB, Geometría Analítica. Un señor profesor. Con su porte serio, sí, pero muy accesible, realmente sus clases daban gusto por la Matemática. Y tenía sus momentos de humor también. Lo recuerdo con mucho cariño. Un gran saludo a su hija Irene
ResponderEliminarComentario anterior de Alfredo Fuhr
ResponderEliminarGran entrevista Hernán!
ResponderEliminarTuve a Irene como profe de Matemática Discreta allá por el 86-87, una materia optativa pequeña, donde ella se ocupaba de demostrar la importancia práctica de la teoría de grafos. Se mostraba como una dama eminentemente práctica. Lograba impulsar al estudiante a profundizar en su materia.
¿Escasas publicaciones? No lo creo, para Researchgate son 18 - https://www.researchgate.net/profile/Irene-Loiseau
Son personas que han trazado un camino, y que lograron hacer crecer un departamento incipiente, como el computable.