Ya le he dicho a Hernán que no me acuerdo
casi de anécdotas dignas de mencionar (Me tiene a mal traer en cuanto a memoria
el famoso amigo alemán que – piadosamente – atribuyo a un no bien recordado
compañero de la escuela primaria que en mi caso fue la Germania Schule,
desaparecida hace como seis o siete décadas, …). Pero haciendo un denodado
esfuerzo he pensado que simplemente podría comentar algo en búsqueda de alguien
que tenga la primera experiencia sobre el tema en la Argentina, o por lo menos
una experiencia anterior.
Por ejemplo, con el uso de time-sharing en
una universidad.
Como dije antes, me limito a recordar mi
caso personal, sin pretensión de ser el segundo, tercero o sexto que lo ha hecho. Pero recuerdo que
hacia 1970, en una carrera de postgrado para ingenieros en la Escuela de
Ingeniería Especializada de la Universidad del Salvador, tuve a mi cargo una cátedra sobre
Investigación Operativa I y II. Eran, en general, relativamente pocos
participantes (no recuerdo bien, pero alrededor de una docena, no mucho más) y
al hacerme cargo del curso pensé que sería muy útil poder asignar, y resolver
rápidamente, problemas prácticos relacionados con la IO.
Había tenido recientemente mucho contacto
con Bull-General Electric (por la instalación del primer computador en la Junta
Nacional de Vinos en Mendoza). No sé si todavía era Jorge Tapper el gerente
general y si Esteban di Tada – buen amigo – no era todavía el más importante
miembro del equipo técnico superior. Pero a alguien recurrí para averiguar sobre
la posibilidad de conseguir sin cargo, para el curso en la USAL, el uso de
tiempo en el sistema de Time-Sharing que tenía Bull-GE en esos tiempos. La
empresa accedió generosamente a mi pedido y un par de años seguidos (hasta que
renuncié a la USAL por mis obligaciones en Price Waterhouse) me instalaron una
terminal (¡una teletipo!)en el aula. De manera que después de las clases
teóricas, durante ese par de años, los alumnos de ese curso, divididos en
grupos, tuvieron la oportunidad de analizar primero los problemas asignados y
pasar luego a hacer la (relativamente trabajosa) entrada de datos en la
teletipo que los transmitía a las oficinas de Bull en Sarmiento al 1100 donde
un equipo General Electric (no recuerdo bien si era un 115 o 125, pero Esteban
debe saberlo bien) los procesaba y devolvía luego a la misma teletipo los
resultados – exitosos o no – de la solución propuesta. Ayudaba al proceso, me
imagino, que las clases hayan sido nocturnas. Resultaba muy grato – ¡y,
especialmente, muy práctico! – no tener que resolver manualmente los problemas
de programación lineal con el método Simplex de Danzig (de paso, en esa época
de que estoy hablando, Danzig – que murió no hace muchos años - no debía tener
mucho más de cincuenta y tantos años… Tempus fugit!).
Éste es un caso que debe ser de los
primeros del uso de un servicio local de time-sharing en una Universidad. Sería
interesante saber de otros similares para encontrar cuál fue realmente el
primero.
Al terminar este breve comentario comencé a
recordar el uso lejano en el tiempo (¿medio siglo atrás?) de una IBM 1620 en la
sede de IBM en Diagonal Norte al 900 y también un seguramente inútil PERT de
más de tres mil actividades resuelto en una GE 115. Pero, diría Kipling, eso es
otra historia…
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