3.
Una lección de historia
Laura
Rozenberg. —Así como las noticias de hoy
en día giran en torno a la inseguridad y al terrorismo internacional, a las
privatizaciones y las catástrofes naturales, algo más de medio siglo atrás uno
abría los diarios y se encontraba con el mapa candente de la Segunda Guerra
Mundial. ¿Cuáles eran las preocupaciones de entonces? ¿Cómo recuerda aquel
proceso?
El mapa muestra las ideologías y regimenes existentes en Europa que se fueron abandonando a lo largo de la década de 1920 y a partir de 1930 se asistió en Europa a un creciente BELICISMO y al triunfo del extremismo de derechas y de izquierdas. http://historiadelfascismo.blogspot.com.ar/ |
Manuel
Sadosky. —Es verdad en cuanto al tremendo cambio que ha habido en el mundo
desde el punto de vista internacional. En 1930, se hablaba por un lado del
fascismo, por otro lado del Imperio Británico, que tenía colonias,
semicolonias. Francia también tenía las suyas. Estados Unidos, esencialmente
capitalista, se debatía en medio de una crisis económica que fue encarada por
Franklin D. Roosevelt. El clima posterior a la Primera Guerra Mundial era muy
denso: habían ganado los aliados, el Tratado de Versalles fijaba cuál era el
monto de indemnización que los perdedores tenían que pagar a Inglaterra y a
Francia, y esa fue la bandera que levantaron Hitler y su grupo contra el
Tratado de Versalles. Un país tan poderoso como Alemania no podía estar
trabajando sólo para pagar una deuda. Con eso fue creándose un sentimiento nacionalista
que a la vez se fue confundiendo con una mezcla de situaciones muy singulares.
Tanto
el Partido Socialista como el Comunista eran muy poderosos en Alemania, pero el
Partido Comunista tenía una consigna, que era “clase contra clase”; la única
salida que predicaba era una revolución violenta, de tipo soviética. En cambio,
los socialistas eran partidarios de reformas más suaves.
Por
otra parte, en la década de 1930, tuvo lugar la Guerra Civil Española. Había
una república muy endeble desde el punto de vista social, porque quedaban todas
las cosas casi igual a la época de la monarquía. Por todos estos motivos tan
contradictorios, en España estalla la guerra civil (1936-1939), una guerra
monstruosa porque dividió a la población y arrojó un millón de muertos.
Francia
debió haber ayudado a los republicanos porque tenía un gobierno socialista
reformista, pero no lo hizo. En cambio, Alemania e Italia ayudaron a los
hombres de Franco. Inglaterra se escudó en la “no intervención”. España tuvo un
sacudón tremendo, que le deparó cuarenta y nueve años de dictadura franquista,
al cabo de los cuales terminó de una manera poco esperada: en lugar de
establecerse la república, se impuso una monarquía, y esa monarquía fue un factor
muy positivo en el restablecimiento de las formas democráticas y en los cambios
desde el punto de vista económico.
En
todas estas circunstancias van apareciendo factores que ponen en evidencia
la
complejidad de las situaciones reales, mucho más allá de cualquier teoría.
Goethe lo decía con claridad: “Las teorías son grises, el árbol de la vida es
verde”. Y efectivamente nadie puede prever, de acuerdo a esquemas, qué es lo
que va a suceder. Porque ocurren muchas cosas, algunas con consecuencias lógicas,
de fuerzas, como la economía del colonialismo, y otras que son más impensadas,
pero que también suceden.
Lo
que se veía era que iba a suceder algo importante, y así fue. El 1º de marzo de
1933, Hitler gana las elecciones. La Unión Soviética, por su lado, estaba muy
aislada, pero había una internacional comunista que tenía secciones en
distintas partes del mundo, incluso en América Latina y en la China. Claro que,
por el otro lado, crecía muy fuertemente la tendencia aislacionista americana,
lo cual favorecía su crecimiento industrial. Todo eso significó una revolución
en el transporte automotor, además de todo lo relacionado con las redes de
telefonía e información.
Lisandro de la Torre (1868-1939) |
En
ese momento asume Hitler el poder y hay una gran conmoción. Alemania impone una
política agresiva. Se veía que iba a haber una guerra. Mientras tanto, en la
Argentina, empezó a crecer la influencia nacionalista. El gobierno no tenía una
base popular suficiente, y quienes detentaban el poder impusieron el fraude
para resolver las elecciones a favor de los conservadores. Era una época
violenta, las discusiones en el Congreso eran tremendas. Apareció una figura
muy interesante, pero aislada, que fue Lisandro de la Torre. Este senador por
Santa Fe denunciaba la influencia del imperialismo inglés, particularmente en
el
Todo
este clima se reflejaba en el ambiente estudiantil. Hubo un gran cambio en la
política de los comunistas, que propiciaron los “frentes populares”. Ya no era
la consigna de “clase contra clase”, sino por el contrario, todos los sectores
de la democracia —de lo que podría llamarse la izquierda de entonces, incluso
los socialistas— se juntaron para oponerse al fascismo, que en ese momento
representaba sin lugar a dudas la amenaza mayor.
En
la AIAPE (1) se vivían muy de cerca las alternativas de la Guerra Civil Española.
Gran parte de la sociedad argentina se dividió entre los que estaban a favor y
los que estaban en contra de Franco. Por supuesto, los “frentes populares” eran
todos republicanos.
Nota del autor del Blog (1): Asociación de Intelectuales Artistas Periodistas y Escritores (AIAPE), organización antifascista presidida en primera instancia por Aníbal Ponce, que se exiliaría en México a raíz de las persecuciones que fue objeto por estas actividades. Más información en http://www.corredordelasideas.org/docs/vii_encuentro/resumenes2005.doc
La Policía empezó a reprimir salvajemente a los comunistas. A diferencia del
En
Europa había mucha controversia a raíz del ascenso al poder de Hitler. En 1938
tuvo lugar la conferencia de Munich, a la que concurrieron Francia, Inglaterra,
Alemania e Italia. Por Inglaterra fue Chamberlain, que estaba ayudando directa
o indirectamente a Hitler con la esperanza de que este peleara contra la Unión
Soviética. Pero no sucedió así. Se le dieron a los alemanes todas las ventajas
y Hitler cada vez estaba más fuerte.
"... en ese momento sucedió algo raro..." (El 18/08/1939 Hitler y Stalin firman un pacto de no agresión) |
Hasta
que en un momento dado, en 1939, se declara la guerra. Hitler tenía un ejército
muy preparado. En una semana terminó con Polonia y en un mes con Francia. Su
poder crecía y en ese momento pasó algo raro, algo realmente imprevisible, como
fue el pacto ruso-alemán. A raíz de ese pacto, la Unión Soviética se mantuvo
neutral entre 1939 y 1940.
Era
una situación insostenible. Hitler iba ganando la guerra. Le ganó a Francia y
con Inglaterra la cuestión se puso más difícil. Chamberlain fue reemplazado por
Churchill, quien se puso al frente para tratar de salvar al Imperio Británico.
En Francia ocurrió otro tanto: un pequeño sector con De Gaulle a la cabeza no
aceptó la derrota y se mantuvo resistente. Por su parte, Roosevelt veía que los
norteamericanos no podían seguir aislados.
Se
produjeron dos acontecimientos importantes: en junio de 1941, Hitler invade
la
Unión Soviética y la situación cambia completamente. Con una rapidez fenomenal,
Churchill, que era un gran político, vio de inmediato que Stalin pasaba de ser
el enemigo tradicional a un aliado fundamental, porque la guerra cambiaba todo
el esquema desde el momento en que Alemania tenía que pelear en dos frentes.
22/06/1941: Hitler invade Rusia |
07/12/1941: ataque a Pearl Harbor |
Al
poco tiempo, ese mismo año, Japón, que ya tenía una alianza con Alemania e
Italia, entra en el juego y la guerra se vuelve realmente mundial. Japón contra
Estados Unidos a partir de Pearl Harbor. Inglaterra, Francia, Estados Unidos y
la Unión Soviética pasan a ser aliados, lo que movilizaba un potencial humano
extraordinario.
El
ejército alemán se había afirmado. Tenía todos los países que había ocupado,
tenía un entrenamiento muy grande y en los años 1941 y 1942 estaba realmente
fuerte. Los alemanes estuvieron a punto de entrar en Moscú.
En
1942 se produce un hecho importante en torno a Stalingrado, donde por
primera
vez Alemania pierde una gran batalla. Los rusos reclamaron el desembarco aliado
en Europa y todo eso pasó a discutirse en las reuniones que mantenían “los
cuatro grandes”. Finalmente se produce el desembarco de Normandía en 1944 y la
situación se vuelve más favorable para los aliados, hasta que en mayo de 1945
tiene lugar la definitiva derrota de Alemania, el suicidio de Hitler y la
rendición de las fuerzas nazi-fascistas.
Fue
notable que los aliados, con regímenes tan heterogéneos, habían podido estar
juntos tanto tiempo. Para mí era inverosímil, pero se entendía, porque estaban
atacando el peligro común.
—Usted ingresa al PC en el año que estalla la
guerra. ¿Cómo tomó la noticia de que la Unión Soviética se aliara con Alemania?
—Por
una parte, fue desconcertante, pero como en todo el mundo se tenían noticias de
los éxitos que había conseguido la Unión Soviética en lo que hacía a la
transformación de un país medieval, la gran mayoría que ya estaba vinculada con
el PC siguió en él.
—Y como judío, ¿cómo lo vivió?
—No
sabíamos lo que estaba pasando en Rusia en ese aspecto.
—Me refiero a Alemania.
—Tampoco.
En una primera etapa no se tuvieron detalles concretos. Se sabía de las
persecuciones pero no hasta el punto de imaginar un genocidio como el que en
verdad ocurrió. Eso se supo más tarde, cuando terminó la guerra y salió a
relucir la información. Recuerdo los noticieros cinematográficos que mostraban
a Eisenhower a la salida de su visita a los campos de concentración.
—De todos modos, no consideró como
un hecho negativo que Rusia se aliara con Alemania en ese momento.
—En
realidad, cuando tuvo lugar esa alianza, ni Francia ni Inglaterra estaban
peleando, sino en cierto modo estaban complicándose en una situación en procura
de empujar a Hitler a enfrentar a la Unión Soviética. Esa era la explicación
corriente. La Unión Soviética dijo “no”. Era cuestión de ver la evolución de
los acontecimientos. Algunos sectores se declararon en contra pero la gran
mayoría encontró que la actitud de Francia e Inglaterra no era la mejor.
—Ya aclaró por qué razones se cambió
del socialismo al comunismo. Ahora bien, ¿cómo imaginaba usted, un joven
estudiantes de veintipico de años, la revolución bolchevique en la Argentina?
¿Realmente creía posible que el pueblo en pleno llegaría a tomar las armas?
¿Imaginaba la situación?
—No
lo imaginábamos sólo para la Argentina, sino también para todo el continente.
En el país, en particular, con la situación de la guerra, había tenido lugar
una transformación industrial importante: como no llegaban importaciones,
crecieron las industrias textiles, las metalúrgicas y con ellas aumentó el
proletariado. La dirección de los gremios se disputaba entre socialistas y
comunistas, no había otra cosa. Pero a la revolución la veíamos como un gran
movimiento latinoamericano. Incluso yo no lo imaginaba como una lucha armada.
Había quienes pensaban que el voto era un arma muy importante y si se ganaba,
se podía llegar al poder.
El
socialismo se limitaba a proponer cosas muy importantes pero no tan
trascendentes. En cambio, los comunistas reclamaban la socialización de las
propiedades. Parecía que las experiencias comunistas habían encarado una
reforma mucho más radical que las socialistas, mucho más de fondo. Esa era, por
lo menos, la sensación que tenía el sector juvenil y la que yo mismo tuve hasta
que surgieron aquellas discrepancias en el análisis de la realidad argentina,
lo cual nos llevó a Cora y a mí a alejarnos del Partido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTARIOS SON MÁS QUE BIENVENIDOS. POR FAVOR CON NOMBRE Y APELLIDO. LOS COMENTARIOS AJENOS A LA TEMÁTICA DE ESTE BLOG SERÁN ELIMINADOS.