No quiero escribir una semblanza formal porque ya se publicaron varias en los medios. Prefiero algunos recuerdos personales que, como tales, conducen a opiniones muy probablemente sesgadas en algún sentido.
Conozco a Manuel al ingresar en 1959 a la vieja Facultad de Ciencias Exactas y Naturales con la idea de estudiar Física. Desde el primer día me interesó en la computación y supe entonces del proyecto de traer a Clementina, que iba a ser la primera computadora instalada en el país y también la primera en una universidad de América Latina. Por eso me enganché en un curso de programación que iba a dictar la Dra. C. Popplewell, de la Universidad de Manchester, y al poco tiempo me propuso ser secretario de la Sociedad de Cálculo, predecesora de la SADIO (lo más fundamental que hacía era editar una revista de poca monta con noticias y artículos sacados de donde se podía).
Manuel Sadosky en su cumpleaños 75, con Raúl Alfonsín (foto suministrada por Hugo Scolnik) |
Manuel era un visionario que no sólo creó el Instituto de Cálculo sino también la carrera de Computador Científico, la primera de nivel universitario en América Latina. Y lo más increíble era que él no trabajaba como científico, pero su instinto lo llevaba por el camino correcto. También sabía impulsar a la gente y promover grupos de trabajo sobre las cosas más insólitas.
Luego vino la Noche de los Bastones Largos y la penumbra se cernió nuevamente sobre el país. Emigró a Venezuela. Cuando asumió el poder, Raúl Alfonsín lo nombró secretario de Ciencia y Técnica. Uno de sus proyectos mas destacados fue la creación de la Escuela Superior Latinoamericana de Informática (ESLAI), que tuvo un profundo impacto sobre el desarrollo de la disciplina en el país hasta que fue liquidada durante la gestión del Dr. Raúl Matera, nombrado en la SECyT por el presidente Menem.
Hace algo más de un año nos encontramos en una cena de homenaje a Mario Bunge y me dijo: “Vení, saquémonos una foto porque va a ser la última” (la foto no es muy buena pero la guardo con cariño porque efectivamente fue la última).
En una necrológica leí: “Falleció uno de los científicos más importantes de la Argentina”. Pues a Manuel ese tipo de comentarios le molestaba profundamente, pues me decía: “Sabés que no me dedico a producir científicamente, me considero un humanista”. Y que esto valga como homenaje, pues ser científico es “fácil”; lo “difícil” es ser humanista.
Hugo Scolnik
20/06/2005
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